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Cristina volvió renovada: con buen "look", chicanas a la oposición y defensa de la alta presión impositiva

Se la vio relajada, menos irritada que al denunciar una conspiración internacional y desafiante frente a opositores. Punto por punto, lo que dejó en claro
26/11/2014 - 10:01hs
Cristina volvió renovada: con buen "look", chicanas a la oposición y defensa de la alta presión impositiva

Volvió Cristina Kirchner y se mostró en su mejor forma.

De buen aspecto, transmitiendo la sensación de estar plenamente recuperada tras su licencia médica y, sobre todo, con el discurso recargado.

La reaparición fue en uno de sus ámbitos preferidos: delante de un auditorio de empresarios de la construcción, una actividad cuyo ingreso depende, en buena medida, del presupuesto estatal para la obra pública.

Allí, la Presidenta pudo tomar el discurso que más le gusta y mejor maneja, ese que justifica la intervención del Estado en la economía para adoptar el rol de gran diseñador de las políticas de desarrollo.

La expectativa residía, antes que nada, en saber con qué versión de Cristina se encontraría el público.

Como ocurrió en todas sus internaciones, se habían propagado rumores de todo tipo respecto de la verdadera gravedad de su quebranto de salud.

En consecuencia, la primera atención estaba puesta en aquellos pequeños gestos que pueden denotar si luce cansada o recuperada, si aparece estresada o si transmite serenidad, si se muestra agobiada por los problemas del país o si ansía reafirmar su liderazgo.

Y este nuevo regreso tuvo los condimentos de cada una de sus vueltas post-internación. Es decir, con un gran cuidado desde el punto de vista de la imagen.

Con buen "look", vestida con un traje blanco muy "ejecutivo", sonriente y muy atenta a los discursos que la precedieron -se la vio tomar nota sobre temas que luego contestaría en su propia exposición-, la Presidenta llegó al acto de la Cámara Argentina de la Construcción dispuesta a dar otro fuerte mensaje político.

En el uso de la palabra, se notó también una intención de transmitir aplomo y tranquilidad. No era un tema menor, luego de las denuncias por irregularidades que salpicaron a los emprendimientos hoteleros de los cuales ella es socia.A diferencia de otras exposiciones, en las que se la había notado irritada y afectada por lo que interpretaba como una conspiración desestabilizadora, en esta ocasión el tono de su alocución fue amistoso.

Tal vez, para dar esa apariencia calma, haya influido la difusión de las últimas encuestas, que han sorprendido al ámbito político al confirmar que la opinión pública mantiene un nivel de aprobación elevado para una Presidenta que ingresa en su octavo año de gestión en medio de una economía recesiva.

Pero, sobre todo, la reaparición pública tuvo para Cristina el sabor de reafirmar el sentido de sus lineamientos económicos y, en particular, aquellos que más críticas han levantado en los últimos tiempos.

Así, la Presidenta justificó su política de gasto público, los controles en el mercado de cambios, la dureza de su presión impositiva, la inflexibilidad de su postura ante los "buitres" y su vocación de dar al Estado un rol protagónico en la economía.Un desafío a la oposición

La primera señal de que la Presidenta está en buen estado fue la demostración de su rapidez para la "chicana" política. En ese mismo estrado había hecho uso de la palabra, unas horas antes que ella, el jefe de gobierno porteño.Cristina pareció responder directamente a la promesa que formulara Mauricio Macri respecto de que, en caso de llegar al gobierno nacional, impulsaría "el más ambicioso plan en materia de infraestructura de la historia argentina".Cristina vio allí la gran oportunidad de reafirmar su "modelo"Tomó para ello el "centro" que le había tirado el titular de la Cámara de la Construcción, Gustavo Weiss, quien en su alocución había destacado el crecimiento de la construcción, sector que pasó a representar un 3% del PBI, desde el 0,6% de 2003.

La Presidenta explicó que ese logro había sido posible gracias a una política que se había fijado como prioridad la obtención de fondos para impulsar inversiones en infraestructura. 

Fue allí cuando recordó que iniciativas como la del ProCreAr no habrían sido posibles sin la reestatización del sistema jubilatorio. También, destacó que el país no hubiese podido beneficiarse con el ingreso de capitales para la explotación de Vaca Muerta si no se hubiese impulsado la expropiación de YPF.

El mensaje era claro: en ambos temas, el partido de Macri votó en contra, junto con buena parte de las fuerzas que hoy conforman la coalición UNEN.

La Presidenta completó su idea al insinuar que la oposición que reclama un alivio en materia impositiva -particularmente en Ganancias- no tiene, en realidad, una alternativa potable sobre cómo financiar la pesada inversión que se necesita para crecer en infraestructura.

"Todos aplauden cuando se inaugura una casa, una ruta o un hospital, pero hay que explicar cómo se financia eso", expresó Cristina, quien desafió a los asistentes a que les exigieran a los dirigentes políticos opositores un detalle sobre de dónde piensan sacar los fondos.

"Yo, que no vengo acá a buscar votos, tengo la obligación de decirles cómo financiamos esto. Es con la recaudación de impuestos. Entonces otros vienen y dicen que hay que eliminar el Impuesto a las Ganancias. Cómo hacemos entonces para financiar la obra pública si no cobramos impuestos?", preguntó, en un pasaje que despertó aplausos de parte de la concurrencia.Si bien su frase no ha cerrado del todo la posibilidad de un alivio, ya sea por una elevación del "piso" del impuesto a una exoneración en el gravamen para el medio aguinaldo, el mensaje es claro: no es momento como para atender pedidos que impliquen un desfinanciamiento de la caja estatal.

El reclamo por Ganancias no sólo se ha transformado en el principal tema de la agenda sindical -superando incluso a los de un bono de fin de año o una reapertura anticipada de paritarias- sino que ha sido tomado por prácticamente toda la oposición como un flanco para fustigar la política económica oficial.Para justificar su postura, la Presidenta retomó su discurso preferido: estableció una conexión entre Ganancias y las políticas de asistencia social, como la Asignación Universal por Hijo o las obras públicas que extienden las redes de agua potable y electricidad en las zonas más atrasadas del interior.Mensaje a los bancos

Otro tema en el que Cristina reafirmó su postura fue el del relacionamiento con el mercado financiero internacional.

Volvió sobre otro de sus argumentos clásicos: la distinción entre un endeudamiento "bueno" -para financiar obra pública- y uno "malo", que lo que hace es generar dependencia hacia los acreedores.

Según la jefa de Estado, el tipo de crédito que se le ofrece al país no corresponde al de la primera categoría, más bien al de la segunda, al tener por objeto reforzar la dependencia, "porque el negocio de los bancos no está en que el país crezca".

Además de ratificar su postura de inflexibilidad ante los "fondos buitre", hizo referencia a la metodología con la cual estos acreedores buscan que el Gobierno argentino cambie su postura.

Concretamente, la iniciativa de revelar la titularidad de cuentas bancarias en Estados Unidos para buscar eventuales fondos embargables, afirma Cristina, dio un resultado opuesto al que muchos buscaban, "porque fueron a buscar un nombre y se encontraron otros que no esperaban".

Fue un momento sorprendente de su alocución, porque tras afirmar que "no me van a extorsionar", hizo un llamamiento para que el juez de Nevada diera a publicidad los titulares de las cuentas bancarias que está investigando.

En el capítulo interno, también hubo críticas al sistema financiero, porque la Presidenta deslizó quejas a los bancos locales, a quienes acusó de no cumplir un rol de motor de la inversión.

Y su alusión a la elevada rentabilidad de los bancos -"duplican y triplican la tuya", le dijo a Weiss- dejó flotando la sensación de que hay en carpeta nuevas medidas tendientes a canalizar compulsivamente el ahorro hacia sectores fijados desde el Gobierno.Esperando el ruido de fin de año

La calma de Cristina Kirchner era tal que ni siquiera se manifestó por el dólar blue ni tuvo palabras de condena hacia los productores rurales.

Más bien, se mostró a sus anchas en su repaso por los principales temas de la agenda nacional, en donde cada punto pareció darle argumentos para ratificar el "modelo".

O casi todos. Porque no pudo evitar un atisbo de preocupación al referirse al plano sindical, sin dudas el aspecto con mayor potencial conflictivo hoy en el país.

El pedido de "comprensión" hacia "mis compañeros los trabajadores" no pareció destinado de tener éxito.

La comparación entre la situación de los asalariados argentinos con los de los franceses y alemanes -países donde la inflación es un fenómeno prácticamente desconocido- difícilmente sea persuasivo como para que los sindicatos revisen sus posturas.

Es por eso que la Presidenta pareció casi resignada a que en las próximas semanas deberá ver un recrudecer de la conflictividad sindical, con el alivio al Impuesto a las Ganancias como principal tema de la agenda reivindicativa.

Y no obvió que está llegando su época del año más temida. El fin de año ya se ha transformado, a esta altura, en un momento tradicional de disturbios y saqueos.

En previsión de la ocurrencia de nuevos incidentes, se apuró a dar su opinión en el sentido de que no se puede hablar de reclamos espontáneos ligados a estos hechos de violencia.

"Espero que no empecemos con las efemérides. Sabemos que está todo armado, preparado. Basta, no empecemos. Si hay otras formas más lindas y legítimas de hacer política que esas", pidió, sin dejar de sonreír.

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