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El croquis que la presidenta Cristina Kirchner nunca aceptó de Juan Carlos Fábrega

Tras la devaluación, el ahora ex titular del Banco Central se sentó con la mandataria y en una hoja le resumió su receta "para llegar al 2015"
02/10/2014 - 10:29hs
El croquis que la presidenta Cristina Kirchner nunca aceptó de Juan Carlos Fábrega

El croquis que acompaña este artículo es la réplica exacta de lo que hoy ya es un documento histórico detrás de la salida del Banco Central de Juan Carlos Fábrega y su enfrentamiento con el ministro de Economía, Axel Kicillof.

Tras la devaluación del 23% de enero, el mendocino se sentó con Cristina Fernández de Kirchner y en una hoja le resumió su receta "para llegar al 2015", tal como repitió varias veces a su equipo.

Para tener una inflación moderada, él iría moviendo la tasa de interés (t. i.) siempre algo por encima de la evolución del tipo de cambio (t. c.). Como dibujó a mano alzada, si los precios se movían al 2% mensual, devaluaría en esa proporción y ajustaría el costo del dinero un poco más, para evitar una corrida contra el peso (ver croquis).

Su propuesta, se explayó, era una terapia transitoria hasta que llegara un "ajuste fiscal", tal como indicaba la flecha que llevaba a esa palabra al final del gráfico. Esa etapa, insinuó siempre Fábrega, la debían encarar "acá enfrente", por Kicillof y compañía. En el fondo, su pensamiento era clásico: menos gasto implicaría menos emisión y por ende bajaría la inflación. Una herejía para la mirada del Palacio de Hacienda.

El plan Fábrega para llegar a la transición se fue volviendo cada vez más inviable con el paso de los meses. Tras el salto cambiario de $ 6,30 a $ 8, subió las tasas hasta cerca del 30% y enfrió la actividad como forma de generar algo de tranquilidad cambiaria. La brecha entre el oficial y el paralelo bajó del 70 al 30%.

El Central se entusiasmaba con un recorte en los subsidios a las tarifas públicas que ahorraría unos $ 30 mil millones, y el Ministerio de Economía le daba algún guiño con un primer anuncio en gas y agua que ahorraba menos de un tercio de esa cifra. Prometían retocar tarifas eléctricas, el grueso del ajuste, para más adelante.

Mientras tanto, arreglos por algunas denuncias en el tribunal internacional Ciadi, el acuerdo con Repsol y con el Club de París auguraban una vuelta a los mercados y aire a las reservas. Pero el revés en la Corte Suprema de Estados Unidos en junio en el litigio con los fondos buitre, abrió la puerta al default forzado por el juez "municipal" Thomas Griesa y todo cambió.

No bastaron acuerdos en China para reforzar las reservas ni acelerar créditos para infraestructura, ni tampoco "privilegiar" el giro de dólares para los pagos energéticos mandando a la sala de espera a automotrices, ensambladores y empresas de servicios.

El fantasma de una nueva turbulencia en el dólar como en diciembre último se reinstaló. Se acrecentó la pérdida de reservas hasta caer por debajo de los US$ 28 mil millones que Fábrega se había impuesto como piso para fin de año, recuerda Fortunaweb.

El dólar paralelo se disparó a $ 16 hasta casi duplicar al oficial. La respuesta del Gobierno volvió ser acusar a bancos y cuevas de operar para "voltear" a la administración de Cristina en el marco de una conspiración internacional contra la Presidenta.

Pero hubo una novedad: la jefa de Estado habló ayer de que funcionarios de "la línea" del Central daban información a los cueveros para que burlaran allanamientos y siguieran haciendo subir el blue. Las palabras causaron impacto en Fábrega que escuchaba sentado en primera fila mientras Cristina miraba a su lado a Kicillof, a quien además instruía para investigar qué es lo que estaba pasando.

Lo demás son hechos recientes y conocidos. El mendocino presentó su renuncia y Cristina Kirchner se la aceptó. En su lugar, asumirá en poco tiempo Alejandro Vanoli, hasta ahora titular de la Comisión Nacional de Valores y que en 2005 escribió en el marco del Plan Fenix junto a Haroldo Montagu: "A los efectos de manejar la política monetaria aparece la antigua disyuntiva que se presenta entre "reglas vs. Discreción"; nosotros optamos por un concepto intermedio de "discreción acotada".

La discreción se refiere a las consideraciones económicas y financieras que deberán ser tenidas en cuenta con respecto a su alcance en el corto plazo, y la restricción está dada por un cierto objetivo de inflación que se pretenda obviamente comptabile con un nivel de crecimiento consistente con la solvencia fiscal y externa, y alineado con políticas de redistribución progresiva del ingreso".

Vanoli, hasta ahora emblema de una reforma del mercado de capitales que nunca terminó de implementar, llega al Central en un momento crucial, y cuando el Gobierno aún parece no haber terminado de "oxigenar" el Gabinete. Aunque de acá al fin de semana las noticias saldrán de la City, donde no faltará presencia policial para forzar la menor operatoria posible de arbolitos, los problemas más graves están en las fábricas y en los hogares.

La economía ingresa en el último trimestre del año con pronóstico de recesión severa y una preocupante aceleración en las remarcaciones de precios, según indica el Indice de Precios Barriales del Isepci. La Universidad Di Tella situó el promedio de expectativas de inflación de la gente por primera vez por encima del 41% para los próximos doce meses, un horizonte que tendrá su test clave otra vez en diciembre, poco después de que Fábrega hubiera cumplido un año en el cargo.

Cómo quedará el nuevo poder en el Banco Central. El directorio, el que en las formas es el órgano decisor del Banco Central, vivía esta noche horas de definiciones. El vicepresidente del organismo, Miguel Pesce, en principio continuaría en su puesto, y debajo de él, también lo harían Waldo Farías y Santiago Carnero, en funciones desde antes del arribo de Juan Carlos Fábrega.

Otro que seguirá sin dudas es Germán David Feldman, que responde al ministro de Economía, Axel Kicillof. Aún está firme en su silla Sebastián Aguilera, traído del Chaco por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aunque nadie sabe qué ocurrirá en caso de que el hombre que habla todas las mañanas decidiera volver a su provincia de origen.

Los dos hombres de Fábrega en el directorio, aún con destino incierto, son Eduardo Antonio Barbier, y Juan Carlos Belmonte, dos ex colaboradores suyos en el Banco Nación. Este último ocupa(ba) además un cargo clave para el sistema financiero. Es el Superintendente de Entidades Financieras, que define y aplica la regulación del organismo con los bancos.

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