iProfesional

Buitres revolotean sobre el paí­s: el impacto de un default en el comercio de la Argentina con el mundo

Las consecuencias de no acordar con holdout van más allá del mercado financiero. Empresas tendrían serias dificultades para financiarse y conseguir dólares
30/06/2014 - 14:15hs
Buitres revolotean sobre el paí­s: el impacto de un default en el comercio de la Argentina con el mundo

Con cada noticia que llega desde Nueva York, la plaza financiera local se ve embarcada en una suerte de montaña rusa. Desde el índice Merval hasta los bonos, pasando por el dólar blue, se ven impactados positiva o negativamente, dependiendo de las novedades que arroja la crisis con los fondos buitres. 

Por lo pronto, el juez estadounidense Thomas Griesa, exigió a la Argentina que negocie con los holdouts que no ingresaron a la reestructuración de la deuda pública y que ganaron los litigios en Estados Unidos.

La ventana para cerrar las tratativas con éxito permanecerá abierta hasta el 30 de julio. A partir de esa fecha, de no haber acuerdo, el país ingresará técnicamente en default.

Desde la consultora Economía & Regiones advirtieron sobre los altos costos que le generaría al Gobierno no llegar a un pacto con los buitres. Entre las consecuencias más negativas mencionaron una disparada de los intereses de deuda, una venta masiva de bonos soberanos, una agudización del cepo cambiario y mayores restricciones para el giro de dividendos y pagos al exterior, entre otras.

"Si se va derecho al default, ello implicará vivir con lo nuestro hasta fin de año y después ver qué pasa en 2015. Es una situación muy riesgosa", remarcó el economista Enrique Szewach.

Sin embargo, el impacto de una Argentina en default no sólo pegaría en las finanzas nacionales y provinciales, sino que también implicaría un panorama más duro para las empresas, que también se verán obligadas a pagar el alto costo del "vivir con lo nuestro".

Esto, consecuencia de un encarecimiento del financiamiento internacional, una herramienta fundamental a la hora de vincularse comercialmente con el mundo, especialmente para las grandes empresas, que son las que mueven el amperímetro del saldo comercial.

Así, la pulseada que se está dirimiendo en estos momentos en Nueva York es seguida muy de cerca por los directivos de las principales compañías argentinas, dado que un eventual default técnico podría cerrarles el acceso a plata fresca del exterior o encarecerles considerablemente cualquier alternativa de financiamiento.

Las exigencias del Central, con "efecto boomerang"

Esta crisis con los holdouts se da luego de que, en los últimos meses, el Gobierno haya empujado sistemáticamente a las grandes empresas a financiarse en el exterior en pos de cuidar las reservas. 

A fines de 2013, la entidad introdujo un cambio clave: por un lado, dispuso que los bancos locales deben respetar un techo de su capacidad prestable destinada a las grandes firmas exportadoras, en especial a las cerealeras, no superior al 0,3% de la suma de los depósitos en pesos.

El objetivo de los cambios en la normativa era que estos gigantes exportadores, generadores de divisas y con capacidad de financiarse fuera del país, dejen de succionar fondos en la plaza local y se apalanquen con fondos del exterior.

Pero esto no quedó allí: durante el primer trimestre del año, el ministro Axel Kicillof junto a su par de Industria, Débora Giorgi, habían exigido a 50 grandes empresas de sectores como el siderúrgico, automotriz, petrolero, químico y electrónico, que financien sus importaciones a través de bancos extranjeros.

"Nos pidieron a las empresas que importamos autos nucleadas en ADEFA y CIDOA que no le pidamos los dólares al BCRA sino que abramos líneas de financiaciamiento en el exterior, tal como hacen las cerealeras, o que nos financien las casas matrices", detalló un alto directivo que participó de una de esas reuniones, realizadas en Economía.

En este contexto, Marcelo Elizondo, ex director de Fundación ExportAr, destacó que un eventual default de la Argentina, se da en un mal momento para las empresas locales porque "el Gobierno, en momentos de estrechez de divisas, exigió a las empresas que se busquen sus dólares fuera del país". 

Es por eso que para Elizondo, el actual contexto se presenta como un serio problema financiero y comercial para todas aquellas firmas vinculadas con el comercio internacional.

"Que la Argentina entre en cesación de pagos, implicará para las compñaías un gran inconveniente, porque perderán la posibilidad de acceder a financiamiento externo para fondear tanto importaciones como exportaciones. Tras que hay poco crédito local y caro, el default sería un baldazo de agua fría para todas ellas", detalló el experto.

En tanto, Juan Bruno, economista de Quantum consultora, coincidió en que, en caso de que se produzca el peor escenario para el país, "se cerrarán las alternativas de elección de líneas de crédito y el costo para endeudarse será más elevado, porque quienes presten el dinero buscarán resguardarse del mayor riesgo local".

Además, advirtió que "va a ser prácticamente imposible para una firma argentina financiarse como lo hace ahora, con Obligaciones Negociables", un instrumento al que recurren las empresas necesitadas de fondos y que se operan a través del mercado de capitales, mediante un sistema de renta fija.

Por su parte, Salvador Pérsico, subgerente general de Coface Argentina -una de las empresas líderes en seguro de crédito y que gestiona soluciones contra el riesgo de impago en operaciones de comercio exterior-, advirtió que, aun sin llegar a una situación de default, el problema con los fondos buitres ya está generando una complicación para las firmas argentinas vinculadas al comercio internacional.

"La crisis con los holdouts era un tema que se veía como un riesgo a considerar. El fallo negativo de la Corte de Nueva York y el litigio con los buitres, tiene fuerte impacto en la relación que hay entre las empresas importadoras y sus proveedores del exterior, porque afecta la percepción que se tiene sobre el riesgo argentino", detalló el experto. 

Y agregó que desde afuera, "ya están comenzando a evaluar cambios en los indicadores como ser la capacidad del Estado para hacer frente a sus compromisos con el extranjero, riesgos de falta de divisas, de controles de cambio o una mayor devaluación".

"Ante un evento de este tipo, desde el extranjero generalmente comienzan a revisarse las posiciones de los proveedores sobre empresas argentinas y se determinan políticas crediticias más cautelosas o restrictivas", advirtió.

El fantasma de la pérdida de competitividadUn revés judicial en Nueva York, según los expertos, se traducirá automáticamente en un ingrediente más que hace a la pérdida de competitividad. 

Cabe destacar que una de las líneas más utilizadas por las grandes compañías para vender al mundo es la prefinanciación de exportaciones. Según el Banco Nación, es un préstamo en moneda extranjera, otorgado con anterioridad al embarque de las mercaderías a ser vendidas al exterior y que sirve para costear el proceso productivo.

"Provee de recursos financieros al exportador para que esté en condiciones de atender las diversas fases del proceso de producción y comercialización de los bienes a ser comercializados", detallan desde la entidad.

Las grandes empresas, con buen historial crediticio, pueden acceder a tasas mucho más competitivas en el exterior que en el mercado doméstico.

"Prefinanciar una exportación desde la Argentina puede tener un interés de cerca del 20%. En cambio, quien consiga fondeo afuera, puede acceder a una tasa del 8%, que es sumamente atractiva", detalló el director de una consultora especializada en comercio exterior, quien advirtió que "un eventual default cerraría o complicaría el acceso a esta tasa o a estos instrumentos". 

Según Elizondo, "muchas compañías suelen financiar sus procesos productivos con destino a la exportación. Para ello, intervienen bancos de afuera que anticipan fondos y cobran un interés. El problema es que una empresa ubicada en un país que entre en default, por más que pertenezca a un grupo multinacional, se verá muy complicada para tener una tasa competitiva o, directamente, para que le habiliten una línea de crédito". 

En algunos casos, indicó el experto, "incluso una firma podría verse empujada a tener que negociar con entidades bancarias de segunda línea, por los riesgos implícitos, algo que las grandes empresas, por sus protocolos, no están en condiciones de hacer".

También, implicaría una pérdida de competitividad para las empresas importadoras, que -en caso de un default- deberán comenzar a pagar más para costear las cartas de crédito.

Cabe destacar que las mismas funcionan como una suerte de póliza, que le permiten al proveedor en el exterior tener la seguridad de que la documentación de embarque no será entregada al comprador (en este caso, una firma argentina), hasta tanto no haya cumplido con el pago y las condiciones establecidas en el contrato.

En la actualidad, para costear una carta de crédito, una empresa importadora argentina debe pagar entre el 1% y el 2% sobre el valor de la mercadería, incluido el seguro y el flete.

Así las cosas, un eventual default que empañe a la Argentina, pegaría de lleno en este costo, encareciendo así las mercaderías que lleguen al país, ya sea bienes de consumo como insumos destinados a la producción.

Más allá del encarecimiento o la limitación crediticia, para Elizondo, de darse el peor escenario en esta crisis con los fondos buitres, habrá consecuencias con implicancias incluso más profundas que harán retroceder otro paso a la Argentina como proveedor confiable.

"Una empresa que sale a vender al mundo con un país por detrás en cesación de pagos, implica que tendrá muchas más dificultades para abrir mercados, especialmente con importadores de primera línea de naciones más rígidas en materia financiera, como Estados Unidos, Canadá, Australia o los de la Unión Europea", concluyó el experto. 

Temas relacionados