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Brecha cambiaria, un clásico argentino: ¿cuándo se registró la mayor distancia entre oficial y blue?

Con un gap cercano al 80% entre el tipo de cambio formal y marginal se establece un desdoblamiento entre operaciones comerciales y financieras
22/09/2014 - 10:20hs
Brecha cambiaria, un clásico argentino: ¿cuándo se registró la mayor distancia entre oficial y blue?

El dólar blue subió este lunes 15 centavos y se negoció a $15,15 para la punta vendedora, mientras que el oficial cerró a $8,44 para la venta.

Por lo tanto, la brecha cambiaria entre ambos tipos de cambio se ubica en un récord del 80%.

Este desdoblamiento cambiario significa, en la práctica, tipos de cambio diferenciados para distintas clases de transacciones.

En general, estos desdoblamientos han fijado cotizaciones con grandes gaps entre operaciones comerciales (exportaciones e importaciones) y financieras (ingreso y salida de capitales, etc.), según sostiene un informe de Finsoport.

"Tanto los períodos de control de cambios sin desdoblamiento, como los de desdoblamientos formales, han coincidido con etapas de alta inestabilidad. En varios casos, el desdoblamiento establecido por el mercado ha sido la antesala de una devaluación y la reconstitución de un valor unificado", afirma Jorge Todesca, director de la consultora.

En el siguiente cuadro pueden observarse las brechas que han generado los distintos sistemas cambiarios desde 1930 a la fecha. Tal como puede apreciarse, las mayores distancias llegaron a ser del 406% (1948-1958) y del 226% (1972-1976). 

De modo tal que el 80% actual se ubica en el tercer lugar del ranking: 

La cuestión central es que una amplia brecha suele anunciar una futura devaluación. 

"En términos históricos, gaps superiores al 30/40%, como el actual, han sido seguidos de procesos devaluatorios", afirma el analista. 

Por otro lado, el informe considera que el desdoblamiento del mercado cambiario ha sido, con frecuencia, un mecanismo de devaluación parcial de la moneda.

Desde ese punto de vista, Todesca expone que la situación actual en cuanto a brecha cambiaria se encuentra en el límite de lo que históricamente ha sido considerado como sostenible.

Primeros controles

La escasez de divisas por el desplome de los precios de las materias primas que causó la crisis mundial de 1929 generó que el gobierno de turno instaure un sistema de controles.

El mismo tuvo como particularidad el hecho de imponer que todo tipo de transacciones se debían hacer a través de bancos autorizados. El Banco Central recién se constituyó en 1935.

Además, los exportadores quedaban obligados a entregar todas las divisas provenientes de sus operaciones. En tanto, por el lado de los importadores, debían solicitar permisos y se les racionó los pagos.

Hubo varios lapsos con variaciones en las brechas: en 1954 superó el 400%, poco tiempo antes del derrocamiento de uan Domingo Perón. En tanto, en 1974 fue de 226% por una crisis en la balanza de pagos, fuga de capitales y elevada inflación.

En 2002, con el colapso de la convertibilidad, la devaluación y la finalización del "1 a 1", se dispuso un nuevo mercado cambiario. A nivel oficial, el dólar valía $1,40, y también había un segmento de libre juego de la oferta y la demanda.

No obstante, la presión existente en la plaza por las exiguas reservas, llevó a la unificación y liberación del mercado de cambios. En este contexto, el dólar pasó de valer $1 a fines de 2001 hasta los $3,72 a mediados de 2002.

Entre 2002 y 2011 existió un Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) con régimen de flotación administrada e intervención del Banco Central.

Más recientemente, en octubre de 2011, luego de un período de fuerte salida de capitales y deterioro del nivel de reservas, el Gobierno se vio obligado a imponer el "cepo" al dólar que, con matices, rige hasta el presente.

Brecha amplia, grandes problemasCuando la brecha se amplía a casi un 80% como se observa actualmente, la incertidumbre también se dispara en el mercado y la cotización del blue se instala como referencia ineludible de particulares y empresas.

Las expectativas devaluatorias se acentúan y crecen las maniobras especulativas, lo que complica aún más el poco margen de maniobra con el que cuenta el Banco Central para hacerse de dólares.

En el caso de los exportadores, una mayor brecha cambiaria los induce a liquidar menos producción, tal como sucede con los sojeros. Por el lado de los importadores, los lleva a anticipar sus compras, al percibir que el tipo de cambio oficial está retrasado.

En buen romance, unos especulan reteniendo y otros adelantando operaciones. En consecuencia, el problema de fondo -que es la falta de dólares- tiende a agigantarse.

"Una amplia brecha entre oficial y paralelo acrecienta las expectativas devaluatorias y las maniobras especulativas", apunta Todesca.

Según el analista Salvador Di Stéfano, "cuando el dólar blue llega a un nivel como el actual, nadie quiere transar activos, ante el temor de quedar expuestos en pesos".

Para Gabriel Caamaño Gómez, de la consultora Ledesma, el sector privado toma el repunte del paralelo como el "anticipo de un ajuste cambiario".

Un sobreprecio cada vez mayor

Si se repasa lo sucedido desde la instauración del cepo, se observa que el sobreprecio que los particulares están dispuestos a pagar por hacerse de dólares ha ido en aumento.

En 2012, era de un 25% (por encima del tipo de cambio oficial). El tiempo fue mostrando que, lejos de descender, el billete informal fue moviéndose alza y tomando más distancia con el tipo de cambio oficial.

Lo cierto es que la brecha cambiaria -con altibajos- ya se ubica en un 80%, siendo el actual gap uno de los más altos desde la instauración del cepo.

Para peor, nada indica que puede achicarse, en un contexto en el que sobran pesos, faltan dólares, la inflación sigue alta, no hay crédito externo y existe un abultado déficit fiscal financiado con emisión monetaria.

La respuesta del dólar paralelo ante cada una de las recientes medidas tomadas por la administración K ha sido la de una suba abrupta.

Ahora ni siquiera una eventual alza en la tasa de interés de los plazos fijos resultaría suficiente como para calmar la sed dolarizadora que muestran los ahorristas.

Desde la consultora Economía & Regiones advierten que la situación cambiaria se tensará aun más hacia fin de año, cuando el Banco Central deba emitir unos $130.000 millones para financiar al Tesoro por el déficit fiscal acumulado.

"En un escenario como el actual, lo que ocurre es que se desincentiva la oferta de divisas. Todo aquel que tenga billetes verdes o un activo dolarizado, tratará de retenerlo, porque siente que es inevitable una nueva corrección en los próximos meses", concluyen.

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