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Un paí­s con dos monedas: cómo funciona el sistema cubano, fiel reflejo de años de aislamiento

Los turistas se sorprenden por la convivencia de dos monedas, el peso con el que se pagan los sueldos, y el CUC convertible "uno a uno" con el dólar
18/12/2014 - 14:18hs
Un paí­s con dos monedas: cómo funciona el sistema cubano, fiel reflejo de años de aislamiento

El turista argentino que visita Cuba recibe varias impresiones fuertes al llegar.

Algunas son esperadas, como la presencia de los viejos automóviles Chevrolet y Chrysler de los años '50, que están bastante mejor mantenidos que los Lada rusos de los '80.

Otras cosas son mucho más sorprendentes, como ver a la juventud cubana en actitudes bastante alejadas de las que podría suponerse desde estas latitudes.

Lejos de las posturas revolucionarias, se ve a la gente vistiendo remeras con las banderas estadounidenses y británicas, así como leyendas del tipo "I love New York". Es decir, como en cualquier ciudad del mundo.

Tanto que si se ve a alguien lucir una prenda con la efigie del Che Guevara, hay un 99% de probabilidades de que se trate de un argentino de vacaciones.Resulta raro el contraste de esos jóvenes que llevan puestos varios íconos estadounidenses, caminando frente a los muros con los afiches de la propaganda oficial haciendo referencia a la resistencia contra el imperialismo.

Al hablar con los cubanos, se nota cierta apatía política y algo de hartazgo por la prolongación de las privaciones materiales, si bien ya no se respira el clima de angustia que caracterizó al "período especial" post-caída del bloque socialista de los años '90.

Más bien, lo que se percibe es un entusiasmo por las políticas de apertura a la iniciativa privada que han llegado desde la asunción de Raúl Castro al poder.

Visto con ojos argentinos, se trata de reformas tibias, como el permiso de que un particular pueda administrar su propio restaurant en su casa -los famosos "paladares"- o que, por fin, haya un mercado inmobiliario para comprar o vender una casa sin tener que recurrir a permutas.

Sin embargo, para los cubanos, estos cambios han sido toda una revolución.Un país, dos monedas

Pero si algo sorprende a los visitantes es, sin dudas, el extraño régimen monetario en el que conviven dos monedas nacionales de curso legal: los pesos cubanos y los "convertibles" o CUC.-Los pesos son la vieja moneda en la que se pagan los sueldos.

-Los CUC cotizan "uno a uno" con el dólar y se aplican a los servicios para el turismo.

Ambos tienen imágenes épicas de la revolución, con las efigies del Che Guevara y de Camilo Cienfuegos. Pero no son lo mismo: el cambio es 24 pesos por un CUC.

Es un tema que confunde a los turistas e irrita profundamente a los cubanos, que tienen como primer reclamo a su gobierno la unificación monetaria.Una de las grandes incógnitas del momento es si el "afloje" del bloque estadounidense -que implicará una ampliación en los montos de remesas de dólares hacia Cuba- podrá cambiar el panorama financiero de la isla, de forma tal de modificar la convivencia bimonetaria.

En ese sistema, los afortunados que cobran por sus servicios en CUC (básicamente, los que trabajan con el turismo) forman un grupo privilegiado ante la mayoría que cobra en pesos.

El sistema fue introducido en 1994, en pleno "período especial" y como un reconocimiento de hecho, por parte de Fidel Castro, de que la economía se había transformado en bimonetaria.

Era típico de aquella época que los cubanos que tuvieran acceso a dólares -sobre todo, los que reciben ayuda de familiares en el exterior- les pidieran a los turistas que les hicieran una compra en las tiendas especiales para turistas, donde sólo se les vendía a los extranjeros aquellos objetos escasos para la población, tales como un jean o un electrodoméstico.

La introducción del CUC vino a resolver ese tema. A partir de allí, los habitantes de la isla también iban a poder comprar esos bienes, pero tenían que hacerlo con la nueva moneda convertible.

Para ello, previamente debían cambiar sus dólares.

Un vistazo al sitio web del Banco Central de Cuba (BCC) explica que el fundamento para la adopción de un sistema bimonetario es la aceptación de que existe una tradición en la población por proteger sus ahorros en forma de divisas estadounidenses.

Entonces propone "la institucionalización del bimonetarismo para aprovechar su potencial dinamizador en función de alcanzar la estabilidad económica, y con ella mayor bienestar social; en definitiva, preservar la soberanía nacional".

Para el BCC, si no se hubiese implantado este sistema, se habría corrido el riesgo de la dolarización total de la economía.

Pero advierte que para que el sistema funcione debe articularse el "indispensable financiamiento externo".

Cuando, a comienzos del año pasado, el gobierno argentino hizo su anuncio del malogrado plan Cedin, con la introducción de un nuevo título de curso legal que estaría respaldado por dólares depositados en el Banco Central, muchos analistas vieron similitudes con el sistema cubano.

Claro que el parecido no era total, ya que había una recomendación cubana que los funcionarios K no parecen haber tenido en cuenta: que las divisas que sostengan al sistema provinieran prioritariamente de la inversión externa directa.

En cambio, aconsejaba que "debe evitarse al máximo las provenientes del capital especulativo, pues en la práctica se ha demostrado que estos capitales dejan de actuar productivamente y propician que el propio accionar del sector financiero mine las bases más profundas del sistema".

De todas formas, los problemas que muchos temían por la aplicación del Cedin no ocurrieron, ya que ni siquiera los evasores se sintieron atraídos para plegarse masivamente a este plan.

A diferencia de los cubanos, que ven al CUC como un objeto de deseo, los argentinos mantienen sus preferencias históricas: sólo confían en el dólar.

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