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El jefe de los buitres avisa que "no se rendirá en su pelea contra la Argentina"

El millonario Paul Singer ratificó la postura del fondo NML Elliot: "Aquí estamos, en el verano de 2014, y se ve muy parecido al 2001", aseguró
29/07/2014 - 18:36hs
El jefe de los buitres avisa que "no se rendirá en su pelea contra la Argentina"

Mientras la delegación del gobierno argentino se encuentra en Nueva York negociando con el mediador Daniel Pollack y la Presidenta Cristina Kirchner busca convencer a los países miembros del Mercosur de pronunciarse a favor de la Argentina, el titular del fondo NML Elliot y cara visible de los holdouts redobló la apuesta por el cobro de la deuda.

A un día de que el país pueda entrar en default, el millonario Paul Singer, advirtió este martes en un comunicado que no se rendirá ante la pelea con la Argentina.

"La primera vez que escribimos sobre la República de Argentina, Barack Obama todavía era senador del estado de Illinois (...). Sí, Obama es hoy presidente", desafió Singer en una carta trimestral a inversores, a la que tuvo acceso el diario estadounidense New York Post, dando cuenta así de la antigüedad del conflicto y el poder del fondo.

Elliot informó a sus inversores que el fondo obtuvo una ganancia en el exterior del 4,1% en junio, con una suba en la cartera doméstica del 4,6% siguiendo una estrategia de aversión al riesgo.

En cuanto al enfrentamiento con Argentina, Singer señaló que se trata de una "situación compleja, con intensas horas de trabajo que no son del agrado de todos".

Argentina tiene hasta este miércoles para cumplir con una orden judicial de EE.UU. que obliga pagar a los acreedores liderados por Singer, que rechazó el canje de deuda después de un default de 2001, al mismo tiempo que tiene que pagar a otros tenedores de bonos que aceptaron el canje de deuda.

En la carta a inversores, Singer advirtió que seguirá su peleando contra Argentina en los Tribunales.

"Si en el litigio se hace necesario para hacer valer nuestros derechos contractuales, entonces no vamos a rechazarlo. Y si la publicidad es también una parte de la ecuación, entonces que así será", dijo el magnate en un comunicado a través de Elliot.

"Lamentablemente, aquí estamos, en el verano (por el hemisferio norte) de 2014, y se ve muy parecido al 2001, aunque este período podría ser más largo todavía. Argentina, ahora tiene que decidir si quiere cumplir con sus promesas, o ir al incumplimiento de pago de la totalidad de su deuda externa", dijo Singer.

"El camino adelante es incierto. No importa lo que pase, miles de tenedores de bonos, incluyendo Elliott, continuaremos luchando por nuestros derechos, intentando generar una discusión racional y tratando de alcanzar una solución", agregó.

El Gobierno pide el stay Por parte de la Casa Rosada y a horas de que venza el plazo de negociación con los holdouts, Capitanich dijo este martes en su tradicional conferencia de prensa que el Gobierno espera "que las cosas puedan encausarse o no", pero advirtió que "ya no depende" de ellos y que "el default técnico no existe, eso es un invento de las calificadoras de riesgo, y de esos grupos minúsculos y especulativos del sistema".

Al respecto, reiteró que "el requerimiento de la Argentina ha sido muy claro, un stay, que es la suspensión de la sentencia por un plazo determinado", lo que fue negado por el magistrado.

Cristina Kirchner, en la cumbre del Mercosur, aprovechó la oportunidad para citar el artículo del New York Times en el que se cuestiona la labor de Griesa en las audiencias y en el "dejó totalmente en claro" que "no terminó de entender las transacciones de bonos -de la Argentina- sobre las que decidió durante años".

La mandataria sostuvo además que, en su conducta, Griesa "difícilmente pudo inspirar confianza en el sistema legal estadounidense", al replicar una de las líneas de la columna.

El artículo fue publicado después de que se conoció la transcripción de la audiencia celebrada el martes de la semana pasada, donde Griesa tuvo dudas del alcance de sus decisiones, repreguntó hasta el cansancio la ruta de pago y las entidades involucradas, y se reservó de emitir opinión sobre el destino de los pagos realizados por la Argentina a los bonistas del canje, que quedaron en una especie de limbo legal.

"La vida continúa"

Lo cierto, sin embargo, es que hoy por hoy son pocos los que apuestan a que un acuerdo sea posible.

Se han ido acumulando varias señales al respecto. El hecho de que Cristina haya decidido que Axel Kicillof no viajara a Nueva York sino que fuera una delegación de segunda línea quien se reuniera con el mediador Daniel Pollack es elocuente al respecto.

La fuerte argumentación sobre que "sólo defaultea quien no paga" y además la cuestión de la responsabilidad penal de los funcionarios deja muy poco margen para que el Gobierno cambie su postura.

De hecho, lo que se ha notado en las últimas horas ha sido un operativo destinado a preparar el terreno para el día después del default.

Tanto funcionarios como analistas afines al kirchnerismo han empezado a hacer declaraciones tranquilizadoras, en el sentido de que este "default light" no tendría consecuencias graves, ni desde el punto de vista jurídico ni desde el económico.

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, hizo un repaso de las inversiones externas que se están concretando, "porque hay estímulos para la actividad económica", independientemente de la "extorsión de las agencias calificadoras de riesgo" que el Gobierno ya está descontando.

En el gremio de los economistas, Agustín D'Atellis, referente de la agrupación "La Gran Makro", también apoyó esa línea argumental: "Es necesario quitar el fantasma que se intenta instalar de que el 30 de julio, si se da una situación de default técnico, va a venir un gran cimbronazo económico, porque no es cierto y no va a ocurrir".

Y también Aldo Ferrer, el padre intelectual del "Vivir con lo nuestro", y de fuerte prédica en el kirchnerismo, pone paños fríos.

"Hay que abandonar esta idea de que si no hay arreglo se viene el mundo abajo. Y también la fantasía de que si Argentina cede, nos van a llenar de dólares y de inversiones", sostiene el veterano economista, quien cree que la postura inflexible del Gobierno es la que corresponde en este momento.

"Si cede, se desestructura toda la reestructuración de la deuda y entramos en un caos", afirma.

También otros economistas habitualmente críticos del Gobierno han salido a relativizar las expectativas de desastre para el caso de default.

Si bien no minimizan los inconvenientes, ponen el foco en marcar las diferencias con el traumático evento de cesación de pagos del 2001.

Es el caso de Jorge Remes Lenicov, que ocupó el ministerio de economía cuando el país recibía el embate post default y decretó el final de la convertibilidad.

"Yo no veo una catástrofe, como tampoco veo que si se arregla la economía se recupere. Bajaran un poco las reservas y habrá presiones cambiarias, pero no veo que sea como en 2001 cuando oficialmente declararon el default", argumenta Remes. Costos subestimados

Hay indicios de que la dureza con Griesa y los "buitres" le rendirá rédito político a la Presidenta. Es sintomático que pocos dirigentes políticos opositores hayan salido a criticar explícitamente la estrategia oficial.

Y en las últimas horas circularon resultados de encuestas que marcan una suba en el nivel de apoyo a la Presidenta, que cuenta con 47% de aprobación frente a un 25% que la crítica.

Pero claro, la jugada es arriesgada, tanto a nivel jurídico como en el plano económico, porque parte de tres supuestos bastante discutibles.

El primero es que no se dispararán las consecuencias legales de un default. Y el segundo es que las principales variables de la economía aguantarán hasta comienzos de 2015 sin episodios traumáticos como una nueva devaluación o una crisis de desempleo. Y, tercero, que el año que viene por fin se reabrirá el crédito externo.

La verdad es que hay quienes ponen en seria duda que estas premisas puedan ocurrir.

El abogado Etchebarne es contundente respecto de que, sea cual sea el nombre que se le ponga, lo que ocurrirá la semana próxima será un default.

"El default es una cuestión fáctica. Si los fondos no llegan al tenedor de los bonos en Estados Unidos e Europa dentro de 30 días a la fecha de pago, entonces hay un evento de default que, además, dispara incumplimientos cruzados", sostiene.

El fantasma al que le temen abogados y economistas es al de la "aceleración": esto implica que el 31 de julio los bonistas del canje reclamen que se haga efectivo todo el pago del capital, que originalmente estaba previsto para realizarse en 2033.

El tema es materia de debate, pero nadie se anima a descartarlo por completo.

Pero, además, está la cuestión económica, en definitiva la que terminará moldeando el humor social en los próximos meses.

Y ahí es donde surgen las mayores dudas.

Para el economista Federico Muñoz, un default echaría por tierra el gran objetivo de volver al crédito externo para aliviar la castigada caja estatal.

"Si se llegara a un default, entonces todo ese ajuste y el esfuerzo de normalizar la relación financiera con todo el mundo no tendría sentido. Y tengo serias dudas de que se pueda transitar el 2015 sin una crisis financiera", advierte.

También Mario Blejer, ex titular del Banco Central argumenta que la jugada no será gratis: "La Argentina no podría volver al mercado de capitales para conseguir crédito a una tasa razonable. Y se vería afectada la reputación del país, al momento de buscar créditos e inversiones externas".

En el interín, claro, habrá que seguir pagando cuentas. Según estima el consultor Di Stefano, si se suman los intereses de la deuda pública, las obligaciones con los organismos internacionales y las letras que vencen, habrá que desembolsar u$s2.706 millones sólo en el cuarto trimestre.

Será la prueba para ver hasta dónde llega el poder del "relato".

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