Los Wachiturros sorprenden por su éxito pero también llaman la atención por su particular vestimenta.

Como parte de su ritual, mezcla de rapero, bailantero y "hiphopero", se dan el gusto de portar las clásicas y tradicionales remeras Lacoste.

Seguramente a ellos, con el éxito que tienen, no les resulta muy complicado pagar entre $300 o $500 para lucir las remeras tipo polo con el clásico cocodrilo.

Pero sin dudas, resulta un tanto llamativa la convivencia de dos estilos aparentemente contrapuestos: de un lado lo masivo y popular y del otro lo exclusivo y sofisticado.

Cuando los Wachiturros visitaron el programa de Susana Giménez gran parte de los comentarios en las redes sociales se vinculaban a esta cuestión.

¿Es posible este "maridaje" de marcas?

La pregunta era: ¿En qué medida la marca se ve afectada en su posicionamiento por ser parte de la "indumentaria oficial" de este conjunto tan popular?

Se los caratula vulgarmente como algo "grasa o mersa", lo cual los ubicaría en las antípodas de la imagen de Lacoste, pero realmente ¿se le complica a la marca?

"Burberry tuvo que dejar de fabricar gorras y hacer un reposicionamiento de su marca porque estaban en el vestuario de los chavs (los jóvenes que provocaron revueltas violentas en Inglaterra)", ejemplifica un ejecutivo de indumentaria en un artículo publicado en Clarín este miércoles. 

"No importa que hablen bien o mal, sino que hablen de la marca", bromea al matutino Nicolás Iglesias, director de la agencia Starway, que trabaja en enlazar a famosos con empresas.

"Wachiturros no es el ideal que necesitaría una marca como Lacoste como vocero, pero tampoco son lo peor. No hablan de violencia ni de drogas. Dentro de lo malo, no es tan malo", define.

"Es algo efímero. En estas situaciones siempre incide la espalda que tiene la marca. Está claro que no es el posicionamiento marcario de Lacoste. Pero el consumidor de Lacoste ni se va a dar cuenta de los Wachiturros. Es otro target de edad, de gustos muy diferentes", observa Florencia Pini, directora de Investigación de la central de medios Starcon.

Eduardo García Mansilla, director de Vesuvio -fabricante local de Lacoste- expresó que "ojalá todo el mundo usara Lacoste. Nosotros no discriminamos quién usa o quién no debe usar la marca ".

Javier Fernández, productor de Wachiturros, explica al matutino que "no hay ningún acuerdo" con Lacoste.

"La marca tiene buenas combinaciones de colores para los conjuntos. Antes, cuando bailaban en boliches (para grupos tropicales) los pibes iban vestidos de Lacoste de La Salada. Cuando los formé como grupo, fui al outlet (lo situó en Flores, pero está en Villa Crespo) y gasté $ 5.000 en 6 camisas, chombitas, chalecos, gorritas y guantes", se sincera Fernández en el artículo de Clarín, cuyo apodo es "Bazooka".