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Con tasas menores al 1%, los bonos "dólar linked" reflejan alta expectativa de devaluación

La mayoría de los que están en circulación son de las provincias, y en todos los casos los rendimientos son mínimos. Ahora saldrá uno del Gobierno
22/10/2014 - 12:08hs
Con tasas menores al 1%, los bonos "dólar linked" reflejan alta expectativa de devaluación

Los bonos "dollar linked" que cotizan en el mercado local tienen un denominador común: tasas extremadamente bajas. Esto no se debe a que los inversores los consideran más atractivos o seguros que otros papeles, sino a otra razón: la expectativa de devaluación del tipo de cambio oficial.

Con rendimientos inferiores a niveles del 1% a 1,5% anual, los inversores apuestan a obtener ganancias a través de un drástico aumento del dólar oficial.

El Gobierno también busca aprovechar estos bajos rendimientos para salir al mercado mañana, a través de la colocación del Bonad 2016.

El cupón quedará estipulado en un 1,75% anual, pero es posible incluso que en el corto plazo el título cotice por arriba de su valor nominal, con lo cual el rendimiento sería incluso menor para los inversores que lo compren en el mercado secundario.

El comportamiento de los bonos que ajustan por el dólar oficial reflejan en forma bastante transparente la expectativa de devaluación del mercado. A menor tasa de interés, mayor es la expectativa de una suba del dólar oficial. En cambio, cuando se percibe que el tipo de cambio se mantendrá más planchado, la tasa demandada por el mercado aumenta sustancialmente.

La mayoría de los títulos que cotizan con ajuste "dólar linked" son de las provincias. La Ciudad de Buenos Aires tiene uno que vence en cinco años (BDC 2019), Entre Ríos (ERG 2016), Chubut (PUO 2019) y Neuquén (NDG 21). En todos los casos, las tasas son extremadamente bajas, en torno al 0,5% y el 1% anual.

Según publica Ambito, algunos bonos como el de la Ciudad de Buenos Aires presentan niveles mucho más altos, del 4% anual en pesos. Pero esto se explicaría por las ventas de inversores institucionales, por ejemplo bancos, que se ven obligados a desprenderse de activos dolarizados.

El Gobierno, por otra parte, aprovecha estas bajas tasas para salir al mercado a buscar financiamiento en moneda local y reducir la presión sobre el Banco Central. Paradójicamente, esas tasas son extremadamente bajas por los temores a que se produzca una devaluación en un plazo no demasiado prolongado.

Como el Bonad tendrá un plazo de dos años, aun cuando el Gobierno resista un salto del tipo de cambio oficial, parecería casi imposible que el próximo Gobierno pueda sostener una situación de atraso cambiario como la actual.

Por lo tanto, de acá a fines de 2016, es probable que este tipo de bonos le termine ganando a la marcha de la inflación. Incluso, no debe descartarse que estos bonos terminen apreciándose más que los bonos dolarizados, es decir aquellos que se compran en pesos, pero que finalmente pagan en dólares billete.

La sensibilidad de estos títulos a la devaluación esperada es tal que después del salto discreto que tuvo el dólar oficial en enero (cuando el Central lo llevó de $ 6,50 a $ 8), se produjo una fuerte caída de los precios. Como consecuencia, pasaron a rendir por encima del 10% anual. En la medida que se fue retrasando el tipo de cambio oficial en relación con la inflación, los precios de estos títulos se recuperaron sustancialmente y prácticamente quedaron con niveles mínimos.

Está por verse si esta ventana de financiamiento que abre el Gobierno nacional quedará también habilitada para las provincias.

A fines del año pasado, de hecho, fue el propio Axel Kicillof el que les prohibió a las provincias salir a buscar crédito a través de este tipo de instrumento.

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