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¿Lo volverán a convocar? En la anterior crisis de 1998, los rusos recurrieron a Domingo Cavallo

Hace 16 años, Rusia atravesaba una crisis financiera, y en aquel momento el ex ministro argentino era visto como un "gurú" sobre planes de estabilización
17/12/2014 - 10:07hs
¿Lo volverán a convocar? En la anterior crisis de 1998, los rusos recurrieron a Domingo Cavallo

A grandes problemas, grandes remedios. Rusia es uno de esos países donde todo ocurre en grande, y así como es grave su crisis actual tras la caída del precio del petróleo, también había sido profunda su crisis financiera de 1998 que la había sumido en la inflación.

Forzados a buscar soluciones drásticas, los rusos de hace 16 años pensaron en alguien que había alcanzado repercusión mundial, alguien cuyo nombre estaba asociado a la estabilización de una economía aquejada de inflación crónica.

El presidente Boris Yeltsin se convenció de que, para salir de su acuciante situación, había que llamar a... Domingo Cavallo.

En estos días en los que Vladimir Putin sufre por la brusca devaluación del rublo, el recuerdo de aquella Rusia de Yeltsin, que todavía buscaba hacer pie en su tránsito del comunismo al capitalismo, volvió a corporizarse. Y, junto con ese recuerdo, la marca que dejó Cavallo en la economía rusa.

El economista argentino ya no era ministro, luego de su alejamiento del gobierno de Carlos Menem en 1996. Pero la convertibilidad argentina parecía firme, sobre todo después de haber resistido la ola devaluatoria que recorrió América latina en 1995, conocida como "efecto tequila".

Cavallo dedicaba sus días a dar conferencias por el mundo, con su prestigio todavía incólume, y no pocos le veían proyección presidenciable para las elecciones de 1999.

Fue en ese contexto en el que Yeltsin y su primer ministro Viktor Chernomyrdin, en una especie de manotazo de ahogado, lo convocaron para que explicara la experiencia argentina, que tanto se ponderaba en los foros económicos internacionales.

El ex funcionario no dudó en dar su visión de lo que había ocurrido en la Argentina y, sin pensarlo dos veces, viajó de urgencia al Kremlin a aportar su mirada a una economía rusa prendida en llamas.

Lo que buscaba el gobierno encabezado por Yeltsin era implementar un plan drástico de normalización económica para detener la caída de la moneda.

Previo a su traslado a Rusia, consultado sobre si recomendaría un plan de convertibilidad, Cavallo sostenía que ese esquema "sólo funciona bien si hay una decisión política importante para adoptar esa medida".

Una vez allí, aunque evitó dar demasiadas definiciones, sostuvo que "un sistema de convertibilidad sólo puede ser respaldado por oro, dólares, marcos alemanes o euros, lo que no está contemplado en el esquema presentado por Chernomyrdin".

La llegada de Cavallo a Moscú fue un hecho que concitó la atención internacional. El ex ministro no sólo se reunió con la cúpula política rusa, sino que además fue requerido por banqueros de inversión, interesados en conocer su visión sobre la crisis financiera internacional.

El 4 de septiembree de 1998, Cavallo apareció fotografiado en la primera plana del matutino Isveztia, el principal diario moscovita, recibió una amplia cobertura en el mayor medio financiero del país y fue entrevistado en un programa de televisión en el que se lo presentó como una figura "legendaria".

Su conferencia de prensa concitó a unos 250 periodistas, corresponsales de las principales cadenas internacionales, que abarrotaron el Centro de Prensa Internacional.

En esa oportunidad, si de algo se preocupó fue de dejar en claro que él había concurrido únicamente a describir la experiencia argentina, pero que no tenía involucramiento personal en el plan que estaba preparando el gobierno ruso.

"La situación rusa actual no es más grave que la de la Argentina en 1991. En aquellos años atravesamos una situación de incertidumbre y de peligro de una explosión hiperinflacionaria parecida", enfatizaba durante la conferencia de prensa en la que dio a conocer su diálogo con los funcionarios rusos.

Transmitió la convicción de que Rusia podía salir de su crisis, aunque ya dejaba entrever que el hecho de haber sido convocado no implicaba, necesariamente, que sus consejos fueran a ser tomados al pie de la letra.

Lo cierto es que, si bien había existido una intensa especulación respecto de una eventual adopción de una convertibilidad "a la argentina", en Rusia nunca se llegó a establecer un sistema tan rígido como el de Cavallo. Lo cual, claro, no significa que el ajuste no haya sido drástico, tanto que el plan de Yeltsin fue definido por el propio gobierno como "dictadura económica".

El programa consistió en una serie de pasos para concretar compromisos con acreedores internos y externos y en otra fase implementar un sistema monetario respaldado por oro y divisas.

El plan ruso consistía en dos etapas. La primera hacía hincapié en la emisión monetaria para pagar salarios y jubilaciones atrasados.

El gobierno dejaría flotar el rublo y suspendería las importaciones públicas con objeto de hacer crecer las reservas, que habían caído en pique desde el comienzo de la crisis.

La segunda etapa, una vez con el rublo estabilizado, buscaba llegar darle una paridad fija al dólar y una emisión restringida de las reservas de oro y las divisas fuertes existentes en el Banco Central.

También el fisco amplió la base impositiva y extremó el celo en la ubicación y el castigo a los evasores.

La salida de la crisis implicó sacrificios, pero el país finalmente retomó la senda del crecimiento en la década de los 2000, al punto de volver a ser considerada una potencial mundial. Con el inestimable apoyo, claro está, de la suba de las materias primas en el mercado internacional.Contexto actual vs "efecto dominó"Hoy día, mientras el gobierno de Putin responsabiliza a los especuladores y a Occidente por la caída en los precios del petróleo y por la depreciación del rublo, la pregunta que surge es si ocurrirá un efecto dominó de la crisis en Rusia sobre el resto del mundo.

El hundimiento de la divisa -que cayó desde principios de año un 60% ante el dólar- provocó un movimiento de pánico entre la población, que rápidamente huyó a los bancos a cambiar rublos devaluados por dólares o euros.

Todo ello se produce en un contexto de gran tensión política con Occidente debido al rol de Moscú en la crisis ucraniana, y de riesgo para la economía rusa de entrar en recesión.

Las duras sanciones económicas occidentales contra Rusia adoptadas desde la anexión de Crimea, y el derrumbe de los precios del petróleo -que genera la mitad de los ingresos del país- son dos de las principales causas de la grave crisis financiera y económica rusa.

Nuevamente, Rusia aparece en el ojo de la tormenta. Pero esta vez nadie parece lo suficientemente osado como para pedirle un consejo a un ex ministro argentino.

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