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El blue, anestesiado unos dí­as: ¿"mérito" de la fuerte represión del Gobierno o de los especuladores hormiga?

En un contexto de alta emisión y caída de reservas, la calma es de corto plazo. El rol de los ahorristas para que su precio caiga a principios de mes
14/10/2014 - 10:08hs
El blue, anestesiado unos dí­as: ¿"mérito" de la fuerte represión del Gobierno o de los especuladores hormiga?

Es una de las primeras lecciones que aprenden los estudiantes en primer año de economía: cuando se reprime la oferta de un producto, el efecto inmediato es el de una suba del precio.

Sin embargo, en la Argentina existe una marcada tendencia a tratar de contradecir este principio. El ejemplo paradigmático es el del dólar.

Los funcionarios K, preocupados por el clima de inquietud social que se genera con el alza del blue, decidieron que la represión es la mejor forma para hacer bajar la cotización.

Es así que, desde la asunción de Alejandro Vanoli en el Banco Central, se ha festejado cada retroceso del precio como un triunfo político sobre los "especuladores". Se ha atribuido ese logro a la mano firme y a la "cara de perro" que las autoridades están mostrando en la city.

Y hasta se ha generado una nueva polémica, típicamente argentina: ¿a quién hay que "agradecerle" cuando baja?

Esto, a su vez, da lugar a otros interrogantes: "¿Cuánto tiempo puede durar la caída?" y "¿a quién hay que echarle la culpa, en caso de que vuelva a trepar?".

Por lo pronto, en el gremio de los economistas parece haber una amplia mayoría de escépticos sobre las virtudes de la represión como forma de domesticar al dólar paralelo.

En consecuencia, no sólo auguran una duración corta en la estabilización de su precio sino que, además, hay quienes atribuyen su relativa calma a factores que no son los que los funcionarios K suponen.El rol del "especulador hormiga"

Para Tomás Bulat, el propio público es el que hace caer por unos días al blue, mediante un arbitraje entre el dólar legal y el paralelo.

La operatoria que describe Bulat es muy simple: luego de cobrar su salario, muchos ahorristas invierten el 20% de su ingreso mensual -el tope permitido por la regulación- para comprar "dólar ahorro" (a $8,49 más 20%) para luego revenderlo al precio del paralelo.

Con esta simple operatoria, se hacen de una ganancia que puede superar el 50%.

Al tratarse de un mercado chico, el hecho de que haya una proliferación de pequeños ahorristas que salgan a vender, logra empujar el precio hacia abajo por unos días.

"Conozco gente que lo hace y me dicen ‘para mí la posibilidad de ganar $2.000 todos los meses es importante'. Así que se está transformando en una práctica habitual. Es por eso que cada mes, en la primera semana se observa una baja y luego un repunte", afirma el economista.

Por consiguiente, se anima a pronosticar que en las próximas semanas, se volverá a ver el mismo ciclo: "A fines de octubre va a subir y a principios de noviembre va a volver a descender".

Los números parecen darle la razón: el 1° de octubre los ahorristas compraron u$s74 millones, una cifra récord para un solo día, pero paulatinamente fue descendiendo hasta ubicarse en los u$s16 millones.

En otras palabras, los días de blue calmo, que siguieron a la renuncia de Juan Carlos Fábrega, coincidieron con el período en el cual el público dispuso de una mayor cantidad de dólares comprados a precio oficial.

Es difícil determinar en qué medida esa mayor oferta resulta suficiente como para incidir en el precio, porque nadie sabe con exactitud el volumen del mercado paralelo.

Una estimación de Raúl Galíndez, analista de la consultora de Salvador Di Stefano, da cuenta de que el promedio diario es de u$s200 millones, un número bastante más alto que el que señala el Gobierno.

Sin embargo, desde la city porteña algunos operadores calculan que en los días de demanda fuerte -como los que caracterizaron a septiembre- el movimiento podía rondar los u$s40 millones.

En cualquier caso, resulta lógico el argumento de que si una porción de los "dólares ahorro" se vuelca al mercado, éstos ejerzan influencia para anestesiar al precio al menos por unas jornadas.El gastado recurso de la amenaza

Resulta muy discutible la eficacia de los métodos policiales y las amenazas que los funcionarios hacen a los banqueros y cambistas de la city como forma de domesticar el precio de la divisa informal.

A pocas horas de haber asumido en su nuevo cargo, Vanoli le pidió a financistas vinculados con las "cuevas" que colaboraran para enfriar el mercado. Y, efectivamente, durante algunas jornadas se percibió un nivel de operaciones inferior al habitual.

Sin embargo, los economistas creen que, tal como ya quedó demostrado durante el "reinado" de Guillermo Moreno, estas iniciativas, en caso de ser efectivas, tienen muy corta duración. Tarde o temprano, el blue vuelve a manifestarse con fuerza.

"Si piensan que al dólar se lo va a dominar con la policía y con los gendarmes, estamos complicados. Las cuevas que estaban en el microcentro se van a ir a Caballito, pero lamentablemente van a seguir existiendo", sostiene Martín Redrado, ex titular del Central.

En la misma línea, el economista José Luis Espert destaca que los antecedentes históricos muestran una larga lista de fracasos en los intentos por dominar a este mercado.

"La última vez que hubo presos por hacer transacciones con el dólar blue fue durante el Gobierno militar de Viola y en una etapa del de Alfonsín. Es algo que está en el pasado", afirmó, cuando se había planteado la posibilidad de que se intentara castigar a los operadores mediante una nueva Ley Penal Cambiaria.

Espert se muestra crítico con la actitud de "criminalizar el único dólar libre que existe para el ahorrista".

"No entienden la libertad, creen que todo son negociaciones espurias, aprietes o piñas. De ninguna manera van a parar al blue con la ley penal cambiaria", pronostica.

El punto central que marcan los analistas es que hay una relación causal inversa a la que apunta el Gobierno: el dólar sube porque hay inflación y entonces el público busca un refugio para su dinero.

El Gobierno, en cambio, está preocupado por el hecho de que las noticias sobre la disparada del billete informal puedan impactar sobre el resto de los precios.

En consecuencia, el escepticismo de los economistas respecto de la paz cambiaria se funda en las escasas perspectivas de una política anti inflacionaria.

"Esta baja es momentánea. Si no se resuelve el problema de fondo, que es la inflación -que orilla el 40% anual- siempre va a haber alta expectativa de devaluación", argumenta Ricardo Delgado, director de Analytica y uno de los asesores económicos de Sergio Massa.Medidas con riesgo de boomerang

El punto en el que todos parecen estar de acuerdo es en que la suba del blue es inexorable.

Lo que todavía no está claro es cuándo se producirá ese quiebre y qué tan fuerte pueda ser el repunte de su precio, que pasó a ser uno de los "indicadores" más temidos por el Gobierno.Algunos creen que el punto de inflexión ya se produjo el jueves pasado, cuando luego de una semana con cotizaciones a la baja y muy escaso volumen, mostró un rebote de 15 centavos, para ubicarse un 74% por encima del tipo de cambio oficial.

El mismo día, las reservas del Banco Central caían u$s51 millones y se ubicaban unos u$s340 millones por debajo del "piso" de u$s28.000 millones que había establecido Fábrega.

Mientras tanto, el Gobierno complementa sus amenazas a los "cueveros" con una artillería de medidas destinadas a deprimir el mercado paralelo.

Entre ellas, destaca la presión a las compañías de seguros para que desarmen sus posiciones en dólares. De esta manera, las nuevas autoridades del Central indujeron a la baja del "contado con liqui", ya que se generó una sobreoferta de bonos utilizados para esta operatoria.

Pero claro, no es un efecto que pueda durar eternamente.

"Es una bala menos que le queda en el cartucho al Ministerio de Economía", observa el consultor Salvador Di Stefano, otro de los que se muestra escéptico.

"Si hacen siempre lo mismo, obtendrán similares resultados. Cuanto más intervengan el mercado, más subirá. Cuanto más demoren el alza del dólar oficial, más grande será el ajuste a futuro", agrega.

Por otra parte, hay quienes ponen en duda que la represión al "conta con liqui" sea efectiva para tirar abajo la cotización del blue.

A fin de cuentas, si una empresa tiene una urgencia y no puede recurrir a la triangulación de bonos, no le queda otra alternativa que conseguir divisas en el circuito marginal, donde el volumen es mucho menor y, por consiguiente, los precios son más volátiles.

De hecho, las últimas jornadas de los mercados mostraron esa situación: tras un inicio en el cual el "conta con liqui" y el blue fueron en la misma dirección descendente, luego se produjo una bifurcación.El repunte que viene

Por lo pronto, la expectativa generalizada es la de nuevos incrementos. Especialmente por parte de aquellos que creen que lo que alimenta al blue es el desequilibrio fiscal.

Muchos economistas adhieren a la tesis de que su precio se determina por el criterio de "convertibilidad". Es decir, el que surge de dividir el total de pesos que circula en la economía por los dólares en las reservas del Banco Central.

Las estimaciones dan cuenta de que hasta fin de año la cantidad de pesos se incrementará en $100.000 millones -un aumento de la base monetaria de aproximadamente 20%-. Esto, por sí solo, ya implicaría una suba de al menos $3.

"El dólar blue a fin de año puede estar en $17. Y no tiene nada de raro, simplemente va a seguir a la inflación", apunta Bulat.

Hay, también, algunos más pesimistas, que sostienen que no solamente se producirá el incremento en el total de pesos sino que además disminuirán las reservas, dadas las dificultades que tiene el Gobierno para conseguir dólares fuera del país. Di Stefano prevé que la caída puede llegar a u$s2.000 millones.

Entonces, producto de la combinación de más pesos en circulación y menos dólares en reservas, la cuenta daría una cotización de $20 para diciembre.

Por otra parte, no hay que olvidar que entrarán a jugar factores estacionales: a partir de noviembre comienza una demanda fuerte de billetes verdes para financiar las vacaciones de argentinos en el exterior.

Todo indica que este verano, a pesar del recargo del 35%, volverá a haber una fuerte afluencia de turistas que, tras sacar cuentas, observan que sigue siendo más conveniente ir al Caribe en cuotas que a Pinamar o Cariló (ver nota: "Paradoja: mientras la industria sufre por la escasez, hay dólar barato para turismo").

Pero estas son las estimaciones que sólo tienen en cuenta los factores monetarios. Además, están las que incorporan el componente político.

Estas hacen referencia a que ante una situación de incertidumbre extrema, como la que pueda surgir de una devaluación brusca o de problemas de gobernabilidad, el blue podría subir mucho más allá de su valor "técnico", simplemente impulsado por el temor de los ahorristas.

La previsión, en definitiva, es que por más "cara de perro" que los funcionarios le pongan a los banqueros, cambistas, titulares de sociedades de bolsa y "cueveros", el blue seguirá gozando de buena salud.

Quienes apuesten a un repunte en su precio, tienen dos poderosos aliados: la inflación y la historia.