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El cura que dejó los hábitos y ahora se va a casar con un hombre

Se trata de Andrés Gioeni de 41 años. Era el director más joven del Instituto de Catequesis de Mendoza y le escribió al papa sobre la homosexualidad 
10/02/2014 - 20:04hs
El cura que dejó los hábitos y ahora se va a casar con un hombre

El mendocino Andrés Gioeni de 41 años abandonó una carrera prometedora, en la que el arzobispado de Mendoza le confió la educación de catequistas y lo convirtió en el director más joven del Instituto de Catequesis de la provincia.

Para comenzar su carrera, a los 18 años, había dejado a su novia de la adolescencia, la carrera de medicina y la práctica de rugby en el Marista Rugby Club para ingresar al seminario.

Sin embargo, hoy está por casarse con un hombre y le escribió dos cartas al papa Francisco para que reflexione sobre la homosexualidad en la Iglesia.

Después de doce años de noviazgo y una convivencia que ya transita una década, el 7 de marzo Andrés y Luis formalizarán su relación en el registro civil de Martínez, en San Isidro.

En el año 2002, en plena crisis político económica, Andrés interrumpió su vida como cura y partió de Mendoza a Buenos Aires. Ya no la retomaría.

En Capital su primer domicilio fue la Catedral Metropolitana. Las figuras religiosas, que había a su alrededor, lo torturaban.

"Todas las mañanas, al salir de la habitación, una señora me consultaba si daría misa.Su pregunta me conflictuaba. Pobre, ella solo quería prepararme la túnica y los elementos litúrgicos", reconstruyó Andrés a Clarín.

Sin casa, profesión y plan de acción, abandonó la Catedral. Al poco tiempo, consiguió entrar a a la editorial Claretiana.

En forma simultánea, decidió explotar su vocación artística. Empezó a asistir a clases de teatro, se armó un book fotográfico, desfiló para marcas de ropa y hasta llegó a ser tapa de la revista gay Imperio.

La noticia no tardó en llegar a su hogar, el lugar en el que aún lo identificaban como "el padre Andrés".

Las imágenes inquietaron, provocaron un aluvión de reclamos y consultas familiares, de amigos y ex colegas y, más determinante, desencadenaron que fuese suspendido. Desde entonces, no puede celebrar misa ni confesar.

Los años ablandaron el peso de los prejuicios y las relaciones que entabló Andrés pasaron de transgresión a una circunstancia para celebrar: el 7 de marzo, cuarenta personas llegarán desde Mendoza para asistir a la ceremonia.