iProfesional

El "mago" Fábrega gana aplausos por dormir al dólar pero se teme por los costos ocultos del "hechizo"

El titular del Banco Central logró exprimir cajas dolarizadas que parecían exhaustas, pasó la aspiradora por el mercado para retirar pesos
01/04/2014 - 06:58hs
El "mago" Fábrega gana aplausos por dormir al dólar pero se teme por los costos ocultos del "hechizo"

Ante la aparición de problemas, la apuesta que le está resultando a Cristina Kirchner es apelar a la "magia".

Por estos días, está aplicando a las finanzas una fórmula que ha funcionado en el sector petrolero. Ante la crisis energética, recurrió a Miguel Galuccio, conocido en el ambiente empresarial como "el mago", para lograr lo que parecía imposible: revertir la caída en la producción de YPF.

De la misma manera, el nuevo titular del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, está erigiéndose como "el mago de las finanzas", al haber logrado algo que parecía impensable pocas semanas atrás: estabilizar el tipo de cambio, aminorar la caída de las reservas y propiciar una marcada caída en el dólar blue.

Las similitudes entre ambos funcionarios resultan llamativas:

• Ambos tienen un perfil decididamente profesional, algo fuera de lo común en un equipo de gobierno donde suele privilegiarse más la afinidad política y la lealtad personal que los antecedentes en gestión.

• Ambos lograron convencer a la Presidenta de que los precios de las cosas que "ellos manejaban" debían subir, aun cuando resultara antipático para la opinión pública. Galuccio aumentó la nafta más de un 60% en sus dos años de gestión, mientras que Fábrega convalidó la devaluación de enero y propició una fuerte suba del costo del dinero (tasas de interés en pesos), que hoy se aproxima al 30%.

• Ambos han sufrido cuestionamientos y hasta intentos de intervención por parte de otros sectores del Gobierno, particularmente del ministro Axel Kicillof.

• Pero el parecido fundamental es que han satisfecho a Cristina en un punto crucial: han aportado resultados en campos donde parecía que ya no había margen.

Galuccio llegó con fama de saber cómo "sacar jugo" de yacimientos maduros que parecían exhaustos, de forma tal que -con una inversión relativamente baja- se lograra subir rápidamente la producción y cambiar el panorama de corto plazo.

En una situación similar, Fábrega descubrió, cuando parecía que ya no había más "cajas" a las que echar mano, que todavía se podía seguir "rascando" en el sistema financiero.

Así, forzó a los bancos a volcar dólares al BCRA, por la vía de limitar sus activos permitidos en moneda extranjera y al duplicar los encajes de los depósitos en divisas.

La consecuencia del punto anterior es la de haber conseguido "comprar tiempo", lo cual no es poco en un país donde el diagnóstico generalizado es que "se agotaron los colchones".

Pero también marca el talón de Aquiles de los dos "magos": sus "trucos" ayudan para el corto plazo, ya que la para la continuidad de sus buenos resultados se requerirá de un factor clave: que ingresen dólares del exterior.

En el caso de Galuccio, bajo la forma de inversiones de players globales. En el de Fábrega, a través de una vuelta al mercado internacional de crédito."Cintura" en medio de la crisisLos surtidores de nafta en las estaciones están más llenos que antes y el dólar ya no es el título principal de los medios de comunicación. Sobre este último punto, Fábrega parece recibir nada más que aplausos.

"Lo que Moreno no logró por la fuerza y persiguiendo arbolitos, él lo consigue con buena gestión monetaria: la fuerte restricción de la liquidez propició una caída sensible del blue", observa el economista Federico Muñoz, uno de los más críticos de la gestión kirchnerista.

También el analista Tomás Bulat habla de "jugada soberbia" del titular del Central en su manejo para canalizar los fondos de los bancos hacia el mercado crediticio.

Y hasta el siempre áspero José Luis Espert ha mechado alguna frase elogiosa, como "bienvenida la paz cambiaria", aunque inmediatamente advierte que no será duradera si no se revierte "una situación fiscal insostenible".

Ese -el agujero fiscal- es el punto donde la magia de Fábrega empieza a despertar dudas.

Se le reconoce haber aquietado las aguas, pero si sus intentos bienintencionados terminan siendo medidas aisladas -sin un equipo económico que baje la inflación y achique el gasto público- sólo habrá logrado posponer la crisis cambiaria apenas unos meses.

Y el reciente anuncio de recorte de subsidios todavía no despeja las dudas, ya que no se conoce cuál será la disposición a generar un verdadero ahorro fiscal. En cambio, sí está claro que la medida tendrá un correlato inflacionario de al menos tres puntos en los próximos meses. Es en este contexto en el que la gestión de Fábrega será puesta a prueba.

"El papel que ha jugado el Banco Central es muy importante, pero si le ponemos toda la responsabilidad a la entidad habiendo tanto desmanejo del otro lado, el panorama se va a complicar", apunta Nicolás Dujovne, ex economista jefe del Banco Galicia.

En la misma línea, Muñoz señala que "Fábrega ganó apenas una batalla pero no la guerra por la estabilización de las reservas, pues su sustentabilidad no está garantizada".

Lo cierto es que el "cortoplacismo" del Banco Central no necesariamente ha sido calificado con tono crítico, sino que es visto como el mal menor, ante la urgencia por transmitir estabilidad.

"El Central sigue enfocado en recuperar y asegurar la mayor cantidad de reservas en el corto plazo, pues sabe que la oferta de divisas del superávit comercial no alcanzará para financiar al Tesoro y cubrir a la vez la demanda por turismo y atesoramiento", sostiene un reporte de la consultora Ledesma.

Su conclusión es que la consigna de Fábrega es la de generar un "colchón" para la segunda mitad del año, cuando llegue la época en que los dólares vuelvan a escasear porque ya habrá pasado el ingreso fuerte de divisas por la soja.

El "lado B" del "hechizo"Pero hay otro aspecto de la gestión Fábrega que está siendo objeto de intenso debate entre los economistas: el costo que tendrá la "magia" que aplicó para dormir al dólar y calmar al mercado.

En particular, por el potencial recesivo que trae la suba de tasas y el encarecimiento del crédito.

Además, por la acumulación de deuda que llega como consecuencia de haber "pasado la aspiradora" por el mercado para retirar pesos, cambiándolos por títulos que pagarán interés.

Para Ramiro Castiñeira, analista de Econométrica, lo que está haciendo Fábrega es usar a las tasas como "nueva ancla de la economía, con el objetivo de reducir la brecha entre éstas y la expectativa de suba del dólar".

Desde su punto de vista, esa medida implica que el Central deja de exponer su patrimonio, aunque no sin costo: "Vía devaluación, le transfiere a los privados la pérdida que resulta de financiar los déficits".

El debate actual está centrado en cuál es la dosis correcta de "ortodoxia" que puede soportar la economía argentina. Y hay voces que alertan sobre el riesgo de entusiasmarse demasiado con la suba de las tasas.

Entre ellas se destaca la de Javier González Fraga, un ex titular del Central muy escuchado en el ámbito empresarial, quien está advirtiendo sobre la posibilidad de una espiralización que estanque el crédito.

"Los problemas fiscales no se resuelven en el área monetaria. Nunca vas a poder bajar la inflación subiendo los tipos de interés mientras haya desequilibrio fiscal", argumenta González Fraga.

Y aporta esta drástica advertencia: "El costo de intentarlo -como hicieron en su momento Martínez de Hoz y el régimen de convertibilidad- es llevar las tasas a niveles absurdamente altos".

En este sentido, varios analistas advierten por el riesgo que implica que a los bancos les resulte más redituable "la bicicleta" de comprarle títulos al Banco Central (aquellos que usa para retirar pesos y que pagan un interés extremadamente elevado) que prestarle a particulares y empresas.

En tanto, Roberto Cachanosky advierte que el costo oculto de la actual política es el de una aceleración inflacionaria.

"En el futuro habrá que emitir moneda para pagar esos intereses que surgen de los títulos que emite el Banco Central para retirar pesos y que son una pérdida para la entidad", afirma.

Cachanosky cree que lo que se está haciendo es "recurrir a la opción de cambiar impuesto inflacionario por endeudamiento".

Lo cierto es que, por más que las medidas del Central no sean simpáticas -y la retracción del crédito que se vive en la actividad comercial es una prueba elocuente-, tampoco faltan quienes las defienden como necesarias para una emergencia.

"Suena bastante hipócrita cargar las tintas sobre el alza de las tasas en virtud de su influencia recesiva", apunta Eduardo Curia, uno de los economistas más notorios del Plan Fénix, quien ahora se distanció del oficialismo por considerar que se alejó de los pilares que originalmente tuvo el "modelo".

Para Curia, no había margen como para que Fábrega hiciera algo diferente. "¿No llovían acaso los reclamos sobre el Banco Central para que subiera las tasas y ‘chupara' dinero?", cuestiona.

El temor a los costos ocultosLo cierto es que tanto quienes apoyan como quienes "chicanean" la actual política económica sostienen que el centro de la estrategia no puede ser la suba de tasas sino una reversión del deterioro fiscal.

En consecuencia, todos plantean que en un plazo relativamente corto debería haber un cambio de orientación.

Existen, en ese sentido, versiones insistentes respecto de que el equipo de Fábrega planea una reducción de los tipos de interés a partir del momento en el que ingresen más "sojadólares" y, por ende, disminuya el riesgo de presión sobre el tipo de cambio.

Una caída de las tasas -hasta un nivel inferior al 25%, a tono con la inflación del año que se proyecta con el nuevo IPC oficial- implicaría volver a agrandar la base monetaria.

En ese contexto, sería necesario que el Central disminuyera su asistencia de pesos para financiar el gasto público, ya que de lo contrario se caería en riesgo de una escapada de la inflación.

Los economistas muestran cierto escepticismo respecto de las posibilidades de que esto ocurra. "Como este año el déficit fiscal va a ser más alto que el anterior, la emisión para cubrirlo también lo será", argumenta Tomás Bulat.

"El primer semestre es siempre de menor expansión monetaria y el segundo es de fuerte expansión. Es decir, estamos en los meses en los que se deben retraer pesos de la economía", agrega.

En este contexto, empiezan a manifestarse las señales de preocupación de las asociaciones de comerciantes, que ven cómo el encarecimiento del crédito está llevando a un brusco enfriamiento de la actividad económica.

La encuesta de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que arrojó una fuerte caída interanual de 6,5% en las ventas minoristas, atribuye la situación a la retracción de la financiación.

En tanto, empieza a hacerse costumbre ver el cartel de "tarjetas suspendidas" en locales de varios rubros de servicios.

"No vemos posibilidades de que la tasa de interés caiga en el escenario actual. Tampoco que las reservas suban

. El crédito está descendiendo", advierte Salvador Di Stefano, un consultor influyente en el sector agropecuario.

Los más escépticos creen que, más temprano que tarde, empezarán a verse señales concretas de que las iniciativas tomadas por el Central no están exentas de altos costos.

Pero en la Argentina de hoy mandan las urgencias. Y en ese terreno, la "magia" de Fábrega sigue funcionando.

Temas relacionados