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Las últimas palabras de Moreno: "Me van a extrañar, no les fue tan mal conmigo"

El secretario de Comercio se despidió de los hombres de negocios que participaban de la llamada "Escuelita". Qué dijeron de Kicillof
20/11/2013 - 18:40hs
Las últimas palabras de Moreno: "Me van a extrañar, no les fue tan mal conmigo"

En uno de sus últimos encuentros con empresarios, y tal vez anticipando lo que se le venía, el renunciado secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, les soltó una frase inquietante: "Me van a extrañar, a ustedes nos les fue tan mal conmigo, ganaron mucha plata".

El funcionario, siempre en un tono que entremezclaba las presiones con lenguaje coloquial y hasta soez, profundizó ese razonamiento más de una vez ante los hombres de empresa "leales" y les señaló que si bien él les había "hinchado las pelotas", habían obtenido enormes utilidades durante su gestión.

Los diálogos de algunos de los participantes en la denominada "Escuelita", las reuniones que cada viernes convocaba Moreno en la secretaría para "bajar línea", fueron reconstruidos por Noticias Argentinas.

"Si tienen algún problema no me lo ventilan por los mediosVienen a mi despacho, me lo dicen y se arregla, que para algo arranco a las 7 y no me voy hasta última hora", era otra de las frases que le gustaba repetir al ahora ex hombre fuerte del equipo económico, que gustaba ordenar pegatinas de afiches contra sus "enemigos".

La duda que tienen los hombres de negocio es qué pasará con el burocrático esquema de autorizaciones a importaciones y exportaciones que manejaba el funcionario.

Ese sistema, que incluye las Declaraciones Juradas de Importación (DJAI), genera tensiones en el comercio y en los últimos meses había comenzado a provocar más malestar de lo acostumbrado entre los importadores por supuestas denuncias de pedido de coimas.

Es que, como ocurre con toda burocracia, siempre hay alguien en la cadena de toma de decisiones que termina corrompiéndose y exigiendo plata a cambio de una firma faltante.

Las versiones de que algunos containers eran liberados a cambio del pago de una suma de dólares determinada sonaron más de una vez, pero nunca llegaron a la Justicia, tal vez porque a ninguna de las partes le convenía que así fuera.

Es que varios empresarios habrían preferido pagar u$s50.000 para liberar el ingreso de un container, ya que igual les permitía tener rentabilidad, por los bajos costos de la mercadería proveniente desde países como Bangladesh, donde un obrero textil gana u$s37 mensuales, o China, donde el Estado comunista es amo y señor de la vida de los trabajadores y se aplica dumping social pagando sueldos irrisorios en jornadas extenuantes.

Por ahora, los ejecutivos que podían recibir un llamado de Moreno un domingo a las 7 de la mañana tendrán alivio.

Lo mismo ocurrirá con los cambistas, que creen haber ganado una batalla decisiva y esperan que el gobierno encamine los estragos provocados por el cepo.

Por ahora, todas son dudas sobre el camino que emprenderá Axel Kicillof como ministro de Economía, pero muy pocos esperan cambios de rumbo, aunque sí especulan con algo más de "racionalidad y previsibilidad" a la hora de las decisiones.

"Lo peor que podría ocurrir es que Kicillof se transforme en la etapa superior de Moreno", íronizó un referente empresarial.

La supuesta avidez de Kicillof por meterse en la letra chica de las ganancias de las compañías, y tal vez hasta decidir cuánto deben obtener como rentabilidad, es la señal de alarma que genera preocupación en el mundo empresario.

El "paladín" de los precios

Guillermo Moreno fue, hasta este martes, el más polémico de los funcionarios de los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, con un estilo poco ortodoxo y con pocos modales para "convencer" a los empresarios de que bajaran los precios.

La derrota del Gobierno en las elecciones legislativas del pasado octubre precipitó la caída del funcionario, con cuya salida la Presidenta se saca de encima un duro lastre que durante estos últimos años colaboró en la caída de la imagen positiva de la mandataria.

Moreno llegó a mediados de 2006 a la Secretaría de Comercio Interior, un puesto de segunda línea y teórico perfil técnico, pero este economista le dio a su gestión tanta exposición que pronto les hizo sombra a los sucesivos ministros de Economía que desde entonces tuvo el país.

Su objetivo principal sería combatir la inflación, de ritmo creciente en Argentina luego de que el país se recuperara de la crisis de 2001-2002.

Pero el "paladín de los precios", como empezó a ser conocido, utilizó métodos poco ortodoxos y amables, según varios empresarios encumbrados que recibieron sus peculiares e inesperados llamados y visitas.

En la prensa abundaron en estos años los relatos "off the récord" de altos ejecutivos horrorizados por el lenguaje del funcionario y el supuesto recurso de la intimidación para obligarlos a firmar acuerdos de estabilidad de precios.

"Es más bueno que Lassie; ladra, pero no muerde", indicó alguna vez el fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007).

Moreno, quien presentó su renuncia y de inmediato fue designado por la Presidenta como agregado económico en la embajada argentina en Italia, se consiguió una foto del afamado can, escribió encima la definición de su ex jefe y la colocó en un portarretratos en su despacho.

Pese a los acuerdos de estabilidad de precios, la inflación continuaba en alza y Moreno decidió a inicios de 2007 intervenir el estatal Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

Desde entonces, los índices oficiales de precios comenzaron a mostrar números que economistas y empleados del organismo tacharon de fantasiosos.

La ruptura del termómetro de la inflación generó una fuerte polémica y, pese a ser investigado por la Justicia, Moreno se mantuvo impávido.

Por el contrario, multó y denunció ante la Justicia a las consultoras privadas que osaron difundir sus propios datos de inflación.

En diciembre de 2007, Cristina sucedió a su esposo en la Presidencia y no dudó en mantener a Moreno como secretario de Comercio Interior.

En los prolegómenos del conflicto agropecuario, en marzo de 2008 empresarios del sector frigorífico denunciaron al funcionario por intimidación en el marco de los intentos del Gobierno por alcanzar un acuerdo para frenar los precios de las carnes.

Los productores lecheros también denunciaron malos tratos de parte de "el Nariz", como apodan sus allegados a Moreno, un viejo militante del gobernante peronismo.

En círculos políticos aún se recuerda cuando Moreno, en un acto público, le hizo por esos días un gesto singular al entonces ministro de Economía Martín Lousteau: una mano en el cuello, a modo de avertencia.

Poco después, Lousteau dejaba de ser ministro de Economía.

El controvertido funcionario también regulaba las importaciones, poniendo límites a la concesión de permisos para ingresar bienes a Argentina, y las exportaciones de productos básicos, como la harina, estableciendo cupos para privilegiar el mercado doméstico, según consignó EFE.

Tras siete años de sus métodos heterodoxos, la política antiinflacionaria es un fracaso: en octubre pasado los precios registraron una subida interanual del 10,5%, de acuerdo a los datos oficiales, pero según consultores privados la inflación "real" acumulada en los últimos 12 meses es del 25,9%.