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"Kichi", con la peor combinación de todas: la inflación no baja, se profundiza la recesión y cae el salario

La tendencia a la baja del índice inflacionario no siguió en julio, pese al menor consumo. ¿Quiénes son los "patos de la boda" y la variable de ajuste?
19/08/2014 - 10:20hs
"Kichi", con la peor combinación de todas: la inflación no baja, se profundiza la recesión y cae el salario

Era una alegría módica, pero una alegría al fin: la inflación de los últimos meses, si bien estaba entre las más altas del mundo, al menos todos coincidían en que la tendencia era claramente decreciente.

Pero algo falló. La de julio marcó un punto de quiebre desde que el gobierno de Cristina Kirchner lanzara la publicación del nuevo Índice de Precios.

Los números del INDEC señalaron que el mes pasado fue del 1,4% -cifra bastante menor que la que calcularon los privados-. De esa forma, la inflación oficial acumulada desde que comenzó el 2014 quedó en 16,7%.En junio, el número que había dado a conocer el Ejecutivo daba cuenta de un 1,3%, mientras que los privados medían un índice de cerca del 2%. La previsibilidad que intentaba imponer Kicillof desde principio de año parecía estar en marcha.

Sin embargo, el timón de la economía viró y ya empiezan a aparecer las primeras luces de alerta. No es que una décima sea algo grave de por sí -en definitiva, son las variaciones típicas motivadas por cuestiones estacionales- pero en el actual contexto de la Argentina supone dos cuestiones preocupantes:

-La primera

, es que esa tendencia bajista parece haberse quebrado y muchos economistas creen que es el inicio de un camino ascendente. En este contexto, el ministro de Hacienda porteño Néstor Grindetti enfatizó que si no se trabaja sobre el gasto público "no habrá un freno en la emisión monetaria y, lamentablemente, eso seguirá alimentando la inflación"

-La segunda 

es que el quiebre de tendencia ocurre cuando en la economía se profundiza la recesión.

Días atrás, la ex titular del Banco Central (BCRA), Mercedes Marcó del Pont, sorprendió al pronosticar un panorama desalentador. Y estimó que este segundo semestre vendrá "con problemas de crecimiento de algunas empresas y aumento en los despidos".

Los números parecen confirmarlo: en los últimos meses se perdieron 20.000 puestos de trabajo, alertó el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Gustavo Weiss.

Algo similar ocurre en sectores emblemáticos como el automotriz (se estiman que hay unas 10.000 personas afectadas por despidos y suspensiones) y en la rama metalúrgica.

No es menor el hecho de que una empresa como Acindar haya tenido que parar 10 días su producción y desafectar personal de su planta.

Hasta el titular de la CGT oficialista, Antonio Caló -y jefe de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM)- reconoció que en lo que va del año ya hubo miles suspensiones y despidos.

Coincidencias con el viejo índice

Si algo confirmó la última medición es que los temores de aquellos que veían que el nuevo índice se estaba pareciendo demasiado al viejo quedaron justificados.

En julio, el promedio que difunde el del Congreso se ubicó un 76% por encima mientras que, el mes pasado la brecha entre ambos indicadores fue de un 69% y en enero del 24%.

El último cálculo del IPC Congreso, registró una suba de precios para el séptimo mes fue del 2,47% y -según fuera detallado en su presentación -la tasa interanual trepó a casi un 40%.

Sorpresa entre los funcionarios

La situación parece haber sorprendido a los propios funcionarios del gabinete de Cristina Kirchner que, en las últimas semanas, se han dedicado a enviar mensajes tranquilizadores para contrarrestar la ola de malas noticias.

Uno de ellos fue Augusto Costa, el funcionario elegido para suceder a Guillermo Moreno en la Secretaría de Comercio Interior. A comienzos de agosto, había calificado de "mentira" un panorama de mayor inflación: "Vemos una desaceleración de precios", había anticipado el sucesor de Moreno.

En defensa del programa Precios Cuidados -caballito de batalla del oficialismo- había apuntado contra los que intentan "generar incertidumbre" y "un clima apocalíptico".No obstante, fue el propio funcionario quien autorizó a principios de julio una serie de aumentos en productos y servicios que tienen típicos ajustes estacionales.

En este contexto, el secretario de Comercio Interior fue el encargado de informar un incremento promedio del 4% en alrededor de 320 artículos, en la presentación de la segunda revisión del programa oficialista.

La peor de las combinaciones

Si bien había cierto consenso respecto de que se empezaría a notar una profundización del enfriamiento económico -agravado por las malas noticias sobre la pelea con los fondos buitre-, no estaba tan claro que ello tuviera, necesariamente, un correlato de mayor inflación.

A fin de cuentas, el comportamiento típico es que, ante una economía más fría, los alzas de precios también se moderan.

Ese era, precisamente, el argumento con el cual los economistas críticos chicaneaban a Kicillof: que la tendencia a la caída no era mérito de su política sino, más bien, un reconocimiento de la recesión.

"A esta inflación disparada sólo la contiene la propia recesión, la caída del salario real y de las ventas minoristas", señaló la diputada por Unión Pro, Patricia Bullrich. Junto con otros legisladores, afirmó el índice de julio demuestra que "el salario ha perdido poder de compra".

Antes, la Casa Rosada argumentaba con convicción que la inflación iba desacelerándose por el programa Precios Cuidados. Y, en sintonía con esto último, que nada tenía que ver con un enfriamiento de la economía.

Sin embargo, ahora la tendencia se quebró en pleno marco recesivo.

Cifras de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) señalan que en julio se produjo un desplome nada menos que del 9,6% en las ventas en comercios minoristas.

La producción industrial tampoco mostró mejoras: desde la Unión Industrial Argentina (UIA) alertan sobre una caída acumulada del primer semestre del 2,4% respecto del mismo período de 2013.

"La desaceleración económica ocurrida en el segundo trimestre ha perdido sustento", advierten desde la consultora Elypsis.

Los "patos de la boda"

Las críticas de los economistas no parecen ser algo que, a esta altura, le quiten el sueño al ministro Axel Kicillof. Pero puede haber otra consecuencia de este cambio de tendencia que sí le inquieten: que el impulso inflacionario pueda ahora dar pie a los pedidos de nuevos ajustes salariales.

Uno de los objetivos que perseguía el nuevo índice era el de calmar las expectativas de los sindicatos.

Este plan funcionó relativamente bien en los primeros meses, pero ahora hay nuevamente riesgos de que se genere un fenómeno de indexación salarial. Por lo pronto, los gremios que pidieron y acordaron mayores subas son aquellos que negociaron recientemente.

"Si tenemos en cuenta los acuerdos paritarios pactados desde el año pasado y éste incluido, podemos afirmar que los trabajadores han sido la variable de ajuste", manifestó el sindicalista de Seguros, Jorge Solá.

En el documento elaborado por el Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT, que lidera el opositor Hugo Moyano, el índice inflacionario se estimó en un 2,84% para julio, un número todavía más elevado que el del Congreso.

El quiebre de tendencia llega, por otra parte, a pocos días de que el sindicalismo opositor realizará una nueva movilización a nivel nacional para reclamar a la Presidenta que eleve el mínimo no imponible en Ganancias y reabra las paritarias, entre una decenas de pedidos.

Anticipándose a los reclamos que asoman, fue el propio jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien trató de bloquear cualquier posibilidad de volver a discutir remuneraciones.

"No existe causal de reapertura de ninguna negociación cuando la tendencia es declinante en el índice de precios", lanzó el jefe de Gabinete.

Emisión monetaria e inflación: cómo salir de la hoguera

El debate que vuelve será cuánto impacta en la inflación la emisión monetaria que, por cierto, irá en aumento.

A ojos de analistas es una discusión que atrasa más o menos 30 o 40 años. Sólo en la Argentina se analiza eso, en el resto del mundo ya no hay dudas de que emitir para financiar déficit empuja al alza los precios y hacer perder valor a la moneda.

Más allá de cualquier discusión en sí sobre este tema, si de algo no hay incertidumbre es que será necesario recurrir en mayor medida a la "canilla" del Banco Central para "bancar" un déficit creciente.La entidad deberá, una vez más, auxiliar al Tesoro y prestarle en promedio, según cálculos de los analistas, la friolera de unos $130.000 millones - vía emisión monetaria-, para poder llegar a fin de año.

Los últimos números confirman un empeoramiento en la expansión del gasto público: en junio creció al 56%, y las cuentas fiscales profundizaron su rojo a $17.000 millones, casi cuatro veces más que el del mismo mes del año pasado, según informó el Ministerio de Economía.

Para alarma de los economistas "ortodoxos", el Gobierno se jacta de una política en la cual mientras los ingresos por impuestos crecen a un 38% y los gastos lo hacen a un 44%.

Las cifras fiscales llevaron a que los analistas ajustaran a la baja las proyecciones para los próximos meses.

Es que entre enero y junio de este año, excluyendo transferencias del Central y Anses, el rojo fiscal trepó a $90.000 millones

De ahí que se espere un déficit mayor para la segunda mitad del año, lo que elevaría a más de $200.000 millones el desequilibrio de las cuentas públicas este año.

"Estamos en un proceso de políticas fiscales y monetarias expansivas para tratar de compensar la recesión pero con efecto nulo", se escandalizó el economista Miguel Angel Broda.

Su dichos se oyeron tras la batería de medidas que está llevando adelante la Casa Rosada, entre las que se encuentran la ampliación del presupuesto, aumentos de subsidios, jubilaciones y nuevos planes de vivienda, tales como los que anunció la jefa de Estado.

"Tenemos una situación recesiva agravada levemente por el default selectivo y, frente a eso, el Ejecutivo decidió inundar todo de pesos", analizó el economista.

Y en esa línea insistió en que "el gasto está descontrolado" y que "el Gobierno intentará aumentar la emisión para compensar los 3 trimestres de, por ahora, moderada recesión".

En última instancia, de acá a fin de año el Gobierno deberá decidir qué camino tomar para restaurar el sendero de la previsibilidad y darle así un respiro a la economía argentina.

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