El Gobierno ya está pensando en una serie de medidas para implementar a partir del año próximo, con el objetivo principal de contener el aumento de precios.

Y los aumentos salariales son los primeros que se ponen en la mira, los cuales se fijarían con un tope máximo de 20% para 2014.

Para convencer a los gremios de que acepten ese tope, el Gobierno intentará dar señales fuertes de que está dispuesto a desactivar la espiral inflacionaria. Para ello, negociará un acuerdo de precios "corto pero efectivo" - según explicó un funcionario involucrado de lleno en el armado del plan- que durará hasta que arranquen las paritarias del año que viene, en febrero.

A cambio de su estricto cumplimiento, el Gobierno desplegará un conjunto de medidas más o menos ortodoxas. 

El plan está siendo comunicado por los principales funcionarios del equipo económico a los empresarios y gremios en estas horas, e incluye:

• Devaluación: mantener la devaluación del peso al mismo ritmo que se vio en estos días (1,3% semanal, o más). Esto indicaría que, al menos en el corto plazo, se desechó la idea del desdoblamiento del mercado cambiario.
• Tasas de interés: aplicar desde el Banco Central una suba persistente de las tasas de interés en pesos, como una forma de quitarle presión al dólar blue y recrear la liquidez de los bancos. En este punto se piensa avanzar gradualmente para no ahogar la demanda de crédito.
• Tarifas: Avanzar en un ajuste en las tarifas de los servicios públicos, que se verá cómo instrumentarla para proteger a los sectores de menores ingresos.
• Gasto y subsidios: Definir recortes del gasto público y de los subsidios. Y aplicarlos, al contrario de lo que ocurrió en 2012, cuando se anunció un recorte de subsidios que finalmente nunca se concretó.
• Emisión monetaria: Disminuir la emisión monetaria y reducir al mismo tiempo los giros del Banco Central al Tesoro para subsidiar el gasto. Este año llegarán a los 80.000 millones de pesos y se espera que esa cifra caiga en 2014.
• Estadísticas: Regularizar las estadísticas del INDEC, sobre todo las referidas a precios. En el Gobierno creen que así se lograría credibilidad en el conjunto de señales y medidas.

En lo inmediato, el Gobierno apuesta a que con ese menú se detendrá o al menos disminuirá la caída de las reservas, para llegar a fin de año con un stock "por encima de los 30.000 millones de dólares", consigna Clarín.

Luego, en base a las señales que el Gobierno ofrecerá a los actores económicos, los funcionarios apuestan a que se regenerará la confianza y volverán a crecer las liquidaciones de divisas, por la vía de que se habrá dotado al sector exportador de mayor competitividad para conseguir más divisas.

El debut del nuevo gabinete coincidió con una aceleración en el ritmo de pérdida de reservas. Al Banco Central se le fueron casi mil millones la semana pasada. El stock quedó en 31.400 millones.

El diagnóstico oficial es que ocurrieron dos cosas: a la espera de una devaluación mayor o incluso un desdoblamiento cambiario, los exportadores pisaron sus dólares. Y al mismo tiempo, los importadores apuraron sus pedidos de divisas al tipo de cambio oficial para anticiparse justamente a un eventual dólar más caro, según el matutino.