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Con cada vez menos dólares en la alcancí­a, el blanqueo es la última esperanza que le queda al Gobierno para sumar reservas

La embestida del Gobierno contra el mercado cambiario tiene su razón de ser: los motores del crecimiento no traccionan y los lastres son cada vez mayores
20/06/2013 - 11:29hs
Con cada vez menos dólares en la alcancí­a, el blanqueo es la última esperanza que le queda al Gobierno para sumar reservas

Al Gobierno le costó poner unos u$s 350 millones en bonos sobre la mesa para aumentar la oferta de esos títulos y bajar el costo con el fin de que, especialmente, las empresas consigan dólares.

También, subir en forma vertiginosa la tasa de interés que ofrecen las letras del Banco Central (de 16% en mayo ahora araña un 18% anual), decisión que choca de frente con lo que querría la presidente del Banco Central.

Además, el secretario de Comercio presionó a los cambistas decretando un virtual cierre temporario del circuito marginal de cambios.

Por último, en esta semana corta, la ANSeS, que maneja la plata de los jubilados, decidió no renovar los depósitos a plazo fijo que tiene en los bancos, desatando una sensación de ahogo en algunas entidades que ya analizaban empezar a subir las tasas para alentar a los depositantes a dejar sus pesos en el circuito.

Con estos cuatro elementos, le puso un torniquete al mercado y logró una baja de 32% (un golpe duro) a los que el 8 de mayo compraron divisas en el paralelo a $ 10,40. El miércoles un dólar se conseguía a $ 7,90.

Ese torniquete, además de bajar el blue, le puso fin a las palabras de varios funcionarios que proclamaban desinterés por su volumen y la señal para el resto de la economía que representaba una disparada del precio de la divisa.

Por otra parte, en las últimas semanas, Mercedes Marcó del Pont, volvió a acelerar el ritmo de aumento del dólar oficial (está en el 23% anual) para insistir en la idea de que no quiere un dólar más atrasado o porque tomó nota de que Brasil devalúa más rápido el real y el peso podría perder terreno.

En las últimas semanas, el Gobierno consiguió hacer retroceder al paralelo pero no que el Banco Central recupere reservas en forma sostenida.

La entrada de los dólares de la soja le permitió mejorar el balance comercial de mayo, pero las importaciones siguen creciendo a un ritmo superior a las exportaciones.

Además, la balanza turística cada vez resulta más deficitaria. Es creciente la salida de turistas que buscan aprovechar el dólar oficial relativamente bajo, aún con el sobrecargo del 20% al pagar con tarjeta, mientras que los turistas que vienen intentan vender sus divisas en el paralelo.

El ingreso de las divisas de la soja está asegurado hasta la tercera semana de julio cuando empieza a languidecer. Habrá que estar atento a lo que pasa con el ritmo de importación de combustibles que, cada vez más, ocupa el papel de talón de Aquiles de la balanza comercial.

Y en el horizonte aparece el pago del bono Bonar 2013, que el 12 de septiembre obligará al Tesoro a desembolsar US$ 2.000 millones que, en este contexto, seguramente deberán salir de las reservas del Banco Central.

Mantener calmo al paralelo ofreciendo bonos desde ya que no es gratis. Cuando vende Boden 15, el Tesoro paga una carísima tasa de 14,40% anual en dólares. Pero todo sea por aquietar el blue y darle al mercado la señal de que no habrá una devaluación brusca.

Probablemente el Gobierno también tomó nota de los cambios que viene mostrando la economía mundial. Estados Unidos se reanima y si bien el jefe de la Reserva Federal ratificó que seguirá la política de dólares fluidos y tasas de interés bajas, los dólares empezaron a salir de los países emergentes y, en eso, Brasil está haciendo punta.

Argentina, aislada financieramente, tomó el camino de pagar sus compromisos al contado y con las reservas. La pre- gunta, por ahora sin respuesta, es si los u$s 38.350 millones que el Banco Central dice tener en sus arcas alcanzarán.

A comienzos de año, la apuesta económica argentina tenía fundamentalmente tres esperanzas de mejora: la soja, los autos y la recuperación de la economía de Brasil, el principal socio comercial.

La soja aportó lo suyo. La cosecha subió más de 20% y la acompañó la de maíz con 18%. El trigo fue un desastre.

La producción de autos creció casi 19% en los primeros cinco meses del año. Sea por que actuó como refugio de ahorro frente a la inflación o por el abaratamiento repentino en dólares que provocó la disparada del paralelo, los autos volvieron a ser el motor de la industria y en eso, el aumento de 32% de las exportaciones tiene cara de Brasil.

La recuperación de la economía brasileña sigue siendo muy leve y la política antiinflacionaria de su gobierno desató la ola de protestas en las principales ciudades del país vecino. Por ese lado es poco lo que se puede esperar.

Si el grueso de divisas por las exportaciones de soja ya entraron, el balance cambiario automotor mantendrá signo negativo y la compra de energía en el exterior sigue demandando cantidades crecientes de divisas, se entiende por qué el Gobierno avanza con un blanqueo de dólares inédito.

El cepo cambiario iniciado en octubre de 2011 e intensificado con el paso del tiempo, bajó significativamente la fuga de capitales. Sin embargo, ni uno ni otro logró aún favorecer el ingreso de dólares para hacer crecer las reservas del Banco Central.

Y no es que a una parte de los argentinos le falten dólares. La última estadística del Banco Central del Uruguay sostiene que allí habría depositados unos u$s 2.600 millones de residentes del otro lado del Río de la Plata. Al respecto, Clarín pregunta si podrá generar el blanqueo esa cantidad de divisas.

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