El conflicto que mantiene la firma Monsanto en su planta cordobesa de la localidad de Malvinas Argentinas motivó un giro en la comunicación de la compañía, acusada de contaminación en el procesamiento de las semillas de maíz.

Ahora, la multinacional, que tiene otras cuatro plantas en la Argentina, decidió adoptar una actitud más proactiva en defensa de su imagen. Un camino diferente al que venía tomando hasta ahora frente al conflicto, reconocen sus más altos ejecutivos.

Desde el año pasado, grupos ambientalistas vienen organizando acampes y manifestaciones para repudiar la presencia de la planta que procesa las semillas de maíz. Básicamente, por la utilización de glifosato, el polémico componente de un herbicida utilizado en la actividad agrícola.

"Tenemos que entender las preocupaciones que tiene la sociedad y fundamentalmente dialogar", dijo el miércoles, Luiz Beling, el nuevo vicepresidente de Monsanto Latinoamérica Sur, que viene directamente del cuartel central de Monsanto en Saint Louis.

El directivo -que viene a reemplazar al ex CEO local, Pablo Vaquero-, tiene que ver con el cambio radical en la comunicación de la empresa.

Así lo expresó en un encuentro con periodistas, en el que habló junto a Fernando Giannoni, director de Asuntos Corporativos, quien también acaba de llegar desde Paraguay.

Además, los directivos anunciaron una inversión de u$s120 millones. Una parte de ese monto será para la planta de Córdoba ya que tiene una posición estratégica desde el punto de vista del cultivo del maíz. Y otra porción estará dirigida a la planta bonaerense de la compañía en Zárate.

La planta de Malvinas Argentinas ya recibió u$s60 millones, que fueron destinados a la ampliación de la producción.