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Efecto derrame: primero el impuestazo era para autos premium, ahora se propaga a los masivos

Era de prever. La suba de costos fue acercando a una gran cantidad de modelos al gravamen y ahora son pocas las automotrices que pueden "zafar"
16/09/2014 - 10:10hs
Efecto derrame: primero el impuestazo era para autos premium, ahora se propaga a los masivos

Empantanadas y sin poder zafar de las nuevas reglas de juego, las automotrices van a cerrar uno de los peores años de la última década en cuanto a caída en ventas con respecto al período previo.

La compleja situación que atraviesa el sector no viene dada únicamente por el lado del derrumbe en patentamientos. En definitiva, 700.000 unidades no es un mal número, aunque sea 30% menor que el de 2013.

Lo que además preocupa a los ejecutivos es el agravamiento por la falta de dólares y los cambios en las reglas de juego, que abren un gran manto de dudas de cara a los próximos meses.

Es que es una actividad altamente dependiente de insumos del exterior. Tal como diera cuenta iProfesional, si se toma el valor final de un 0Km salido de fábrica, en promedio el 70% de las autopartes son traídas de afuera (ver gráfico):

Al "hilar fino" se observa que apenas cuatro rubros son responsables de más de la mitad del déficit comercial del sector:

•Transmisión.

•Motores.

•Sistemas eléctricos.

•Equipamiento interior.Trabas al crecimiento

Uno de los problemas más graves con el que deben lidiar son las trabas a las importaciones, lo que dificulta tanto la compra de autos fabricados en el exterior como la adquisición de autopartes.En principio, el reciente acuerdo alcanzado entre automotrices y Gobierno por el cual recibirán u$s100 millones por mes para poder importar, luce como demasiado "poco" para una actividad que demanda tres veces más que esa cifra para funcionar sin mayores inconvenientes.

Pero no es la única dificultad. También existe marcada preocupación por la enorme deuda contraída por las terminales que se les dificulta cancelar.

Cabe recordar que el Banco Central mantiene "pisadas" importaciones ya realizadas de vehículos y autopartes por un monto estimado de u$s2.500 millones.

Es decir, compras principalmente hechas a Brasil que no pudieron ser canceladas porque la entidad que conduce Juan Carlos Fábrega nunca les habilitó los dólares para ser girados. Otro gran dolor de cabeza pasa por el "efecto descalce" en el tipo de cambio. Es que la deuda es producto de adquisiciones realizadas a un dólar de $8,40 promedio, para fabricar autos que se van a comercializar en algunos meses y en pesos.

Así las cosas, cualquier alza del billete verde le significa un importante descalce a cualquiera de estas empresas.Los precios suben y suman problemas

Otro tema que preocupa a esta actividad es el alza de costos que empuja para arriba a los precios, que choca de frente con una mayor cautela de los particulares para decidir la compra de un bien durable y el mayor temor a endeudarse.

Al decir de los directivos de automotrices, esto genera un panorama muy sombrío para una industria que este año se había preparado para producir un millón de unidades y ahora ve que, con suerte, estará un 30% por debajo.

A ello se suma que el plan oficial ProCreAuto apenas traccionó 9.000 patentamientos en tres meses, muy lejos del objetivo inicial planteado.

Y como si esto fuese poco, a este escenario complejo se suma el hecho de que cada vez son más los modelos alcanzados por el impuestazo, lo que hace que automáticamente sus precios se disparen y queden más inaccesibles para los bolsillos de los argentinos. En el arranque del año, el Gobierno justificaba el nuevo tributo argumentando que iba a afectar solamente a las marcas Premium. Es decir, que su impacto quedaba acotado a menos de un 10% del mercado.

Pasaron pocos meses y la realidad muestra un gran cambio en este sentido.Alta gama "en el horno" 

Lo cierto es que más allá del discurso oficial, el gravamen está haciendo "estragos" en varias marcas y segmentos.

En el "lejano" enero el impuestazo recaía sobre las premium más vendidas, como BMW, Mercedes Benz y Audi. También sobre otras importadas como Jeep, Dodge, Hyundai y Kia.

La disparada de precios que generó el gravamen, sumado a la devaluación, hizo que estas firmas sufrieran derrumbes en ventas colosales, del orden del 80%.

El efecto que conjugó el desplome de los patentamientos y las restricciones aduaneras, derivó en que, de las 30 principales marcas que operan en la Argentina, 23 de ellas hayan registrado caídas en sus operaciones de importación.

Lo más destacable es que, de esas 23 automotrices que registraron descensos en sus importaciones en el primer semestre, 20 de ellas experimentaron derrumbes de más del 50%, tal como se puede observar en el siguiente cuadro, del que ya diera cuenta iProfesional:

El escenario es tan negro para las empresas de alta gama que el negocio importador de una única compañía como es Chery (empresa de autos low cost de diseño chino que se ensamblan en Uruguay) ya mueve más que el de siete marcas premium.Efecto "derrame" a las marcas masivas

A la disparada en los costos de los insumos que trajo la devaluación de enero, posteriormente se le sumaron los incrementos salariales, de tarifas y de mantenimiento de las plantas.

Esto dio lugar a que muchos modelos de autos que a principios de año miraban el impuestazo desde lejos (porque sus precios de fabricación estaban por debajo de la referencia establecida por el Gobierno), con el paso del tiempo pasaran a acercarse peligrosamente al límite del tributo, para luego ser atrapados por el gravamen. 

De hecho, varios de los más representativos del segmento medio ya están alcanzados, algo que -por cierto- las marcas querían evitar.

Algunos ejemplos lo dan versiones fabricadas en Argentina, como el Ford Focus:

El Citroen C4 Lounge:

Más aun, el Toyota Corolla, de Brasil, también quedó atrapado.

Desde Citroen señalaron a iProfesional que esperaban que el gravamen los afecte recién a fin de año. Pero en la Argentina de hoy día los tiempos se aceleran y ya sienten sobre sus espaldas los efectos del tributo.

Por el lado de Peugeot, que fabrica el 408 en el país, que es competidor del mismo segmento, todavía tiene algo de margen para "zafar", al menos por unos dos o tres meses.

Impacto

La inflación fue acercando cada vez a más modelos al límite de precio de $170.000 (precio de fábrica), a partir del cual comienza a tributarse (primer escalón). Son todos aquellos autos que al público tienen un valor del orden de $240.000.

De acuerdo con un relevamiento realizado por iProfesional, se advierte que de la totalidad de las marcas que producen en el país y son consideradas masivas, casi el 50% de las variedades que ofrecen (ya sean de fabricación nacional o importada) fueron alcanzados por el impuestazo o ya están "al límite de".

En total, Chevrolet, Citroen, Ford, Honda, Peugeot, Renault, Toyota y Volkswagen, disponen de unos 95 modelos.

De ese menú de opciones, algo más de 40 ya tienen un precio superior a los $330.000 o están próximos a pasar la barrera que los condena al tributo.

De esos 40 modelos -que se conforman de 231 versiones- dos de cada tres superan los $235.000, tienen valores hasta de $500.000 o están por quedar alcanzados por la primera franja.

En resumen, esto quiere decir que más de la mitad está sufriendo en carne propia el incremento a raíz del gravamen.

Y si bien las marcas tienen otros modelos que no están en riesgo, significaría un fuerte impacto para los autos medianos, grandes y las SUV, que crecieron notablemente en ventas en 2013.

Por otro lado, se trata de los vehículos más rentables para las compañías, lo cual también causa un grave problema para sus finanzas, porque a partir de esas utilidades pueden generar contribuciones marginales cruzadas para poder ofrecer aquellas líneas más baratas.

ProCreAuto

Tras la devaluación y el impuestazo, los empresarios del sector se esperanzaban con un plan oficial que ayude a la actividad a recuperar ventas.

Sin embargo, Pro.Cre.Auto, que fue la respuesta del Gobierno para mejorar los patentamientos, lejos estuvo de los objetivos iniciales previstos: en casi tres meses no se concretaron ni 10.000 ventas, cuando se esperaba que esa cifra fuera al menos mensual.

Frente a este decepcionante resultado, las quejas de los empresarios de las automotrices están a la orden del día. Pero son contrarrestadas por el "relato" oficial, que los acusa de no haber sido capaces de sustituir importaciones.

En la actualidad, por cada auto que se fabrica en la Argentina, el Banco Central debe habilitarles un promedio de u$s13.000 para permitir la importación de piezas, justamente lo que ahora se niega a hacer Fábrega.

En este contexto, trascendió que, si la proporción del contenido nacional no mejora, el Gobierno podría volver a reflotar el plan de sustitución de importaciones presentado a fines de 2013 y que todavía no se llevó a la práctica.

Según ese programa, los autopartistas deberán comprometerse y presentar un listado de piezas que las terminales estén importando y no demanden a la industria nacional.

De acuerdo con este documento, si una automotriz se niega a comprar un componente (porque le resulta "caro" frente a la alternativa que trae del exterior) entonces se verá obligada a entregar una estructura de costos, que luego será auditada por el Ministerio de Industria.

Como se ve, el panorama luce complicado para las automotrices, en medio de una pelea por dólares que, sin crédito externo, amenaza con prolongarse un largo tiempo.

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