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Fuga de dólares y caí­da de reservas: ¿problema argentino o de todo el vecindario?

Cuál es la importancia que tienen los dólares para las economías de los países de América latina. En qué aspectos coinciden y difieren respecto a Argentina
18/11/2013 - 07:18hs
Fuga de dólares y caí­da de reservas: ¿problema argentino o de todo el vecindario?

Una de las transformaciones más significativas que registró la mayor parte de los países de América latina en los últimos años fue la capacidad de autodefensa para hacer frente a las crisis externas.

En tal sentido, uno de los pilares de este proceso de fortalecimiento de la región -que se puso a prueba exitosamente en la crisis de hipotecas en Estados Unidos- ha sido el stock de reservas internacionales que acumulan los diferentes países.

Este importante volumen de divisas se complementó con un nivel de deuda que hoy no presenta mayores dificultades para las economías del "vecindario", tanto por su volumen como por su costo global.

Si bien cada uno de los territorios de Latinoamérica está en una posición de solvencia diferente, casi todos pudieron acumular dólares.

Si se analiza la evolución de los stocks de reservas desde 2008 (cuando comenzó a hacer eclosión el colapso de hipotecas) a la actualidad, se observa que hoy la región cuenta con un nivel que prácticamente duplica al de aquel año.

El proceso de acumulación tuvo un fuerte impulso a partir de la debilidad del dólar a nivel global, producto de la emisión multimillonaria realizada por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) desde aquel entonces y de tasas de interés que se han mantenido cercanas a cero.

Según el ex ministro de Hacienda de Colombia, José Antonio Ocampo, y actual profesor de la Universidad de Columbia, estas políticas llevadas a cabo por la principal potencia mundial "han provocado una depreciación de la divisa estadounidense, al tiempo que fortaleció las monedas de los países latinoamericanos, cuyos bancos centrales se han volcado masivamente a la compra".

Pero el caso de Venezuela y Argentina es distinto. Según Ocampo, en el país caribeño "se utiliza un sistema de manejo cambiario de las décadas de los 50 y 60, manteniendo un tipo de cambio fijo pese a una muy elevada inflación interna, algo que provoca todo tipo de distorsiones en la economía".

Lupa en las reservas

En este contexto, los países que presentan los mayores incrementos de reservas en términos porcentuales, desde 2008 hasta la actualidad, han sido Uruguay y Perú, con el 137% y 119%, respectivamente.

En tanto Brasil logró casi duplicarlas, mientras que Chile las incrementó en un 80%. 

En el otro extremo, el de las pérdidas, se anotan Argentina, con una baja del 31% y la nación bolivariana, con un descenso del 44%.

En el caso argentino, esta notoria caída hizo que su participación en el total se redujera de casi 14% (al inicio de la crisis) a la tercera parte, pues se estima que a fines de 2013 apenas representarán el 5,4% de las mismas (ver cuadro).

Esta diferencia de comportamiento surge de la aplicación de políticas completamente diferentes.

En efecto, la Argentina financia gasto público y paga deudas con reservas, mientras que el resto de los países accede al mercado de crédito internacional, aprovechando así tasas de interés que son las más bajas en la historia.

"Es obvio que a excepción de Venezuela y Argentina, nadie en la región se financia con emisión monetaria, ni hay cepos cambiarios, ni se prohíbe girar dividendos, ni se debe pedir permiso al Banco Central para pagar intereses de deuda", afirma Giacomini. "Argentina acumuló reservas en la cuenta comercial en la época de apogeo, mientras los otros países lo hicieron básicamente a través del ingreso de capitales extranjeros", concluye el economista de Economía y Regiones.¿Para qué sirve acumular reservas?

La política que se adoptó en forma casi generalizada en los últimos años fue generar los "anticuerpos" necesarios para lograr cierto grado de inmunidad ante eventuales nuevos shocks externos y tratar así de evitar consecuencias no deseadas. 

Tomando en cuenta los datos correspondientes al corriente año, los países que estarían en mejores condiciones de enfrentar un shock externo serían Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Colombia, en tanto que Argentina, Venezuela y Ecuador serían los más expuestos.

La manera de sumar dinero a sus arcas surge de la compra de divisas que generan las exportaciones, de la liquidación de inversiones extranjeras -siendo que las mismas pueden ser destinadas a sumarse al aparato productivo o ir directamente al mercado de capitales- y producto del ingreso de préstamos y remesas del exterior.

En tanto que la salida de dólares se da como el resultado del pago de importaciones y de deuda externa, tanto pública como privada, principalmente. 

"Al no poder imprimir dólares, el acceso principal que tienen los países para hacerse de ellos es a partir de su balanza comercial. Es decir, de lo que vende y de lo que compra", comenta Giacomini.

En buen romance, tienen que lograr que entren más billetes verdes de los que salen. Y la forma de constatarlo es a través de la balanza de pagos, que se conforma de una cuenta de capital y cuenta corriente.

Según Giacomini, "Argentina es un país que en 2013 muestra saldos negativos en ambas, porque se van más dólares de los que entran. De ahí la caída de reservas".

La gran mayoría posee una cuenta de capital positiva porque recibe inversión extranjera directay tiene acceso al mercado de crédito internacional.

"A ello se suma que por primera vez en 10 años, hay déficit de cuenta corriente. Es decir los ingresos por exportaciones menos importaciones, ya no alcanzan para cubrir la totalidad de los gastos en dólares. Es decir, el pago de servicios, regalías, dividendos, turismo, compras con tarjeta, etc.", explica Giacomini.La contracara del cepo

Cuando se estableció el cepo cambiario en octubre de 2011, la intención del Gobierno fue tratar de cortar de cuajo una elevada fuga de capitales (ver infografía). 

Sin embargo, lo que dejó de salir por la ventanilla de los bancos comenzó a emigrar por otras vías.

Al respecto, entre estas nuevas "rendijas" que se abrieron, se puede citar:

• Turismo en el exterior: de ser un rubro superavitario pasó a dar pérdidas. Si se contabiliza el déficit acumulado sólo en 2013, el rojo ascendería a los u$s8.000 millones.

 Ingreso por cuenta financiera: ahora entran menos dólares de los que se van en concepto de cancelación de créditos de empresas o entre las mismas firmas (multinacionales que les prestan a sus filiales locales). Antes ocurría lo contrario. Según estimaciones de economistas, de un superávit de u$s10.700 millones netos (2011) se pasó a un déficit de unos u$s3.000 millones.

• Depósitos bancarios: las colocaciones de particulares y empresas cayeron unos u$s8.000 millones desde la instauración del cepo, cuando acumulaban un total de u$s15.000 millones. Es decir, algo más del 50%.

Las reservas también vienen en caída libre, registrando un descenso de unos u$s14.500 millones desde el cepo cambiario.  

A este contexto se sumó el factor inflación -que oscila en un 25% anual- y el atraso cambiario y desdoblamiento, que desincentiva a las empresas a traer dólares, ya que deben liquidarlos al tipo de cambio oficial para luego pagar salarios y gastos que evolucionan por encima de la cotización del BCRA. 

Como se encargan de remarcar los analistas, si se prohíbe la salida entonces tampoco es de esperar que entren.

En este sentido, un informe de la CEPAL da cuenta de que el año pasado el país apenas recibió el 5% de los capitales que ingresaron a la región, por un total de u$s12.500 millones.

Todo ello en un contexto en el que la inversión extranjera directa en la región aumentó un 12%.

Esta cifra representa casi cinco veces menos que la recibida por Brasil. Además el país se ubicó por debajo de Chile, Colombia y México.

"En los últimos años, en toda América latina fueron llegando dólares por las bajas tasas internacionales. Nosotros deberíamos contar con el doble de reservas de las que tenemos ahora, que encima vienen en baja", remarcó el ex titular del Banco Central, Aldo Pignanelli.

En resumen, en este período, los inversores redireccionaron su dinero a países con buenos rendimientos. Claro que bajo ciertas condiciones, entre ellas seguridad jurídica y libre movilidad, atributos que no parecen estar presentes hoy día en la Argentina.

De cara al año próximo y al 2015, todo hace prever que -de no mediar cambios- las reservas seguirán en baja.

Para Martín Redrado, "vamos a llegar a 2015 con u$s18.000 millones, con un Banco Central vacío de contenido y sin posibilidades de darle previsibilidad a la gente".

Desde la Fundación Mediterránea, Marcelo Capello y Néstor Grión, pronostican que, de continuarse con la actual política, entonces se llegaría a 2015 con un nivel de u$s19.600 millones.

También para Hernán Lacunza, ex gerente general del Central, el nivel de reservas de aquí a dos años se ubicará en torno de los u$s20.000 millones.

"El Gobierno hace rato que ha decidido sacrificar reservas antes que devaluar", argumenta.

Federico Muñoz pronostica la misma cifra (u$s20.000 millones), pero no para 2015 sino ya para el cercano 2014. Y no disimula su preocupación: "Es un nivel en el que cualquier brote de desconfianza seguramente gatillará un fuerte cimbronazo financiero que no tendría otro desenlace posible que el de un salto del tipo de cambio".

La voluntad de fijar un "piso" a la caída, tampoco sería gratis: supondría un recorte a la importación aun más severo, con el consecuente mayor enfriamiento de la economía.

"Por cada punto de crecimiento del PBI, se necesita que crezcan tres puntos las importaciones. Es decir que por cada punto hay que destinar u$s2.400 millones, y eso implica más caída de reservas", explica Marina Dal Poggetto, economista jefe del Estudio Bein.

Un "modelo profundizado" deberá dejar caer más las reservas para poder crecer, o bien resignarse al estancamiento para cuidar la caja de dólares.

La única vía para poder engrosar las arcas del Central sin estrangular el crecimiento parece ser la búsqueda de crédito externo.

Resta ver entonces si Cristina Kirchner optará por transitar ese camino y, en ese caso, cómo adaptará el relato luego de tantos años en los que se criticara a los organismos internacionales y se pregonaran las virtudes de "vivir con lo nuestro".