iProfesional

En el mundo de los asalariados hay un grupo que vive en un paraíso tributario y se hace de todo el beneficio. Otros, forman parte de los "estigmatizados"
24/10/2014 - 14:15hs

¿Que sucedería si el Impuesto a las Ganancias se come hasta el 35% del bono de fin de año destinado a combatir, precisamente, el impacto del mencionado tributo? Si bien, suena a trabalenguas, la situación antes descripta será experimentada por los bolsillos de varios de los trabajadores que reciban el famoso plus salarial.

Al día de hoy, el beneficio será entregado por San Luis, Córdoba y La Rioja. En tanto evalúan otorgarlo los intendentes massistas, San Juan y la Unión Industrial Argentina (UIA).

También se suman al pedido todas las organizaciones gremiales, sin importar si están alineadas -o no- con la Casa Rosada. Desde los camioneros representados por Hugo Moyano, hasta los metalurgicos que se encolumnan detrás de Antonio Caló.

En tanto, el Gobierno de Daniel Scioli y la provincia de Mendoza ya descartaron otorgar este beneficio. De esta manera, se agrupan detrás de la decisión del Gobierno nacional de no conceder este incremental. 

Así lo dejó en claro el secretario de Comercio, Augusto Costa, al afirmar que hay "una desaceleración de los precios". Y, en igual sentido se manifestó el jefe de Gabinete Jorge Capitanich.

El 35% del bono de fin de año, a las arcas del Estado

No hay medicina que palíe semejante presión tributaria, y este año se suma el efecto ´hay que cuidar la fuente de trabajo´ que paraliza a los empleados a la hora de presentar cualquier reclamo".

"Ante esta situación, el Estado es el único beneficiario que especula con los efectos de un impuesto tan nocivo como injusto: la inflación", señaló.

Asimismo, el experto advirtió que "no son los empleados los únicos que lo sufren, los empleadores en su rol de agentes de retención se ven obligados a lidiar con normas poco claras que no alcanzan la totalidad de los supuestos de la realidad, lo que implica que muchas situaciones queden sin resolverse".

A fin de establecer el impacto concreto sobre los bolsillos de los asalariados, Sasovsky puntualizó que "aquellos beneficiados con el último aumento de las deducciones personales del impuesto en agosto del 2013 -por poseer un sueldo bruto menor a $15.000, cualquiera sea el monto del bono que reciban- no van a pagar Ganancias".

"Distinto es el caso de aquellos que hayan quedados 'estigmatizados' por tener un salario superior a esa cifra, ya que por cada peso que se incremente su ingreso por la percepción de un bono deberán tributar la tasa efectiva máxima, que es del 35 por ciento".

"El problema surge porque el decreto 1242/2013 es una clara manifestación del peligro de otorgar poderes especiales al Poder Ejecutivo sin limitaciones, y pone en manifiesto el riesgo de no contar con un régimen de actualización automático que hasta genera efectos no deseados en sus propios creadores y complica la vida de quienes no sólo se tienen que hacer cargo de un nuevo tributo, sino que deben lidiar con cuestiones administrativas excesivas", aseguró el experto.

Convertir el bono de fin de año en plus salarial de enero

Ante tal realidad, se da una situación similar a la que sucede con la segunda cuota del Sueldo Anual Complementario (SAC) que percibirán los ejecutivos.

Tal como adelantó iProfesional, los analistas tributarios ya comenzaron a evaluar una posible estrategia para que el 35% del medio aguinaldo no tenga como destino las arcas del Estado en concepto de Ganancias.

Por lo tanto, al "patear" el cobro del bono de fin de año de diciembre a los primeros días de enero de 2015, los alcanzados por el tributo buscan aplicar una suerte de mecanismo que les permita achicar la base imponible del impuesto, que para personas físicas cuyos ingresos sean solamente el salario se calcula considerando los sueldos que hayan percibido en ese año fiscal.

En sí, se aguarda que el Gobierno implemente una nueva suba en el mínimo no imponible, de modo tal de sentir en sus bolsillos un menor impacto

Ante tal escenario, el consultor impositivo Alberto Romero no dejó lugar a dudas: "Tal como se encuentra hoy la ley y la reglamentación del impuesto, de percibir el monto en diciembre, el bono de fin de año estará sujeto a un pago desmedido, debido a que durante este año no se implementó ningún alivio".

"Además, no son pocos los empleados que consideran como un hecho que durante el año próximo el Ejecutivo implementará una actualización en el mínimo no imponible", aseguró.

Y agregó: "Por ende, muchos alcanzados por Ganancias deducen que se justifica ampliamente esperar unos pocos días para el cobro para así evitar una mayor carga fiscal".

Igualmente, Romero dejó en claro que en los últimos dos años el Gobierno modificó determinados criterios tributarios. 

"Anteriormente, no importaba si el alivio en Ganancias se anunciaba en marzo o en agosto, ya que debido a que el impuesto es de liquidación anual, el beneficio operaba sobre todo el ejercicio", explicó Romero.

"Pero, en contra de la naturaleza del gravamen, el último alivio se dio con vigencia a partir de marzo, dejando fuera a enero y febrero", precisó el tributarista.

"Por lo tanto, no sería raro pensar que el Ejecutivo -en un año electoral- implemente un nuevo alivio que sea aplicado sólo desde la fecha del anuncio. Por caso, si la suba del mínimo no imponible se anunciara en febrero de 2015 y se instrumentara desde ese mes, no tendría sentido patear el bono de fin de año a enero", aseguró Romero.

"Sería saludable que el Gobierno deje de implementar parches en la reglamentación del tributo y que comience a tener presente que se trata de un impuesto de liquidación anual", concluyó el experto.