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La clase media necesita más salarios para un 0Km: contra eso, "no hay ProCreAuto que valga"

Las terminales ahora vienen remarcando los valores a un ritmo superior al de las mejoras en las remuneraciones. Cambio de tendencia
30/09/2014 - 13:31hs
La clase media necesita más salarios para un 0Km: contra eso, "no hay ProCreAuto que valga"

Hasta el año pasado, momentos antes de la entrada en vigencia del impuestazo y de la devaluación de enero, la decisión de compra de un 0Km, especialmente si se trataba de un modelo importado, para muchos estaba atada a una oportunidad.

Con un atraso cambiario que se hacía difícil de sostener, más argentinos veían en un vehículo una forma indirecta de dolarizarse y anticiparse así a una depreciación del peso, que fue lo que finalmente terminó ocurriendo.

Claro que, a ocho meses de la abrupta devaluación, ya se extinguió todo ese colchón de competitividad cambiaria que se había logrado.

Además, según la consultora Economía & Regiones, "el actual escenario es mucho más delicado que el de fines de 2013, ya que ahora los problemas se explican por el lado de la demanda de dinero", que "potencia y acelera el aumento del exceso de pesos".

En ese marco, la consultora alertó que "en la medida en que el BCRA no pueda seguir absorbiendo lo que emita y la caída de la demanda de dinero se potencie, la probabilidad de una nueva devaluación brusca se incrementará".

Y conforme crecen las expectativas de devaluación -con bancos como el Iatú o consultoras como Espert & Asociados que estiman un dólar oficial de entre $10 y $11 para fin de año- los particulares vuelven a apelar a los comportamientos especulativos, ya sea para buscar refugio como para realizar compras "oportunistas". 

Así las cosas, muchos van en busca de divisas contantes y sonantes, ya sea mediante la ventana que habilitó la AFIP, como a través del mercado del "conta con liqui". Otros, en cambio, están volviendo a optar por la adquisición de bienes y servicios atados al dólar, como los viajes al exterior o los autos importados.

Claro que el escenario cambió mucho respecto al que imperaba hasta fines del 2013: en aquel entonces, los precios de los vehículos, en pesos, estaban muy retrasados y acumulaban cuatro o cinco años de subas muy por debajo de la inflación real, lo que acercó a muchos argentinos a un 0Km. 

En la actualidad, en cambio, quienes apuestan por la compra de autos como una forma de anticiparse al salto cambiario son, en general, particulares que tienen billetes verdes en mano y ven en la brecha récord, de más del 80%, una oportunidad para adquirir vehículos que, en términos de blue, quedaron muy baratos.

Como contrapartida, para quienes sólo tienen pesos en sus bolsillos, el acceso a un 0Km -especialmente importado- hoy se hizo más difícil, dado que la combinación de inflación, devaluación e impuestazo, derivó en que los valores de los vehículos crecieran por encima de los ingresos.

Fin de la tendencia favorable

Durante varios años y hasta 2013, la evolución de los precios de los autos jugaba a favor de los argentinos, dado que en cada período necesitaban menos salarios para subirse a un 0Km.

Considerando como referencia un Volkswagen Gol Power -con motor 1.4, aire y dirección-, uno de los más accesibles del mercado, en 2011 se requería el equivalente a 10 salarios.

A fines de 2013, en tanto, se llegó a uno de los momentos más convenientes: para acceder a ese vehículo (valuado en $66.500), se necesitaban apenas 8,9 ingresos.

Sin embargo, tras la abrupta suba de precios, en la actualidad pasaron a requerirse de 11 ingresos promedio para poder subirse a ese mismo vehículo (ver cuadro). 

Es decir que la relación precio/salarios volvió a ubicarse en nivel más alto de los últimos cuatro años. 

Este dato resulta clave porque viene a ser el primer cambio de tendencia ocurrido en los últimos diez años, es decir, desde fines de 2004.

Sucede con los nacionales, también con los importadosDe acuerdo con datos de la consultora Abeceb, el incremento de los vehículos fue de casi un 55% promedio en los últimos 12 meses

En ese mismo período, la recomposición de ingresos fue del 31%. Es decir, unos 24 puntos por debajo.

Esto implica que, en general, todos los vehículos fueron alejándose del bolsillo de los argentinos en el último año. 

Al considerar los modelos que lideran el ranking de patentamientos, se observan los siguientes casos a modo de ejemplo. 

Gol Trend:

•El modelo más accesible (que sucedió al Gol Power) tenía un valor de $70.500 hacia fines de 2013. De modo que se necesitaban de casi 8 salarios para acceder a esta unidad.

•En la actualidad, su precio de lista pasó a ser de $103.000, lo que implicó una alza de casi 50%. Puesto en ingresos netos, hoy se requieren de casi 10 mensualidades.

Toyota Hilux:

•En el segmento de las pick up, es la número uno en ventas. Si se toma la versión más completa (SRV 4x4), antes del impuestazo y de la devaluación, valía $305.000, necesitándose el equivalente a 34 sueldos para acceder.

•Hoy por hoy, tras una disparada del 40% y un valor de $425.000, considerando el ingreso medio, se equiere de 41 mensualidades para subirse a esta versión.

En el caso de los modelos importados de alta gama, cuya cotización está 100% atada al dólar, la relación precio/ingresos se hizo incluso más cuesta arriba:

Audi A1:

•Hacia fines de 2013, la versión Sportback Ambition estaba valuada en u$s34.600. Al tipo de cambio oficial de ese momento, representaba unos $214.500. Puesto en términos de salarios, se requerían de 24 ingresos promedio.

•Actualmente, dicha versión cotiza a u$s52.500 ($443.600), lo que lleva a que se requieran 42 sueldos netos, es decir, casi el doble.

BMW Serie 1: 

•La versión entry level (116 i) cotizaba, en moneda local, a unos $287.000. Es decir que un era necesario el equivalente a 32 salarios promedio para acceder a esa unidad.

•A lo largo de los últimos 10 meses, la relación precio/ingresos no hizo más que dispararse: dicha versión "cotiza" a $650.000. De modo que se necesitan de casi 63 mensualidades netas, prácticamente un 100% más.

Fin del "buen negocio"

Hasta el año pasado -sin devaluación ni cambio en los tributos- la política de precios de las terminales era la de incrementar sus modelos bastante por debajo de la inflación.

En el caso de las marcas nacionales, el sector ajustaba los valores no más allá del 20% anual, en tanto que los salarios, especialmente en los últimos períodos, venían creciendo a un ritmo del 25 a 30%.

En el caso de los importados, las automotrices casi no aplicaban variaciones de precios en dólares, salvo cuando se renovaba algún modelo o se lanzaba un restyling.

De modo que, con un tipo de cambio oficial que subió de a "cuentagotas" hasta 2013, el nivel de esfuerzo requerido en términos de salarios se fue licuando, una tendencia que llevó a que muchos "clase media" evaluaran la posibilidad de acceder a un modelo de alta gama.

Así, con restricciones a la compra de dólares y un mercado inmobiliario cada vez más lejano, buena parte de la sociedad veía en un 0km un excelente negocio y una forma de capitalizarse.

Producto de la ferviente demanda, la industria automotriz pudo festejar en 2013 un récord de 955.000 unidades patentadas y hasta se esperanzaba con llegar al millón para este año.

Incluso, la mayoría de las marcas de lujo lograron, durante el período pasado, sus mayores niveles de venta de toda su historia en la Argentina.

Sin embargo, como se señaló, la ilusión de continuar quebrando récords se desvaneció totalmente en este 2014, de la mano de la devaluación, impuestazo y caída del salario real.

Gonzalo Dalmasso, economista de Abeceb, hace referencia al gran salto de precios de enero -en el segmento de los autos importados- y al de febrero, en el de las marcas masivas. 

Los cambios provocaron una completa alteración en la capacidad de compra de los argentinos que, como se vio, pasaron a requerir de una mayor cantidad de ingresos acumulados para acceder a un 0km.

Con el agravante de que en la categoría de autos de entrada de gama (a la que acceden en general quienes van por su primer 0km) se agrega la dificultad de que ya no existen versiones que estén por debajo de los $100.000.

Efecto expansivo y más aumentos

La tendencia de precios al alza está lejos de detenerse, en la medida en que no se logre una mayor calma en el plano cambiario y no se reduzca la inflación.

Pero hay otro problema que complica a las terminales y complica aun más la adquisicion de un vehículo en términos de salarios: el impuesto interno.

El mismo, al estar establecido sobre montos fijos, está derramándose sobre cada vez más modelos y marcas, incluyendo a las masivas (ver nota Efecto Derrame: primero el impuestazo era para los autos premium, ahora se propaga a los masivos).

El siguiente cuadro muestra las versiones que están a un paso de quedar atrapadas por el impuestazo, lo que las llevaría a sufrir una disparada de precios que las dejaría más lejos del radar de los compradores:

¿Ahora es negocio no vender?

En cuanto a las expectativas para el dólar oficial, la mayoría de los analistas advierte que antes de fin de año sobrevendrá una devaluación.

Una señal de cómo el sector anticipa un tipo de cambio más alto se encuentra en lo sucedido con la Fase II del plan ProCreAuto. 

Tres marcas (Fiat, Honda y General Motors) se bajaron, alegando problemas para cumplir con las condiciones del plan, que limita los incrementos de precios.

Pero en realidad, lo que deja entrever es el temor de empresarios a no poder cubrir los costos de reposición y que los lleva incluso a pensar que "no vender puede ser un buen negocio". 

Esto derivó en una fuerte "sangría" de opciones:

•El ProCreAuto original totalizaba 18 modelos con 42 versiones.

•Para la nueva etapa, apenas subsistieron 9 modelos (lo que implicó una contracción del 50%) y 24 versiones (caída del 43%).

Tal como se puede observar en el siguiente cuadro, la oferta actual apenas se compone de dos modelos de Ranger (Ford); tres modelos de 308, uno de 408 y uno de Citroën C4 (PSA); dos tipos de Clio Mio y siete de Fluence (Renault); un modelo de Hilux (Toyota); seis de Suran y uno de Amarok (Volkswagen).

El gran talón de Aquiles que impidió que el ProCreAuto creciera en cantidad de marcas, modelos y versiones, está en la rígida política de precios que impone el Gobierno, un arma de doble filo que va en contra de la dinámica inflacionaria de la economía y que puede significar un riesgo para las empresas, en un contexto de alta volatilidad cambiaria.

Cabe destacar que los vehículos que se mantienen en el programa recibieron un ajuste de apenas 5 al 7,5%, valores que se deberán mantener sin cambios hasta mediados de enero de 2015.

En una economía con una inflación anual estimada en cerca del 40%, para las automotrices resulta muy difícil mantener a la venta un modelo con un alza de apenas 7,5% -o incluso menos- a lo largo de casi siete meses.

A esto se suma otro gran temor que tienen las terminales: por más que tengan un cupo de divisas a la cotización del BCRA, el problema es qué sucederá si sobreviene, antes de fin de año, una nueva devaluación, como el mercado está descontando que ocurrirá.

Es que necesitarán más pesos para importar el mismo volumen de autopartes pero para unidades que habrán quedado con precios viejos.

Ante esta disyuntiva, la estrategia de algunas automotrices fue "borrar" del ProCreAuto sus versiones más baratas e incluir variantes más costosas.

El hecho de que muchas automotrices hayan eliminado sus autos más económicos del listado puede responder a dos razones: o están privilegiando la venta de aquellos modelos que más rentabilidad les dejan, o bien no quieren comprometerse a tener que entregar unidades que, devaluación mediante, pasarán a quedar demasiado baratas. 

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