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Destacan los cinco rasgos que ayudaron a Barack Obama en su función de lí­der

Destacan los cinco rasgos que ayudaron a Barack Obama en su función de lí­der
21/01/2013 - 17:30hs
Destacan los cinco rasgos que ayudaron a Barack Obama en su función de lí­der

El liderazgo político tiene que ver con la gestión de la res pública y, principalmente,  la dirección o la influencia sobre la dirección de una asociación política o colectivo humano.

Siguiendo a la perspectiva de Daniel Ortiz en su libro "Política y Valores", existe una nueva manera de entender la gobernanza.

 Así, la tarea fundamental del liderazgo político de las democracias avanzadas actuales es la coordinación y mediación de los complejos sistemas sociales. Los líderes ya no solo tienen que hacer, sino también deben coordinar intereses, decisiones, estrategias y recursos de los diversos actores que ocupan el espacio público. Ya no se puede actuar sin dialogar.

Ortiz también menciona algunos valores cívicos que son considerados imprescindibles por los líderes políticos para garantizar la convivencia, la cohesión social y el propio funcionamiento de la democracia. Estos son: el patriotismo, la inclusividad, el civismo, el progreso económico, el bienestar social, el fortalecimiento de la sociedad civil y la apertura hacia el exterior.

A continuación, analizaremos la trayectoria de Barack Obama para llegar a comprender como el vínculo entre valores y liderazgo se ha encarnado durante su militancia y su gestión.

En su etapa adulta, Obama aprendió el liderazgo de tres escuelas: Chicago, Harvard y las comunidades de base. 

Chicago le dio una comunidad, una iglesia, una esposa, un trabajo, un propósito vital y una vocación política orientada finalmente a la consecución del poder.

En Harvard, en tanto, obtuvo importantes méritos en el mundo del derecho, se convirtió en un intelectual liberal y adquirió la base cultural que marcaría inicialmente en él un estilo elitista en la manera de hablar y actuar.

Por último, Obama maduró en el compromiso cívico como organizador comunitario a través del trabajo diario en los sótanos de las iglesias, los gimnasios de los institutos y las salas de espera de las burocracias.

Fue en la acción comunitaria donde recibió una educación política y sentimental basada en preguntar y escuchar. Era un orador fatal: estentóreo, demasiado serio y académico, tenso, grandilocuente, con aires de suficiencia y superioridad, y a veces seco y arrogante.

El cambio vino después de cientos de discursos en los púlpitos de las iglesias. Fue aquí donde encontró el sentido de la cadencia, la diferencia de entonaciones, el lenguaje corporal, el desparpajo, la oportunidad de la cita bíblica y el uso del vínculo emocional, de la narrativa y de la biografía.

Aún así, incluso en su etapa política, nunca improvisó. Esto se pudo ver en la célebre convención demócrata de 2004 en la cual ensayó su discurso más de 15 veces con el teleprompter.

Destacamos cinco rasgos de su personalidad que lo ayudaron (y ayudan) en su función de líder:

  • Es accesible a la gente. Tiene inteligencia inspiradora y el don de poder comunicarse con todos, de ser buen narrador y de ganarse las personas. Transmite esperanza a la comunidad y proporciona estructura organizativa para impulsar el cambio. Es un seductor disfrazado de informalidad.
  • Domina la media distancia. Es un observador reservado, capaz de averiguar lo que quiere la gente, sociable pero distante, sin involucrase del todo, con un aire cultivado de misterio, reticente a revelar información sobre sí mismo, su pasado y sus emociones.
  • Hace de mediador. Asimila y sintetiza los argumentos de los demás haciendo que el oponente se sienta comprendido. Es conciliador, negociador, persuasivo, integrador buscando siempre el consenso sin imponer su punto de vista.

    Hace de intérprete, tiene talento diplomático, sabe acoger y escuchar, sabe construir una red de relaciones y formar alianzas, se hace sentir sin ostentación, sabe ganarse a la gente con la que está en desacuerdo, aprecia la complejidad sin ser relativista, es firme pero educado.

    Un punto clave a su favor es que domina las dos culturas (americana y extranjera, blanca y negra, la de la élite y la popular) y sabe cambiar de tono y lenguaje activando y desactivando las señales lingüísticas que realmente funcionan en cada situación.

  • Es pragmático y nada ideológico. Ambicioso y hábil, a veces altivo, arrogante y creído, con un ego notable y falta de modestia, enér¬gico, analítico, no emocional, perfeccionista, con determinación, seguro de sus capacidades y objetivos, hombre de mundo, de mente abierta y flexible, sabe en todo momento dónde se encuentra el lugar adecuado. Es previsor, calculador, planificador, adaptativo, camaleónico.
  • Es muy equilibrado y tiene una calma excepcional. Es amable, cen¬trado, alejado del radicalismo, prudente, paciente, tolerante, cauteloso, comprometido pero sin visceralidad, ecuánime en el análi¬sis de los hechos. Puede ser contemplativo, reflexivo, deliberante y trabaja el autoconocimiento. Sabe distanciarse de los problemas. Soluciona las cosas paseando y pensando. Tiene sensibilidad, es sumamente honesto, concienzudo y muy disciplinado y austero en su forma de vivir.

Algunas frases de Obama mencionada en el libro de David Reminick "El puente vida y ascenso de Barack Obama (2010) como "Hubo una época, en que muchas cosas que llevaba dentro de mí (cuestiones de identidad y propósito...) empezaron a converger... Hubo un momento en que mis propósitos cobraron una seriedad que antes no tenían"; "Mi instinto me dice que los que están preparados (para ser presidentes) son personas que ocupan el cargo comprendiendo la seriedad de su trabajo, y son capaces de combinar visión y juicio" ó "Si no tienes suficiente conciencia de ti mismo para ver el elemento de megalomanía implícito al pensar que deberías ser presidente, probablemente no deberías ser presidente. Hay una ligera locura al pensar que deberías ser el líder del mundo libre"; nos ayudan a comprender mejor, los cuatro factores clave que están presentes en todos los liderazgos: el despertar del propósito, el logro de la autenticidad, la definición de una visión y el difícil intento de control del ego.