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La jugada de Cristina Kirchner ya comenzó a darle rédito polí­tico: la oposición se muestra incómoda y dividida

Mostrarse en contra los encasillaría como "pro buitres" y un voto favorable echaría por tierra muchos argumentos que vienen esgrimiendo hace tiempo 
21/08/2014 - 10:20hs
La jugada de Cristina Kirchner ya comenzó a darle rédito polí­tico: la oposición se muestra incómoda y dividida

Las acusaciones y las frases fuertes sobrevolaban el recinto de la cámara de Diputados en mayo de 2012. En un clima de euforia se debatía el proyecto que declaraba de interés público la exploración y explotación de hidrocarburos en la Argentina lo que significaba la estatización de hecho de YPF.

Para cualquier observador que no fuera argentino, el nivel de las críticas que se escuchaban hacía suponer que la votación no podía terminar de otra forma que con un rotundo rechazo de la propuesta. Sin embargo, a la hora de votar la cosa fue diferente.

El contundente 207 a 32 que cosechó el kirchnerismo dejó en claro que a los legisladores les gusta criticar al Gobierno pero también evalúan el costo político y, acaso, los libros de historia del futuro.

Nadie quería quedar con el incómodo rótulo de haber votado a favor de Repsol y en contra de la soberanía hidrocarburífera.

Cristina Kirchner conoce esta dinámica mejor que nadie. La clase política argentina puede manifestar profundas diferencias entre sus actores a la hora de las declaraciones radiales, pero tiene un sedimento común: entienden que ante determinados debates donde aparecen en juego términos como "patria", "soberanos" e "independencia" cometer un error se puede pagar caro.

Es probable que este haya sido el argumento que sopesó la Presidenta cuando decidió enviar al Congreso un proyecto de ley para cambiar a Buenos Aires el lugar de pago a bonistas y reabrir el canje.

Nadie somete a debate parlamentario una iniciativa que tendrá un rotundo rechazo. Para la mandataria, que no suele dar uno de estos pasos sin un cuidadoso cálculo, está claro que su propuesta terminará siendo aprobada y, posiblemente, con holgada mayoría.

En opinión de los analistas, es de esperar que la oposición encuentre la forma de eludir la cuestión y salir ilesa de esta cruzada.

"Puede que algunos den quórum pero luego se abstengan en la votación por estar en desacuerdo en algunos puntos", sostiene el consultor político Carlos Fara.

En tanto, para el especialista en opinión pública Enrique Zuleta Puceiro los "malos modos" del oficialismo en los procesos parlamentarios pueden permitir a los opositores colocarse en la vereda de enfrente del Gobierno por cuestiones más bien de forma. "Es probable que opten por el silencio, que no den quórum o que se retiren de las sesiones debido a agravios o faltas de respeto", vaticinó el analista. 

Lo cierto es que, sea cual sea el resultado que la iniciativa de Cristina Kirchner tenga a nivel financiero, hay cierto consenso entre los especialistas sobre el rédito que esta medida le puede significar en la arena política.

Primero, porque le permite trasladar costo político y compartir el peso de la decisión con el Congreso. Se hará difícil para cualquier político votar "a favor de los buitres" o, una vez finalizado el debate, criticar una medida que tiene respaldo congresual.

El politólogo Sergio Berensztein es categórico al afirmar que "el proyecto de ley no soluciona el problema de fondo sino que profundiza la disputa y el desacato". Mientras que Zuleta Puceiro, asegura que esta iniciativa "le permite a kirchnerismo ganar tiempo hasta que se caiga la cláusula RUFO".

"Es un proyecto interesante que revela que la Presidenta no es irracional en su posición y que busca complementar su postura con una forma de hacer las cosas", indica Zuleta Puceiro y agrega que el hecho de incluir otras voces en el modo de encarar el pago de la deuda "le quita rispidez a la medida y lima las aristas violentas".

En tanto, para Fara esta es la oportunidad perfecta para que Cristina demuestre "que es capaz de tomar alguna otra iniciativa que no sea explicar que el Gobierno estaba dispuesto a pagar a los holdouts y ‘no lo dejaban'".

Una jugada redituableLa medida de la astucia de la Presidenta aparece marcada por lo que ya ayer mismo quedó en evidencia: la oposición se siente incómoda por tener que tomar partido entre dos opciones que le disgustan. Y no sólo eso, sino que además, en ese proceso, muchas de las facciones opositoras empiezan a mostrar grietas.

El PRO ya dejó en claro que "no va a aplaudir el default como en 2002" y anticipó que votará en contra de la propuesta. En tanto, Sergio Massa aseguró que el equipo económico del Frente Renovador se encuentra estudiando cómo el tema afectará la vida cotidiana de la gente y buscó, de esta manera, dilatar su decisión.

En el Frente Amplio UNEN todo es hermetismo aunque, con fuertes críticas al anuncio de Cristina, Prat Gay y Ernesto Sanz dejaron entrever sus intenciones de rechazar el proyecto de ley.

¿Cómo se sentirían "Pino" Solanas o Victoria Donda si, por preservar la unidad de la coalición, se vieran en la situación de quedar pegados a una postura "liberal" o "pro buitre"? Si algo se da por descontado es que el kirchnerismo sacará amplio provecho de una situación así.

Al final, el que parece sentirse más cómodo en este escenario no es otro más que Mauricio Macri a quien no le perturba la idea de aparecer como la contracara perfecta de la Jefa de Estado.

No tuvo problemas en oponerse a la estatización de las AFJP, de las empresas de servicios públicos, de YPF y de Aerolíneas Argentinas y, en esta oportunidad, se muestra manteniendo una línea coherente. Como para confirmar la tesis de aquellos que dicen que Cristina y Macri se consideran los mejores enemigos que pueda tener la política argentina.