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El costo oculto del "cepo al dólar": por qué puede pinchar el boom de consumo de los argentinos

El costo oculto del "cepo al dólar": por qué puede pinchar el boom de consumo de los argentinos
08/11/2011 - 10:07hs
El costo oculto del "cepo al dólar": por qué puede pinchar el boom de consumo de los argentinos

La batería de medidas que adoptó el Gobierno para frenar la salida de capitales puede tener, según los analistas, un precio alto por pagar.

Y está vinculado, ni más ni menos, con la incertidumbre que trae sobre la solidez del sistema financiero y en el sostenimiento del "modelo" que posibilita un alto nivel de compras por parte de las familias.

"Si había un 50% de la sociedad argentina que no estaba enterada de que había tensiones en el mercado de cambios, ahora se terminaron de enterar", comenta, mitad en serio y mitad en broma, el consultor financiero Pablo Rojo.

Cuando se le pregunta sobre si el mensaje que transmite a los argentinos este "cepo" al dólar impactará en la economía real, el experto da cuenta de un dato clave: "Comienzan a jugar factores psicológicos en la gente. Y ahí sí el Gobierno no tiene control".

Y en esa frase se puede resumir la sensación de muchos analistas, comerciantes y banqueros: el Ejecutivo puso toda su artillería al servicio de lograr un objetivo, que es que el Banco Central no siga desangrándose vendiendo divisas.

Y hasta es probable que lo logre pero, ¿a qué precio?

"Es posible que tenga éxito en bajar la demanda, pero hay que mirar el costo oculto de estas medidas. Porque si esto lleva a que los argentinos retiren sus depósitos ya no sólo la falta de dólares será un problema. También lo será el mayor riesgo percibido sobre el sistema financiero", advierte Juan Luis Bour, economista jefe de la fundación Fiel.

Y agrega que el peligro que implican estos controles está vinculado con el envío de señales negativas hacia la sociedad.

"Aquella expectativa que tenían los funcionarios del Gobierno, en el sentido de que quienes habían comprado dólares los iban a retornar al circuito comercial tras las elecciones, ya dejó de tener validez. No van a volver transformados en consumo mientras no se recree un clima de confianza", afirma Bour.

Otro tema recurrente entre las preocupaciones que expresan los expertos da cuenta de que los controles cambiarios forman parte de ese grupo de iniciativas calificadas con la frase: "Se sabe cómo se entra, pero no cómo se sale".

Es una categoría por demás inquietante para los argentinos, porque remite a otros momentos de la historia económica en la que una medida fue llevando a otra, generando a veces problemas más graves que aquellos que, en principio, se querían solucionar.

A modo de ejemplo, recientemente todo el mundo se cuidaba de mencionar la palabra "corralito". Pero su recuerdo sobrevoló de modo inevitable durante las últimas jornadas, a pesar de que hoy se está muy lejos de la situación vivida años atrás.

Entre los más críticos a las medidas oficiales tomadas, se encuentra el economista Carlos Melconian, quien las califica como "una regresión ochentista".

Tal como diera cuenta iProfesional.com, Melconian advirtió que "la reversibilidad de lo que se ha hecho no será fácil. Y que puede ser un punto de inflexión que marque un antes y un después en la economía argentina".

Y es concreto sobre su mayor temor: "Muchas veces este tipo de esquema sólo puede ir para adelante, involucrando más controles. Es una decisión que puede demandar mayor profundización y que marca el fin de una era, en el sentido de cómo fue y será el ahorro a futuro".El peligro de un "efecto boomerang"

En definitiva, hay una sensación que cobra fuerza entre los analistas: que el Gobierno se expone al riesgo de un "efecto boomerang".

Es decir, inicialmente los controles apuntaban a sostener la parte buena que implica el dólar barato (el elevado nivel de consumo) y a evitar la consecuencia mala (la fuga de capitales).

Pero los analistas creen que puede llegar a darse un resultado exactamente opuesto:

  • Que la demanda de dólares siga firme y, encima,
  • Que los argentinos comiencen a enfriar sus niveles de consumo.

"Todo esto acrecienta la incertidumbre y tiene un costo muy claro en términos de actividad económica. Todavía no lo estamos viendo pero es una cuestión de tiempo", avisa Alfonso Prat Gay, ex presidente del Banco Central durante el período de Néstor Kirchner.

Por su parte, el analista Eduardo Levy Yeyati, quien se desempeñara como economista jefe del Banco Central en el convulsionado año 2002, afirma: "Lo preocupante no es la corrida, sino la posibilidad de que el estrés financiero de sostener el dólar nos lleve a una innecesaria estanflación".

También desde el mercado internacional de crédito se observa con inquietud la actual situación.

Así, el influyente banco Barclays emitió un informe de tono muy crítico, en el que afirma que es de esperar que, de ahora en más, surjan "más controles y medidas extrañas".

Por cierto, los trascendidos sobre lo que vendrá están a la orden del día.

Y van desde límites que podrían imponerse al envío de utilidades al exterior hasta nuevas reglamentaciones para la operatoria conocida como "conta con liqui" (comprar acciones o títulos en dólares en el mercado local y venderlos luego en otros países, "mudando" de este modo esos dólares al exterior).

Sobre este último punto, ya se especula con un alargamiento en los plazos en los que se efectúa la operatoria (actualmente deben permanecer tres días "parados" en Caja de Valores).

Con esto se buscaría incrementar el riesgo que generan los eventuales cambios de cotización, durante el lapso que va desde que se inicia el proceso de venta a la posterior cancelación.

También, se habla de la aplicación de una retención por parte de la AFIP -de entre un 5% y un 10%- para desincentivar este tipo de transacciones.

Por lo pronto, el pronóstico de Barclays sobre el crecimiento de la economía argentina sufrió una revisión a la baja luego de los controles cambiarios (del 4,4% a un 3,4 por ciento).

En el plano local, el titular del Banco Ciudad, Federico Sturzenegger también señaló que "la desaceleración de la economía será inevitable, ya sea con baja inflación o con alta inflación".

"Habrá una caída muy importante en los niveles de consumo y de inversión", remarcó el titular del Banco Ciudad.

http://www.youtube.com/watch?v=ETEVmNneGZg&feature=youtu.be

No obstante, ante el "cepo cambiario" cabe la siguiente pregunta: ¿Podría darse que, al verse limitados en la compra de billetes verdes, los argentinos se vuelquen a consumir más?

La respuesta que dan los analistas es que efectivamente esto sí podría pasar, pero solamente acotado al muy corto plazo.

"Cuando la gente piensa en proteger su dinero piensa en el activo alternativo. Y si no se puede ir al dólar, entonces va a los bienes que se mueven junto con él. De manera que sí es probable que haya un boom de consumo de corto plazo", describe Bour, de Fiel.

Y completa: "Quien tenía pensado viajar al exterior va a preferir comprar el pasaje hoy para garantizarse el tipo de cambio actual. Y quien pensaba adquirir un producto importado tal vez adelante su compra, ante el temor a una devaluación".

Pero advierte que este fenómeno no será duradero.

Primero, porque la contracara de acelerar el proceso de compra es que luego se frenan las previstas a futuro.

Y, además, porque el hecho mismo de la incertidumbre sobre cómo sigue la economía terminará por enfriar la actividad comercial.

En este marco, y tras el cambio de escenario, analistas y consultoras ya están afinando el lápiz y corrigiendo sus pronósticos.

Una de ellas es la consultora Claves, que para el primer trimestre del año próximo -una vez pasada la temporada navideña- prevé un freno en el ritmo de crecimiento que se registró hasta ahora.

De hecho, esta consultora venía proyectando una desaceleración antes de que fueran anunciadas las medidas cambiarias.

"Este corralito verde no hace más que cristalizar esas previsiones", afirma Pedro Greaves, ejecutivo de la consultora.Mi amigo el "crédito", ahora en el freezer

Quienes se manifiestan escépticos sobre el sostenimiento del boom consumista tienen otro argumento de peso: la inexorable reducción y encarecimiento del crédito.

El proceso ya empezó. Porque los bancos, al ver que sus depósitos vienen creciendo menos que los préstamos, se ven obligados a pagar una mayor tasa -para que el dinero no se les siga yendo- pero, a su vez, deben cobrar más por el que entregan vía créditos.

Más aún, cuando el stock de pesos disponibles sufrió una fuerte reducción, al irse un gran caudal en busca del dólar.

Así, la tasa de referencia Badlar (la que abonan por depósitos mayoristas) que en el primer semestre descansaba en un 11% ahora se estacionó por encima del 20%.

Y, para las colocaciones minoristas, algunas entidades -como el Galicia- ya ofrecen un "premio" de casi 20%, algo impensado meses atrás.

Las "promos" a cuotas fijas, a 24 o 36 meses, que fueron las abanderadas del rally consumista, irán emprendiendo su retirada conforme finalicen las fiestas navideñas, tal como reconocieron directivos de diferentes bancos a este medio.

"Lo único que hasta ahora es factible es que se mantenga el descuento sobre el precio de lista", anticipan.

"Aun cuando el Gobierno tenga éxito en bajar la inflación, ese no es el dato determinante. Porque aquello que frena el crédito es la falta de liquidez", comenta -off the record- el ejecutivo de uno de los cinco mayores bancos de capital extranjero.

Y agrega: "Esto es lo que justifica que en pocas semanas haya subido ocho puntos la tasa para los préstamos personales".

El directivo es concluyente respecto de cómo ve el panorama de 2012: "El dinero que estaba disponible para financiar el consumo en gran parte ya se entregó. Y ahora se hace difícil mantener el ritmo de préstamos cuando el crecimiento en los depósitos está lento".

Para graficar sus palabras, basta observar el siguiente cuadro, del que ya diera cuenta iProfesional.com, que muestra el "divorcio" entre la curva de incremento de depósitos y préstamos que se acelerara a partir de este último tiempo:

El gran problema de fondo: el dólar blue como referencia

Lo destacable es que estas previsiones de freno en el consumo se dan incluso bajo el supuesto de que el Gobierno tenga éxito en su cruzada contra la fuga de capitales.Los analistas ya describen la situación como una "victoria pírrica", aludiendo a que es una batalla en la que las pérdidas pueden ser mayores que las ganancias.

"El desenlace es de manual: el efecto sobre el consumo y la producción del fuerte incremento de las tasas de interés va a desinflar buena parte de la burbuja que caracterizó a esta fase del ciclo", expresa Greaves, de Claves.

Pero, más allá de los tipos de interés que se impongan en el mercado, hay otra cuestión de fondo que se agudizará: el dólar seguirá abaratándose con el correr del tiempo.

Es que el Gobierno está "empecinado" en que el billete verde siga corriendo muy debajo de la inflación y, en consecuencia, de las subas salariales que buscarán los gremios.

De modo que cada vez se hará más cuesta arriba desalentar la compra o erradicar el circuito paralelo.

A la vez, ya se anticipa el "gran riesgo" que implica que la cotización del dólar "blue" sea la que marque la cancha. Y finalmente se constituya como patrón de referencia de los argentinos, a la hora de tener que tomar decisiones o efectuar sus transacciones.

El nerviosismo es patente especialmente en aquellos rubros de la actividad comercial en la que el dólar es la moneda de uso corriente. El temor es que un mercado cambiario paralelo implique una distorsión de precios. Ya sea para la compra de una propiedad como para un automóvil u otro tipo de bien que le implique a los compradores desempolvar divisas ya guardadas y que, a partir de ahora, les serán difíciles de restituir.

De modo tal que ese gran caudal de dinero verde que estaba en los colchones, a la espera de salir nuevamente al ruedo para volcarse, tras las urnas, al circuito consumista, comenzará a ser extrañado en los mostradores de los comercios.

En definitiva, se instaló el escepticismo. Por ahora, en grado leve, pero con potencial de crecimiento en la medida en que el Gobierno siga empeñado en ganar el primer round contra la fuga de capitales, aun con riesgo de agotar sus energías y perder la pelea.