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Sin Juan Carlos Fábrega, Axel Kicillof tiene el terreno libre para hacer lo que quiera con las tasas

El titular de la entidad bancaria presentó su dimisión a la Presidenta tras su fuerte discurso en la Casa Rosada en el que disparó contra banqueros
02/10/2014 - 09:00hs
Sin Juan Carlos Fábrega, Axel Kicillof tiene el terreno libre para hacer lo que quiera con las tasas

Juan Carlos Fábrega presentó su renuncia a la presidencia del Banco Central como respuesta a los retos públicos que sufrió por parte de la presidenta Cristina Kirchner y ante la presión del ministro Axel Kicillof para recortar su margen de maniobra.

Según confirmó el secretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro, quien lo reemplazará en el cargo es Alejandro Vanoli, actual titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV).

La reacción del funcionario tras el duro discurso presidencial era uno de los temas que el mercado seguía con más interés: su permanencia al frente de la entidad podría estar avalando una avanzada represiva contra el mercado, luego de las denuncias presidenciales sobre una conspiración.

Y es que las palabras de Cristina lo dejaron muy mal parado.

Por un lado, mencionó la operatoria del contado con liqui como una maniobra ilegal -es el Central quien regula esta operatoria- y, por otra parte, acusó directamente al BCRA de ser ineficiente en los controles para reprimir la compra venta del blue.

Además, la mandataria insinuó que la entidad filtraba información a los bancos y los protegía con más de 80.000 expedientes trabados.

Cristina recordó también que a principios de septiembre el Banco Central rebajó del 30% al 20% el porcentaje de activos en moneda extranjera que pueden tener en sus carteras las entidades financieras y dijo que, antes de esa medida, "parece que se filtraron datos, porque hubo bancos con información privilegiada que cuando todos compraban dólares, ellos vendían, como si supieran que después se iban a tener que desprender".

No sólo fueron reproches, Cristina anunció que además le quitaría funciones a Fábrega en favor de su enemigo interno en el Gobierno: Kicillof. "También voy a instruir al Ministerio de Economía para que se haga una denuncia acerca de cotizaciones paralelas del dólar y la modificación de la posición general de monedas extranjeras de los bancos", dijo la mandataria.

Un enfrentamiento de larga dataLa antipatía entre Fábrega y Kicillof se viene marcando desde que ambos asumieron sus cargos, a fines de 2013. 

Hubo momentos en los que el presidente del BCRA logró imponer su parecer tal como ocurrió durante la devaluación de enero que fue acompañada por una abrupta suba de las tasas de interés pero que ultimamente se venía constatando un continuo avance de las posturas de Kicillof. 

Uno de los puntos que ha venido generando desencuentros es, precisamente, el nivel de tasa de interés que debe regir para estos momentos de la economía argentina.

Por un lado, Fábrega se veía presionado por una "maquinita de imprimir billetes" que funcionaba a tiempo completo para financiar un gasto público que, a ojos de los analistas, luce desbocado.

El titular del Central ha venido tratando de retirar del mercado la mayor cantidad de pesos posible, porque buena parte de ese flujo de dinero se va al dólar blue, elevando así su precio, agigantando la brecha y, en consecuencia, inyectándole a la entidad que él conducía fuertes presiones cambiarias y mayores expectativas de devaluación

Para drenar ese excedente, emitía "pagarés", llamados Lebac y Nobac, que pagaban un interés. Ofrecía estos títulos a los bancos para que estos le entreguen pesos.

Empezó ofreciendo una baja tasa. Pero en la medida en que tuvo que emitir más y más....y más, se ha visto obligado a incrementarla, para que las entidades se vean atraídas a comprar estos títulos.

Los analistas temen que en esta operatoria, la entidad monetaria esté cerca de encontrar un límite. Y es que Axel Kicillof piensa distinto. O, mejor dicho, tiene otras prioridades que van más allá del tipo de cambio.

Su foco es la reactivación económica y, en este sentido, un tipo de interés elevado encarece los créditos y reduce el consumo.

En estos últimos meses, se impuso la visión del ministro de Economía. En tanto, Fábrega optó por "dejarlo hacer" y enfocarse en cuidar las reservas.

Que si vengo, que si voy

En los primeros meses del año, precisamente hasta mayo, Fábrega propició un incremento de las tasas.

La Badlar, tomada como referencia por el mercado, pasó del 20% en enero a casi 30% ese mes. Luego, el titular del BCRA tuvo que someterse a los designios de Kicillof.

Es así como, esta referencia primero quedó planchada unos meses -en niveles cercanos al 21%- para luego descender un poco más, hasta acercarse al 20%

De hecho, alcanzó un nivel incluso más bajo que el de principios de enero, es decir, previo a la devaluación (ver gráfico).

Esta "montaña rusa" que se observó en los rendimientos de las colocaciones bancarias tuvo su lógico correlato en los saldos de los plazos fijos.

•El fuerte crecimiento de los primeros meses, coincidente con la suba de tasas impulsada por Fábrega, se vio interrumpido cuando éstas comenzaron a caer.

•Entre enero y abril crecieron casi 20% mientras que, desde ese entonces a hoy apenas subieron un 2% (ver cuadro).

Quienes primero tomaron nota del cambio de tendencia fueron quienes habían depositado fondos por más de un millón de pesos (clientes mayoristas), que llegaron a retirar rápidamente del sistema hasta $10.000 millones.

En el caso de los minoristas, sus colocaciones se frenaron después. Precisamente a partir de junio.

Como consecuencia de estos movimientos, la participación de los grandes ahorristas respecto del total colocado descendió del 55% al 52% actual.

"Los depósitos a plazo fijo desaceleraron su crecimiento, habiendo sido desplazados por otros tipo de inversiones", apunta Respecto a la evolución de los saldos en estos últimos meses, Gloria Prusak, gerente de Finanzas del Banco Credicoop (ver imagen).

Otro de los cambios observados tiene que ver con el lapso de colocación del dinero.

Al respecto, se registró un mayor protagonismo de los depósitos de muy corto plazo (hasta 59 días).

A punto tal que hoy día representan un 65% del total colocado (ver cuadro):

Curiosamente, los grandes ganadores de estas desavenencias entre Fábrega-Kicillof vienen siendo los bancos.

Sucede que actualmente, con poca demanda de créditos por parte de particulares y empresas, pagan poco por los plazos fijos y el gran negocio lo hacen prestándole precisamente al Banco Central.

La Presidenta lo retó, Fábrega se fue y Kicillof ahora tiene el terreno libre para hacer lo que quiera con las tasas.