Greenpeace instaló un enorme teléfono rojo en la Plaza Lavalle de la Ciudad de Buenos Aires, en una nueva campaña para pedir a Rusia que libere a los activistas argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi, detenidos por una protesta en el Ártico.

La actividad es parte de la "Jornada global de llamados" que se desarrolla en 25 países desde hasta este jueves, informó la ONG ambientalista.

"Nuestros compañeros fueron detenidos injustamente cuando intentaban detener un crimen ambiental: la extracción de petróleo en un ecosistema sumamente frágil como es el Ártico", señaló Mauro Fernández, de Greenpeace en Argentina.

Mediante esta acción, la organización internacional pide a los embajadores rusos en cada uno de los países en los que se desarrolla "que hagan su máximo esfuerzo para que todos los activistas sean liberados en forma urgente".

Greenpeace convocó a "llamar por teléfono desde las 10 de la mañana hasta las 18, o dejar un mensaje en cualquier momento del día" a la embajada rusa.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff; la premier alemana, Angela Merkel, y once ganadores del premio Nobel de la Paz, entre otras numerosas personalidades, ya se han manifestado a favor de la liberación de los activistas.

Por su parte, el gobierno holandés presentó un pedido formal ante el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, para solicitar la liberación inmediata del rompehielos "Arctic Sunrise" y de todos sus tripulantes, detenidos tras intentar escalar una plataforma de la petrolera rusa Gazprom en el mar de Pechora.

Pese a haber ratificado los tratados internacionales al respecto Rusia declaró que no acepta la autoridad del Tribunal. Pero si el fallo fuera a favor de los Países Bajos los 28 activistas, el fotógrafo y el camarógrafo detenidos deberían ser liberados mientras esperan la citación de la corte rusa, indicó Greenpeace.

Todos fueron detenidos el 19 de septiembre por la Guardia Costera Rusa y trasladados a la ciudad de Murmansk, aunque la acusación inicial por "piratería", que prevé hasta 15 años de prisión, fue rebajada a "vandalismo", con una condena máxima de 7 años de cárcel.