iProfesional

¿Cristina lo hizo?: el peso argentino es la moneda que más se apreció en el mundo frente al dólar

En términos reales fue la divisa que más se fortaleció frente al billete verde, empujada por la inflación local, que es una de las más altas del planeta
11/12/2012 - 10:28hs
¿Cristina lo hizo?: el peso argentino es la moneda que más se apreció en el mundo frente al dólar

Una de las frases más recordadas de la Presidenta en su presentación ante los alumnos de la Universidad de Harvard fue cuando afirmó que "si la inflación fuera del 25% estallaría todo".

No cabe duda de que con estos niveles de avance imparable de los precios se generan a diario enormes distorsiones.

Una de ellas se vincula con el desajuste de los precios relativos. Es que los bienes y servicios aumentan de manera "alocada" y despareja, en una suerte de carrera por querer ganarle al promedio general.

De lo que no hay duda es que el actual contexto no está asociado precisamente a un "reacomodamiento", tal como llegó a afirmar tiempo atrás el propio Gobierno. Más bien, lo que viene sucediendo es una suerte de puja en la que ninguno quiere quedar rezagado.

En este contexto, no es un tema menor lo que ocurre con el tipo de cambio oficial y con el sistema de "devaluación administrada" llevado a cabo por el Banco Central. Este consiste básicamente en intervenir en el mercado -comprando o vendiendo- para que la cotización del billete verde no acuse fuertes oscilaciones en el día a día.

Así las cosas, haciendo subir al dólar de a poquito, a lo largo del año el peso acumuló una depreciación del orden del 12,6% en términos nominales (es decir, sin considerar el avance de la inflación).

Con este porcentaje Argentina muestra una "experiencia" casi única a nivel mundial, ya que en 2012 son muy pocos los países que devaluaron su moneda frente a la divisa estadounidense (ver infografía).

Curiosamente, hasta los últimos datos conocidos, Brasil es quien encabeza el ranking, con el 13 por ciento.

En el caso de la moneda brasileña, el gran salto lo efectuó en noviembre, cuando se debilitó más del 5%, al superar holgadamente la barrera de los dos reales por billete verde.

De esta manera desplazó de la primera posición a la Argentina, que había mantenido el liderazgo a lo largo de todo el año.

En este movimiento de las distintas divisas frente al dólar se pueden encontrar dos grupos muy diferenciados: las que se apreciaron y las que se mantuvieron sin mayores variantes.

El primero incluye a Colombia, México y Chile, cuyos signos monetarios se fortalecieron entre un 6% y un 7%.

Más moderados fueron los movimientos de Perú (4%) y de Uruguay (1,7%).

El segundo lo integran Paraguay y Venezuela (cabe recordar que Ecuador ha dolarizado su economía). Las monedas "bailan" al compás de los capitales

Una de los preguntas que surge es por qué algunas divisas suben y otras bajan frente al dólar.

Parte de ese interrogante encuentra respuesta en la política que adopta cada Banco Central y si esa nación recibe o no un fuerte ingreso de capitales provenientes del exterior.

En general, suele suceder que si entran muchos billetes verdes esta mayor oferta en el mercado debilita a la moneda estadounidense frente a la del país en cuestión, que se fortalece.

Y este mayor caudal incide en otras variables, como la emisión monetaria, las tasas de interés o la inflación.

En la práctica, la mayoría de los gobiernos prioriza mantener a raya la suba de precios, por lo que apelan a la tasa de interés como un elemento clave para enfriar o calentar el ritmo de actividad económica, encareciendo o abaratando el costo del dinero.

En tanto, cuando los precios de los bienes y servicios suben por encima de las metas establecidas, se suelen incrementar los tipos de interés para así incitar a los inversores a colocar sus fondos en el mercado de capitales.

¿Qué sucede entonces?

•La afluencia de divisas provenientes del exterior genera presiones bajistas sobre la plaza cambiaria (la mayor oferta "verde" hace que la cotización caiga y, en consecuencia, la moneda del país se aprecie).

Otro camino es que el Banco Central salga a comprar ese excedente de dólares, para lo cual debe emitir moneda local. Esa emisión genera presión inflacionaria en el país en cuestión.

La experiencia indica que -de un largo tiempo a esta parte- la primera opción ha sido la elegida por la mayoría de los países, lo cual se refleja en el fortalecimiento de sus monedas.

En el caso argentino se apeló al sistema de "devaluación administrada" para tratar de sostener el valor del peso frente al dólar. La contrapartida de esto ha sido, durante un buen tiempo, la de una alta emisión, que explica en gran medida los actuales niveles de inflación.

Respecto a los movimientos de capitales, en aquellos países en los que se mantienen básicamente las libertades para entrar y salir, juega un rol muy importante el denominado "apetito al riesgo".

En efecto, cuando el mundo cuenta con abundante liquidez, los flujos de fondos suelen incrementarse notoriamente, con dos claros efectos: la ya señalada apreciación de las monedas de países (por la mayor oferta de dólares) y las subas en los mercados de valores.

No es casualidad que, en la actualidad, sólo hayan caído las bolsas de Argentina y Brasil, en tanto que el resto de los mercados mostraron importantes subas.

Más allá de estos factores -que en algunas ocasiones pueden ser alterados por la intervención oficial- existe un antiguo proverbio que dice "país fuerte, moneda fuerte".

Esta frase la utilizó un ex presidente del Banco Central de Chile, José de Gregorio, para explicar el escenario de fortalecimiento que atraviesa el peso chileno: en un año, fue la segunda moneda que más se apreció respecto al dólar, escalando 6,84 por ciento.El efecto del "modelo argentino"

En términos nominales, el peso argentino se devaluó casi 13% en los primeros once meses del año, lo cual lo ubica en segundo lugar a nivel global después de Brasil.

Ahora bien, si a ese porcentaje se le aplica el efecto inflacionario, se observa que la Argentina ha sido el país que más apreció su moneda en términos reales (12%), por encima del resto de las naciones del continente.

Más aun. Este primer lugar en el podio no sólo se da a nivel regional, ya que también supera por algunos puntos a lo ocurrido en otras latitudes, como son los casos de Hungría, Corea, Turquía o Noruega. 

El análisis en términos reales resulta fundamental, ya que considera la incidencia del aumento de los precios internos. En tal sentido:

•Cuando el dólar crece por encima de la inflación, se debilita la moneda local y se encarece la estadounidense. Es más caro comprarla y más fácil vender productos al exterior.

•Por el contrario, cuando el alza del billete verde corre por debajo de la suba de precios la que se fortalece es la moneda local. Es más accesible adquirir dólares (de no haber cepo) pero se corre el riesgo de caer en atraso cambiario.

Al respecto, la evolución reciente del tipo de cambio real es contundente (ver infografía).

Tras la relativa estabilización del dólar registrada entre el 2006 y el 2009 -en torno de los $1,80- luego el tipo de cambio se desplomó hasta los $1,25 actuales.

Cabe destacar que para realizar el cálculo se considera la evolución del mismo en base a diciembre de 2001 y se le descuenta la inflación local y la de Estados Unidos.

Desde el punto de vista político, esta evolución no sólo alienta la mayor importación de bienes de consumo sino que también se impulsa la idea de argentinos más ricos en dólares.

Al respecto, Andrés Méndez, de AMF Economía, afirma: "Argentina tuvo la inflación más alta de la región. Y a pesar de tener una devaluación nominal más elevada que la de otros países se ha encarecido en términos de dólar".

"A largo plazo, se tendrá que sincerar más el valor del peso respecto del billete verde -en base a la inflación real- cosa que hasta ahora no ha sucedido", agrega el experto.

"En cambio, en Chile, por ejemplo, el fortalecimiento de su signo monetario fue una corrección directa del tipo de cambio, al mantener un equilibrio entre la oferta y demanda de divisas, en línea con la realidad de su economía", concluye Méndez.

La cara positiva de este fenómeno es que en la medida en que el peso se fue apreciando se incrementaron los viajes por el mundo de argentinos y la compra de ropa y productos tecnológicos, que se tornaron más accesibles.

Pero, por otro lado, se incentivó una creciente fuga de capitales que alcanzó su punto máximo en septiembre y octubre del año pasado y que derivó en la instauración del cepo cambiario.

Un camino que, a juzgar por los acontecimientos, se presenta como sólo de ida y que llegó para quedarse un largo rato.