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4 análisis que tenés que hacerte para empezar el año con buena salud

Los especialistas recomiendan someterse a una serie de estudios en forma anual o bianual para saber si el cuerpo se encuentra saludable
30/12/2019 - 12:23hs
4 análisis que tenés que hacerte para empezar el año con buena salud

Los controles periódicos son esenciales para conocer el estado general de salud del cuerpo y de la mente. Hacerlos puede contribuir a diagnosticar una gran cantidad de patologías que, de lo contrario, podrían evolucionar sin que la persona lo sepa y afectar severamente su salud. A su vez, realizarlos de manera periódica permite conocer el estado de salud de la persona a lo largo del tiempo y establecer comparaciones acerca de cómo se fueron modificando ciertos factores. Análisis de sangreLos análisis de sangre se encuentran entre los principales estudios de diagnóstico para saber cuál es el estado general de salud de una persona. Se trata de una herramienta de suma utilidad para los especialistas médicos, dado que les brinda una gran cantidad de información acerca del estado del paciente y les permite saber si necesita algún tratamiento o estudios de mayor profundidad.

Un hemograma completo mide los niveles de varios componentes y características de la sangre.

Los glóbulos rojos son uno de los valores que se miden; se trata de los componentes de la sangre que transportan el oxígeno por todo el cuerpo. Son esenciales para que todas las partes del organismo se mantengan vivas y en buen funcionamiento; cualquier patología de los glóbulos rojos podría afectar severamente la salud de la persona.

Los glóbulos blancos también se miden en este análisis. ¿Qué son? Son un grupo de células -dado que hay distintos tipos subtipos- que se dedican a combatir las infecciones que pueden afectar al cuerpo. Sin esta función el organismo no podría defenderse de los agentes patógenos que vienen de afuera y podría enfermarse muy frecuentemente.

Otro de los valores que se mide es la hemoglobina, que es la proteína de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno.

El hemograma también está compuesto por los niveles de hematocrito, que es la proporción de glóbulos rojos comparada con el componente líquido, o plasma, de la sangre.

Las plaquetas, por su parte, ayudan en la coagulación de la sangre; medir el nivel de plaquetas contribuye a saber qué capacidad de coagulación y de cicatrización tiene la persona.

Cualquier alteración en estos valores podría indicar que la persona padece alguna patología que afecta a las células de la sangre y sería necesario realizar más estudios para poder conocer en profundidad su situación. La bioquímica general es otra de las partes del estudio de rutina, que muestra información sobre el metabolismo de los hidratos de carbono, los lípidos y las proteínas.

En el caso del metabolismo de los hidratos de carbono, se miden los niveles de glucosa en sangre o glucemia. Los niveles de referencia se sitúan entre los 70 y 100 mg/dl en ayunas y en menos a 140 mg/dl dos horas después de cada comida. Dado que es un valor que se altera con la ingesta de cualquier alimento o bebida, es importante medirlo en ayunas, excepto en algunas ocasiones.

De la misma manera, los niveles de lípidos o grasas deben mantenerse dentro de un rango que se considera esperable. Así, se miden los niveles en sangre de los lípidos principales en el organismo: los triglicéridos y el colesterol (HDL y LDL). El colesterol total del perfil lipídico normal es 180 a 200 miligramos por decilitro (mg/dL) o menos. Cuando hay niveles elevados de estos parámetros pueden indicar patologías relacionadas con el metabolismo de los lípidos, además de un incremento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

El estudio proteico también se utiliza en los exámenes de sangre de rutina. La proteína más abundante en el plasma sanguíneo es la albúmina. El rango normal es de 3.4 a 5.4 g/dL (de 34 a 54 g/L), valores que cuando aumentan, alteran la tensión sanguínea; esta variación se puede dar por un problema renal -que es donde se elimina- o hepático -donde de sintetiza-. En este sentido, también pueden solicitarse otras moléculas como el ácido úrico, elevado en enfermedades reumáticas como la gota.Análisis de orina

El análisis de orina es otro de los estudios de control que se recomienda realizar una vez por año o cada dos años. A partir de esta prueba se pueden detectar y controlar una amplia variedad de trastornos, como infecciones en las vías urinarias, enfermedad renal y diabetes.

Los resultados anormales de un análisis de orina pueden indicar que existe alguna patología, ya sea en el sistema urinario -en cualquiera de sus partes- o una infección en otro sector del organismo. Al igual que sucede con el hemograma, los resultados alterados de esta prueba suelen requerir estudiar al paciente con mayor profundidad, de modo que se pueda saber cuál es la enfermedad que lo aqueja y conocer qué tratamiento necesita. Papanicolaou y colposcopíaLa prueba de Papanicolaou (Pap) es un método diagnóstico esencial para todas las mujeres; permite detectar anomalías celulares en el cuello del útero, a partir del análisis de sus células. Esa muestra se coloca en un vidrio que luego es analizado por un patólogo.

La recomendación de la Sociedad Argentina de Patología del Tracto Genital Inferior y Colposcopia (S.A.P.T.G.I.yC) indica que el Pap se lo deben realizar todas las mujeres desde que inician su actividad sexual hasta los 70 años aproximadamente, según prescripción médica y siempre y cuando los controles previos no hayan presentado ninguna anomalía.

En cuanto a la frecuencia, se recomienda realizar este estudio una vez al año y como mínimo cada 3 años, luego de 2 Pap anuales negativos consecutivos.

Por su parte, la colposcopia es un examen complementario del Pap que se realiza mediante una lente de aumento (colposcopio) que permite localizar lesiones para ser biopsiadas y diagnosticadas definitivamente.

Ambos estudios -junto con las biopsias, si fueran necesarias- son esenciales en la detección del cáncer de cuello de útero y sus lesiones precursoras.Es importante tener en cuenta que el Pap se debe realizar fuera del período menstrual -de hecho, el mejor momento es cinco días después de que este haya finalizado-.

Asimismo, no se debe usar ningún tipo de producto de aplicación intravaginal -tampones, espermicidas, cremas vaginales, lubricantes ni medicamentos. También cabe recordar que no se deben tener relaciones sexuales en las 48 hs anteriores a la realización del Pap, así como también se deben evitar las duchas vaginales durante el mismo período.