iProfesionaliProfesional

Griesa decide pero no resuelve: los "asuntos internos" que amenazan a la economí­a y van más allá de los buitres

Según como se dirima el conflicto en los EE.UU., la economía de la Argentina puede tomar caminos muy antagónicos.Incertidumbre ante las idas y vueltas
22/07/2014 - 10:01hs
Griesa decide pero no resuelve: los "asuntos internos" que amenazan a la economí­a y van más allá de los buitres

Un clásico de las películas de acción es la escena en la que el héroe debe elegir si cortar el cable verde o el rojo de la bomba, sabiendo que si elige el correcto el reloj se detendrá pero que si se equivoca, entonces el conteo regresivo se acelerará, sin dejarle escapatoria a todos los inocentes. 

Algo parecido es lo que ocurrirá en las próximas horas en el despacho del juez Thomas Griesa. Allí se sabrá si la estrategia confrontativa de los funcionarios argentinos fue lo suficientemente persuasiva como para llevar a que el magistrado "corte el cable correcto" y reponga la medida cautelar que otorgaría oxígeno para seguir negociando. 

O si, por el contrario, se cortará el cable equivocado -en este caso, la confirmación de que el fallo sigue en pie y la Argentina debe pagarle a los "buitres" cada vez que los demás bonistas reciban un pago- y, en ese caso, el fatídico reloj marcará la aceleración de los tiempos hacia el temido default.     

Lo cierto es que los espectadores están nerviosos. Después de un clima de optimismo que se había generado cuando los funcionarios argentinos viajaron a hablar con el mediador Daniel Pollack, cuando todo el mundo daba por supuesto un acuerdo inminente, ahora hay nuevamente un escepticismo creciente

"La verdad es que hoy nadie sabe a ciencia cierta qué va a pasar ni cómo va a terminar este tema", señala el economista Carlos Melconian, para quien "las hipótesis sobre el desenlace se van multiplicando y esto va inclinando la balanza hacia uno u otro lado, con finales muy diferentes".   

Para que no queden dudas sobre qué tan grave considera la situación, remata con esta expresiva frase: "Están jugando con fuego". 

Otros confían en que, a pesar de la dureza retórica que exhiben los funcionarios argentinos, hay una voluntad real de negociar para llegar a un cronograma de pagos que evite el default. 

"Es como una partida de poker, uno no muestra las cartas", grafica Mario Blejer, ex titular del Banco Central. 

En la misma línea, el economista Orlando Ferreres cree que hay una estrategia del Gobierno que apunta a no irritar a los acreedores que habían aceptado el canje y que, eventualmente, podrían exigir un resarcimiento.

"Se trata de afirmar que no se está negociando para tener una expresión pública que diga: ‘Yo no negocié nada, al contrario, los tuve siempre en contra'", sostiene Ferreres. Y pronostica que finalmente habrá un acuerdo con algún tipo de ahorro al país, que le permitirá al Gobierno "mostrarlo como un éxito y decir que al fin aflojaron los buitres". 

Los cambios de humor se reflejan en un mercado financiero extremadamente volátil, donde los papeles argentinos -tanto los bonos de deuda soberana como las acciones de empresas privadas- suben un día al calor de rumores de acuerdo y caen violentamente al siguiente, luego de un discurso de la Presidenta. 

Hasta ayer, el temor a un posible impago de la deuda había hecho disparar el rendimiento del Boden 2015 hasta un insólito 23,5% en dólares. 

La oscilación del humor está justificada, según los analistas, por los escenarios radicalmente diferentes que puede enfrentar el país en caso de que las cosas no salgan bien. 

Para Francisco Gismondi, economista jefe de la consultora Empiria, lo que resta esperar si se acelera hacia el default es "un dólar subiendo fuerte, menos posibilidad de aguante oficial, una economía que se estancaría y menos margen para el ingreso de importaciones". 

Default, gran problema para las empresas

Desde el punto de vista económico, sólo aparecen dos escenarios posibles: que se llegue a un acuerdo con los "holdouts" o no, lo que llevaría al país a un default.

Lo que hizo que volviera el temor fue la definición de Cristina Kirchner en el sentido de que no podría considerarse que la Argentina "defaulteó" porque el país había hecho el depósito correspondiente para el bono que vencía el pasado 30 de junio. 

Muchos analistas consideraron esas declaraciones como el anticipo de que no tomaría iniciativa alguna mientras el juez no repusiera la medida cautelar que suspende su fallo condenatorio. 

Es por eso que, desde esa óptica, si hoy Griesa no da señales de querer dictar el "stay" (paraguas legal que permite pagar sin riesgos de embargo), la percepción generalizada es que se llegaría al 30 de julio -plazo final para cancelar- sin que el país haya hecho una oferta de acuerdo a los buitres. 

Y según cómo se resuelva el tema, las empresas deberán replanificar su futuro, ante escenarios que pueden ir desde el repunte de las ventas hasta una profundización de las tendencias recesivas.

Marcelo Elizondo, ex director de Fundación ExportAr, destaca que un eventual default de la Argentina, se daría en un mal momento para las compañías locales porque "el Gobierno, en momentos de estrechez de divisas, les exigió que se busquen sus dólares fuera del país".

Es por eso que para Elizondo, el actual contexto se presenta como un serio problema financiero y comercial para todas aquellas firmas vinculadas con el comercio internacional.

"Que la Argentina entre en cesación de pagos, implicará para las compañías un gran inconveniente, porque perderán la posibilidad de acceder a financiamiento externo para fondear tanto importaciones como exportaciones. Tras que hay poco crédito local y caro, el default sería un baldazo de agua fría para todas ellas", detalla el experto.

Salvador Pérsico, subgerente general de Coface Argentina -una de las firmas líderes en seguro de crédito y que gestiona soluciones contra el riesgo de impago en operaciones de comercio exterior-, advierte que "ante un evento de este tipo, desde el extranjero comienzan a revisarse las posiciones de los proveedores sobre empresas argentinas y se determinan políticas crediticias más cautelosas o restrictivas".

"Prefinanciar una exportación desde la Argentina puede tener un interés cercano al 20%. En cambio, quien consiga fondeo afuera, puede acceder a una tasa del 8%", detalla el director de una consultora especializada en comercio exterior.

Y advierte que "un eventual default cerraría o complicaría el acceso a esta tasa o a estos instrumentos".

Según Elizondo, "una empresa ubicada en un país que entre en cesación de pagos, se verá muy complicada para tener una tasa competitiva o, directamente, para que le habiliten una línea de crédito".

Griesa decide pero no resuelve

Para cubrir el faltante de dólares, el Gobierno venía haciendo bien los deberes, en su intento por conseguir crédito externo.

Los arreglos con el Ciadi, la negociación con Repsol, el acercamiento al Club de París, la presentación del nuevo índice de inflación y el tratar de limar algunas asperezas con el FMI dan cuenta de ello.

Pero en ese camino de "emprolijar" las cosas se encontró con una "tranquera" con doble candado: el fallo de Griesa y la contienda con los fondos buitres.

Una tranquera que, si no se abre, obligaría al país a un peligroso e inevitable camino de "vivir con lo nuestro".

Para Dante Sica, director de la consultora Abeceb, "obligado por las circunstancias, el Gobierno se ve forzado a resolver el conflicto con los buitres rápidamente, ya que necesitará tener la puerta abierta para hacerse de créditos en el exterior".

El economista agrega que "arribar a un acuerdo permitirá ‘comprar' tiempo, aunque no servirá para resolver la larga lista de problemas internos que arrastra, como ser:

•Escenario económico recesivo.

•Elevada inflación.

•Caída del saldo comercial.

•Desajuste en las tarifas.

•Altos niveles de emisión.

Cuentas fiscales en rojo.

Dólar que se atrasa frente a la suba de precios.

Crédito caro

Reservas que no han crecido en temporada alta de sojadólares.

Con o sin Griesa, la economía no escapa a un escenario recesivo, como tampoco a una cotización del billete que se va quedando atrás. 

Tal como diera cuenta iProfesional, la inflación ya se ha "comido" un 60% de la suba del dólar de enero y el Gobierno se está quedando con "lo peor" de la devaluación (ver nota: Rumbo a foja cero: la inflación "se come" la suba del dólar y el Gobierno se queda con lo peor de la devaluación).

"No es una buena noticia que, en apenas unos meses, haya quedado sólo un 40% de lo que se ganó con la devaluación de enero", dice Luciano Cohan, economista jefe de Elypsis.

Pero hay más. Pese a la mejora del tipo de cambio, durante los cinco primeros meses del año, las exportaciones se ubicaron unos u$s4.000 millones por debajo de las de 2013 y el superávit comercial se contrajo más del 40%.

Francisco Gliemmo, presidente de la Unión Industrial del Gran La Plata (UIGLP), señala que "a pesar de la devaluación de enero, el país perdió competitividad y hasta se exporta menos".

"Este escenario no cambia con o sin Griesa, o si se sortea o no un default", concluye Melconian.

Contrarreloj

Por ahora, el Gobierno depositó en el Bank of New York el dinero para el pago de los acreedores "buenos". Es decir, los que aceptaron entrar a los canjes de 2005 y 2010.

Griesa no lo embargó, pero tampoco permitió que se efectuara dicho pago hasta tanto no se arregle con los acreedores "malos". Es decir, con los holdout.

"A partir del momento en que el magistrado tomó esa decisión, los tiempos de resolución del conflicto vinculado con los que no entraron al canje y reclaman, se han acelerado", sostiene Sica.

¿Argentina pagó o no lo hizo? En términos legales no. Todo prospecto de emisión de bonos dice que la cancelación sólo es efectiva cuando llega al beneficiario final.

De modo tal que si el dinero no se les acreditó a los tenedores, dicho requisito no se cumplió.

Según los expertos, si esta circunstancia subsiste 30 días después de la fecha original de pago, se verifica lo que se llama "evento de default" (30 de julio).

De acordar con los "malos", se evitaría que el impago se califique como selectivo, pues solo afectaría a las series en las que no se pudieron acreditar los fondos. Pero hay más: si se reúne un mínimo del 25% de los acreedores, conseguirían reclamar el 100% de su capital más los intereses.

Para tener en cuenta en el calendario, "esta instancia podría ser subsanada durante los 60 días siguientes a la declaración. Es decir, estaría en firme si el país no paga hasta finales de septiembre", sostiene Melconian.

En caso de un acuerdo con holdouts, la consultora Elypsis prevé un regreso del crecimiento en el segundo semestre, lo que les permite elevar su pronóstico del PBI a -0,5% para 2014.

Claro que la eliminación del riesgo con los holdout también tiene consecuencias para el dólar.

"Si bien el escenario negociador es consistente con una cotización de $9,20 para fin de año, el tipo de cambio podría atrasarse aún más para compensar una inflación que en junio se estabilizó en niveles del 2% mensual", sostiene Luciano Cohan, de Elypsis.

"En cambio, un default implicará tener menos reservas, subas de tasas de interés, dólar y alta brecha cambiaria, con impacto muy negativo en la actividad y el empleo. Es decir, una recesión prolongada", concluye.

Temas relacionados