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Tecnologí­as recargadas y efectos invertidos

Como ciertas tecnologías que, llevadas al límite de su potencial, terminan por causar el efecto opuesto al deseado, el régimen venezolano muestra el riesgo de traer su propio efecto péndulo. 
25/11/2013 - 21:16hs
Tecnologí­as recargadas y efectos invertidos

"Hubo un tiempo en el que la legitimación última provenía de la religión, y cualquier intento de utilizar la racionalidad científica para encontrar la respuesta a las grandes preguntas de los hombres se topaba con la intransigencia de las autoridades si las conclusiones apuntadas contradecían las inamovibles y sacrosantas verdades de los textos sagrados", recuerda Miguel A Delgado, autor de 'Yo y la energía' (2011), una historia sobre la vida del gran inventor Nikola Tesla. En la edición de octubre de la revista Relaciones, el escritor sigue la pista de las huellas del conocimiento que nos sacó y trajo de vuelta del "fluido vital a la superstición cuántica".

Mal que le pese, la situación hoy se revirtió en favor de la tecno-ciencia: "es la economía, estúpido" sintetizaría con énfasis retórico Bill Clinton, a quien su sociedad mantuvo presidente pese a su probado perjurio, con el único objetivo de no perturbar a su mercado en ascenso.

Sorprendentemente, cuando la legitimación proviene de la Economía y ésta de la información real-time verificada, un Chicago Boy exFMI cordobés pierde la candidatura a presidente del Banco Central de Israel por consultar adivinos hasta tres veces al día, lo que no ruborizaría a un emperador babilónico. Quien tiene poder necesita ver y pre-ver para pre-venir el por-venir. Si la función de la información es despejar incertidumbre, la saturación de datos puede paralizar.

DE LA FILOSOFIA A LA POLITICA

Entre los diversos caminos que ha ensayado el Hombre para buscar ser feliz están la Religión, la Filosofía, Ciencia y Economía. Los filósofos comenzaron postulando su fin como "la felicidad" usando la reflexión sobre el conocimiento como vía para buscar la verdad. El "Logos" permitió mejor noción de la condición humana y su medioambiente, lo cual forzó a cambiar el objetivo.

Como el conocimiento no nos proporcionaba la Dicha, porque muestra sin ilusiones nuestra situación, hace 2.500 años la Filosofía pasó a buscar la Vida Buena. Para alcanzarla desarrolló la Ciencia rumbo a verificar lo que es o no es posible, separándose de la Moral que postula lo que debe ser y la Política que establece lo permitible o exigible en la vida de comunidad.

El conocimiento, investigado por medio del llamado método científico desde hace 500 años, se concentró en analizar la realidad y fragmentarla en disciplinas, dejando a la Filosofía el campo de la Êtica (lo que hacemos por amor diría André Comte-Sponville) y la visión de conjunto para responder terrenamente a las preguntas radicales pendientes de inicio (el de dónde vinimos, quiénes somos, para qué estamos y adónde vamos).

Las religiones o creencias proponen sus respuestas a las mismas cuestiones básicas pero en forma trascendente, re-ligándonos a la unidad (perdida) con la comunidad, el ecosistema, el Cosmos, la divinidad o lo que pudiera suceder luego de la muerte (trascendencia buscada por otros por medio del poder o la fama).

Cada una de las técnicas evolucionó en generaciones tecnológicas, en busca de expandir las capacidades humanas para satisfacer necesidades, pero cambiando el objetivo inicial de la felicidad o dicha de la Filosofía -y posterior de la vida buena de la Ciencia- por el "Bienestar". En definitiva, el ser humano sustituyó la felicidad por el bienestar, accesible y medible por la vía de alcanzar sus aspiraciones gracias a tecnologías, pero ese nivel de satisfacción depende de expectativas condicionadas por su escala de valores y la equiparación del punto de partida.

LA ECONOMIA COMO TECNOLOGÍA

Para generar tecnologías que distribuyan los "escasos recursos entre muchas necesidades" surge la Economía, una disciplina social y no contable, que estudia las expectativas humanas. Se debe discriminar, en cambio, las necesidades básicas que requiere cada ser humano para sostener su bienestar (felicidad), las cuales evolucionan culturalmente y tecnológicamente.

Pocos leyeron escritos tardíos del canadiense Marshall McLuhan, publicados ocho años después de su muerte en 1980, y la mayoría se quedó con los escritos sesentistas de "Understanding Media" y "Galaxia Gutenberg". Su ayudante difundió, bajo el título "La Aldea Global", el concepto que se conoció post-mortem como tétrade, sobre cuatro efectos de cada tecnología.

Decía aquel hombre, que previó hace medio siglo el mundo en que hoy vivimos -aunque de forma optimista sobre sus efectos-, que cada tecnología:

1) agranda o incrementa algo 

2) convierte en obsoleto a otro 

3) recupera algo en desuso 

4) si se empuja lo nuevo hasta el límite de su potencial, puede cambiar su efecto o hasta invertirse la función de lo ideado.

Muchos tratan a las históricas doctrinas económicas desde la Ilustración sólo como ideologías, tanto al capitalismo corporativo (sea en su versión ultra-liberal de Von Hayek o neoliberal de Friedmann) o al capitalismo de Estado (para usar la definición de la eminente Hanna Arendt sobre el comunismo). La gradación de los heterodoxos tiene puntos de referencia en el último siglo en nombres como el barón John Maynard Keynes en Gran Bretaña, John Kenneth Galbraith en Estados Unidos o el tucumano Raúl Prebisch al frente de la Cepal y la Unctad.

Las categorías que etiquetaron experiencias sobreviven en el recuerdo como socialdemocracia, New Deal, economía social de mercado, socialismo democrático, eurocomunismo, populismo, Tercera Vía, democristianismo o radicalismo democrático (opción europea de ex marxistas). Sin embargo, se tiende a diferenciar la nebulosa de movimientos sin considerar su aterrizaje común como técnica de la praxis política para atemperar extremos de tecnologías económicas.

RECETA DUPLICADA, EFECTO CONTRAPUESTO

Cuando un ideólogo o un tecnócrata se enfrenta a una crisis causada en la sociedad por sus recetas de omisión o intervencionismo, impidiendo o permitiendo actuar al interesado bajo el monopólico plan quinquenal o el juego de oferta y demanda (nombre que también oligopolios usan para monopolizar), es típico que consideren que no fueron lo suficiente ortodoxos e intenten duplicar la receta, siguiendo la máxima de que, "al que no quiere sopa, dos platos".

Las últimas dos décadas de Venezuela nos permiten ejemplificar la cuarta norma del tétrade tecnológico en ambos sentidos de las ortodoxias en política económica, sin alcanzar ninguna.

Cuando el presidente venezolano Carlos Andrés Pérez (CAP), un socialdemócrata que aplicó recetas liberales a fines de los 80, aumentó en forma desmedida los precios internos de los combustibles (para sincerar los costos), terminó provocando la explosión social recordada como Caracazo y 3 años después la rebelión de Hugo Chávez quien marchó a la cárcel.

En ese febrero de 1992 yo estaba en Lima entrevistando al entonces presidente peruano Alberto Fujimori en el Palacio Pizarro, quien me dijo que tal intentona quedaría "como una anécdota en la historia de América Latina". Hoy él sigue preso por un Golpe cometido 2 meses después.

LA SOBREDOSIS CHAVISTA

Siete años a posteriori, aquel alzado venezolano ganó la primera magistratura en buena ley electoral. Si miramos en perspectiva, la potenciación de la receta de CAP terminó desatando el proceso que llevó al resultado opuesto. Traducido a la economía política, y sin salir del ejemplo de Venezuela, el paquete de medidas adoptado para "salvar" una Presidencia terminó entregándola al que la quiso derrocar.

Estuve en Caracas cubriendo para la agencia IPS el primer día del gobierno bolivariano en que Chávez juró la "moribunda constitución" ante Pérez que le encarceló y Rafael Caldera que le liberó. O sea que llevar al extremo ultracoherente una tecnología económica, en vez de la políticamente posible heterodoxia, hizo que recetas liberales se invirtieran en su fracaso para que se aplicara el impreciso "socialismo del siglo XXI".

Al entrevistar a Andrés Oppenheimer para Radio Nederland, una década después, me definiría la experiencia del gobierno chavista como "marxismo-narcicismo". De la misma forma, las políticas que impulsó con su diplomacia sostenida en base a sus reservas de petróleo, impactaron en los problemas de reservas y de sostenibilidad (no sólo en la bicicleta) de su delfín Nicolás Maduro, quien apela al endeudamiento con China (a cambio de petróleo) para la bicicleta financiera que sostenga sus reservas líquidas. Aquí también se puede caer (de) Maduro (de la bicicleta) como le pasó en su paseo propagandístico en el que provocó daño a varios de sus seguidores tal como puede provocarlo a su movimiento.

La continuidad del intervencionismo para controlar precios de productos básicos -así como le pasó a Argentina con la pesificación del combustible que terminó desalentando la inversión en prospección y distribución-, repercute en desabastecer el mercado interno, como reflejó The Wall Street Journal en el lapidario informe "La inflación de Chávez muerde a su sucesor" donde Mary O'Grady dice que "Nicolás Maduro necesita hacer circo pues no hay pan en Venezuela".

¿UN NUEVO EFECTO PÉNDULO?

El economista José Manuel Puente dijo a Los Angeles Times que "la desaceleración del crecimiento económico, una inflación alta y persistente y altos niveles de escasez (de productos básicos) se combinarán para hacer que la economía de Venezuela sea la de peor desempeño en el continente, pese al extraordinario auge petrolero". El gobierno proyecta una inflación de "40% este año. No obstante, Steve Hanke, economista de la Universidad John Hopkins y director del Proyecto Divisas con Problemas del Instituto Cato, señala que el creciente costo del dólar se traduce en una inflación anual implícita de más de 250%".

La tendencia de que las tecnologías llevadas a su potencia puedan revertir el sentido del efecto buscado con su aplicación no sólo golpea a las ortodoxias sino a los voluntarismos que se refugian en las recetas y parecen ser una traducción adaptada del principio de que "toda actitud extrema provoca reacciones extremas", aunque en este caso de los actores sociales que gradúan sus necesidades y reclamos según las expectativas que alientan las promesas.

O será que el bolcheviquismo que volteó a la dictadura zarista en 1917 no terminó siendo el camino más largo para llegar a los objetivos mencheviques, que se hubieran dado mejor con Gorbachov que con Lenin. Pero la Historia siguió girando y Putin ni es socialdemocracia ni comunismo ni capitalismo "sino todo lo contrario": un apoltronamiento de la nomenklatura bajo formato de privatización de ex negocios del Estado y de un electoralismo plutocrático.

U olvidamos que esa inversión que provoca llevar a los extremos a las nuevas tecnologías llevó al novato sistema o tecnología de gobierno republicano, promovido por la Revoluciòn Francesa de 1789, a la construcción reaccionaria de un Imperio con Napoleón en sólo una década. Las guillotinas llevaron a la primera república a convertirse en un tipo de absolutismo a lo Luis XIV.

PAN, CIRCO Y EFECTO INVERTIDO

"Los chavistas, liderados por el presidente Nicolás Maduro, necesitan un circo porque no hay pan, y esto no es una metáfora. En ocasiones, realmente no hay pan en Venezuela. Este año, por un tiempo no se conseguía papel higiénico. Maduro sabe que está en problemas", afirma The Wall Street Journal.

La sabiduría popular enseña que, "cuando no hay pan, buenas son las tortas" para morder, aunque Maduro prefiera una fálica fórmula nada bíblica para cuya concreción habría que pasar del milagro del evangelio, que hizo abundante el reparto del escaso alimento entre acólitos, al salto tecno-económico y algo alquímico de distribuirles "penes y peces" (¿efecto invertido?).

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