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Cedin y la "economí­a del recuerdo": ¿qué se decí­a en 2001 sobre las bondades del Patacón?

La irrupción de los bonos K trae a la mente el "espíritu salvador" que se le otorgaba a las cuasimonedas, que eran señaladas para reactivar la economía
01/07/2013 - 14:00hs
Cedin y la "economí­a del recuerdo": ¿qué se decí­a en 2001 sobre las bondades del Patacón?

El Gobierno se entusiasma con la idea de que los Cedines puedan impulsar el consumo, al rubro inmobiliario y, en consecuencia, a la economía en general.

Este certificado, calificado como una suerte de "patacón dolarizado" -tal como lo llaman muchos analistas-, es el que ahora nace de la mano del kirchnerismo.

Y apenas se menciona este nombre vienen al recuerdo algunas historias y también la imagen de algunos funcionarios que hoy dejaron de tener pantalla y que mucho tuvieron que ver con el pasado reciente del país.

Si se asume la idea de que el Cedin se convertirá en otra cuasimoneda, quizá convenga recordar en primer término que este fue el nombre asignado a bonos emitidos por el Gobierno nacional y por quince gobiernos provinciales durante la crisis económica desatada entre 2001 y 2002.

En aquel entonces circulaban de la misma forma que la moneda de curso legal. Se trataba de títulos al portador que podían o no contemplar el pago de intereses, con las mismas dimensiones que el peso argentino. 

¿Para qué sirvieron?

Para poder seguir pagando las obligaciones de sus emisores y, a su vez, sostener parcialmente el consumo.

Quizá ahora muchos lo hayan olvidado, pero hubo incluso hasta fervientes entusiastas de estas cuasimonedas, que no se cansaban de vanagloriarlas y de afirmar que contribuían a la salida de la crisis.

Uno de ellos es el ahora olvidado Carlos Ruckauf, quien siendo el gobernador bonaerense llegó a expresar un 24 de agosto de 2001 que "había que pataconizar la economía".

Tan convencido estaba, que afirmaba con júbilo: "A mí me parece que sería bueno que en la Argentina existiera de segunda moneda el Patacón, para provocar una reactivación económica".

"Va a producir mayor actividad, porque se inyecta más circulante y además por el tipo de moneda, que impulsa al desprendimiento y una menor cantidad de ahorro. En consecuencia, esto provoca reactivación", decía en aquel entonces.

Cualquier parecido es "pura coincidencia". Pero lo cierto es que expresó estos dichos durante una conferencia de prensa tras la firma de un convenio con.... una casa de venta de electrodomésticos que había acordado la aceptación de patacones.

Con ferviente entusiasmo adelantaba que en los días subsiguientes iba a pactar con las firmas expendedoras de combustibles y que la industria farmacéutica había adherido al Patacón.

En tanto, Ruckauf aseguraba que se iban a poder abrir cuentas especiales en esos bonos y que la obra social del Estado (IOMA) comenzaría a aceptarlos.

Ahora -bajo otras circunstancias, claro está-, nacen los Cedines. Pero llama la atención el abrupto viraje que el Gobierno le quiere dar al uso de estos "bonos k".

Originalmente el Cedin iba a ser un instrumento que tenía como principal destino revitalizar al golpeado sector inmobiliario que, desde que se implementara el cepo cambiario, pasó a atravesar una de las peores crisis de su historia.

Esta fue la posición que defendió la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, desde que se anunció su creación.

Pero, una vez más, se vio superada en los hechos por Guillermo Moreno, quien busca ampliar considerablemente su aplicación por afuera del mercado del ladrillo.

El polémico funcionario ve al Cedin como un sustituto de los billetes verdes, por lo que impulsa que circulen libremente como si fueran una moneda más, para que reactiven la economía y le quite presión alcista al blue.

Es por ello que está tratando de que se incorporen hasta las transacciones más cotidianas, como las compras en supermercados o el pago de combustibles (nuevamente, cualquier parecido con los dichos y hechos de Ruckauf son pura coincidencia).

Incluso, para hacerlos más atractivos, busca que a las firmas les sirvan para pagar proveedores e impuestos. Todo esto lleva a concluir que estos certificados terminarán siendo una suerte de "cuasimoneda K".

Aplicados y no Aplicados

Claro está que su intención puede chocar con una dificultad que surge de la ley que los creó, pues en su artículo 2º afirma que solo podrá cancelar obligaciones de sumas de dinero en dólares, algo que hasta ahora no se ha tenido en consideración.

Sin duda que otra de las trabas que podría enfrentar es la forma en que se establezca su precio para transacciones de menor cuantía que -en vistas a lo que ocurrió con los "sucedáneos" del peso- podría en un futuro ser establecido de forma unilateral por el tomador de los mismos.

Pero, quizás, el mayor escollo será vencer la reticencia de los vendedores a recibir un "papelito" que sólo es una promesa de pago.

Por lo pronto, habrá dos tipos de certificados:

1. Cedin "Aplicado"

Recibirá esta calificación cuando estos títulos se utilicen únicamente para cerrar una transacción inmobiliaria.

Solo una vez cumplimentado este requisito, el poseedor estará en condiciones de solicitar su canje por dólares billetes en una entidad bancaria.

Dado que este será su principal atractivo, se prevé que su circulación será casi nula, pues habrá un rápida conversión de certificados a billetes verdes.

2. Cedin "No Aplicado"

Es al que le quiere poner fichas Moreno, para que pase de mano en mano y así no se "canjee" rápidamente por dólares.

¿Por qué? Porque esto le permite al Gobierno contabilizar esas divisas blanqueadas (que en realidad son las que dieron lugar a la emisión del certificado original) como reservas. Y así quedarán encajadas mientras los Cedines circulen.

En estos casos, se transmitirán vía endoso y la suma de estos certificados es la que -en la práctica- terminará conformando el mercado secundario con un precio hoy día difícil de precisar.

Como siempre, el respaldo del ladrillo siempre suma

De la descripción de uno y otro surge claramente que sus precios de mercado serán bien diferentes.

La cotización del primero (Aplicado) será directa, dólar "negro" contra dólar "blanco".

En otras palabras, quien blanquee por ejemplo u$s100.000 para la compra de una propiedad, recibirá Cedines por esa cantidad pero al momento de escriturar estos títulos serán reconvertidos a divisas estadounidenses. Pocos serán los que quieran retenerlos para volcarlos al mercado secundario.

Para los segundos (No Aplicados), es decir aquellos que se emitieron por fondos verdes blanqueados -pero que no irán a una transacción inmobiliaria- la situación es distinta.

Seguramente serán víctimas de un desagio (pérdida de valor) tal como ya sucedió con las cuasimonedas.

¿Por qué? Simplemente por el hecho de que al no contar con ese respaldo que le da el ladrillo, quedará vedada su posibilidad de ser canjeado por divisas estadounidenses.

En el mercado secundario su cotización se ubicaría en un escalón intermedio entre el oficial y el blue, variando según el grado de aceptación, que será consecuencia obvia de la forma en la que el Banco Central administre su emisión.

Al respecto, otro punto que ya se está rumoreando es si el Gobierno realmente se ajustará a emitir la misma cantidad de títulos que los dólares que hayan entrado al blanqueo, o si se "tentará" y hará funcionar a full la "maquinita de Cedines".

El analista Salvador Di Stefano cree que la administración K está dispuesta a "empapelar" el mercado de Cedines y que por ello estos certificados están destinados a perder paulatinamente su paridad frente al dólar.

Bicicleta del Cedin

Como ocurrió con las cuasimonedas, aquí podría generarse un negocio más que interesante para los intermediarios financieros, que tendrían como principales clientes a quienes aspiren a convertirlos en "Aplicables".

A través de su participación en el mercado secundario, podrían comprar Cedines "no aplicados" -con su correspondiente desagio- y luego venderlos a quienes estén interesados en realizar el pago de una operación inmobiliaria con estos instrumentos.

Claro está que para ello se debe sortear una barrera: que el vendedor del inmueble o la empresa constructora esté dispuesto a aceptarlos, para lo cual se necesita que ganen en prestigio, algo que sólo se consigue con confianza.

Las "salvadoras" cuasimonedas de la crisis

El debut de los Cedines ha hecho que muchos se interesen en recordar qué pasó finalmente con aquella economía "pataconizada" que pregonaba Ruckauf.

Las cuasimonedas, que con el tiempo fueron totalmente absorbidas, tenían un stock total que rondaba los $8.500 millones, de los cuales casi el 40% eran "patacones" de la Provincia de Buenos Aires y otro 40% "Lecops" del Estado Nacional. El resto pertenecía a otras jurisdicciones, siendo Córdoba la más representativa (8%).

La fuerte irrupción de las cuasimonedas se dio en 2001, siendo los "Patacones" y los "Lecop" los títulos de mayor renombre.

Llegó a haber algo más de $8.000 millones en "papelitos" (al menos de los que pudieron contabilizarse) y a comienzos del 2002 ya equivalían al 40% del circulante.

Los Lecop se rescataron a la par, pero para el resto se tomó en cuenta su cotización de mercado, que iba del 50% al 95% de su valor nominal, según el caso.

En el caso de Corrientes, los trabajadores provinciales llegaron a cobrar el 85% de sus sueldos en Cecacor y Lecop y los municipales, el 100%.

Esto generó enormes dificultades, pues los comercios prácticamente no aceptaban el bono provincial. Así, los tenedores de estos títulos se veían obligados a venderlos en el mercado secundario, recibiendo apenas el 40% de su valor nominal.

En Entre Ríos llegó a haber dos listas de precios, según se tratara de bonos o pesos, de las cuales surgía una quita del orden del 30%.

En Córdoba, el gobierno comenzó pagando el 40% de los sueldos estatales y jubilaciones con "LeCor", pero las mayores dificultades financieras lo fueron llevando a elevar esa cifra hasta el 80%.

El rescate de las cuasimonedas se efectivizó a través de una ley por la cual se habilitó al Banco Central a girar $7.800 millones al Tesoro Nacional para tal fin.

Este proceso de absorción comenzó en mayo de 2003 y se extendió durante todo ese año.