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Con Europa bajo amenaza, ¿puede venir un efecto "Charlie Hebdo" que haga rebotar el precio del petróleo?

Con Europa bajo amenaza, ¿puede venir un efecto "Charlie Hebdo" que haga rebotar el precio del petróleo?
23/01/2015 - 13:54hs
Con Europa bajo amenaza, ¿puede venir un efecto "Charlie Hebdo" que haga rebotar el precio del petróleo?

Si alguna prueba faltaba para confirmar que el mundo está cambiando aceleradamente, lo que está ocurriendo en estos días resulta bien ilustrativo: a pesar del profundo impacto político ocurrido tras el atentado terrorista de París -y de la renovada tensión que esto supone entre las potencias occidentales y los países islámicos-, el precio del petróleo no se despeinó.

Más bien al contrario, en las jornadas siguientes al ataque a la redacción de Charlie Hebdo y a la cacería de los terroristas, la cotización petrolera continuó su vertiginosa caída, como si ya el precio del commodity más político y estratégico de la historia no estuviera influido por la geopolítica mundial.

Una situación bien distinta a lo que ocurrió en las últimas décadas, cuando el mundo ya se había acostumbrado a que el salto en el precio del petróleo era la consecuencia natural luego de algún evento que involucrara al volátil Medio Oriente.

Así ocurrió en la invasión de Irak a Kuwait, que derivó en la guerra del Golfo de 1990. Cuando las tropas de Saddam Hussein cruzaron la frontera, la reacción inmediata del mercado fue la disparada en el precio del crudo, que pasó de u$s14 a u$s40.

Antes de que eso ocurriera, el precio venía desplomándose por la superproducción, y luego del conflicto bélico y de la derrota de Saddam, volvieron a caer.

También ocurrió lo mismo tras el atentado a las torres gemelas de Nuevo York en 2001, que derivó en la intervención militar sobre Afganistán y en la invasión y ocupación de Irak.

Y, en general, cada situación en la cual se podía esperar tensión geopolítica en el medio Oriente venían con la expectativa, casi "por default" de una suba en el precio del crudo.

¿Por qué no está ocurriendo lo mismo en esta situación? ¿Es que el atentado de París no tiene la entidad como para generar una reacción en los mercados? ¿O hay una situación en la cual los precios de los commodities ya se manejan de manera desconectada de las crisis políticas?

Antecedentes que no se repiten

Tras los asesinatos de Charlie Hebdo, abundaron las comparaciones con el atentado de las torres gemelas, no por la magnitud pero sí por el alto contenido simbólico del blanco elegido para el ataque.

Aquel atentado que hizo famoso en el mundo los nombres de Al Qaeda y Osama bin Laden significó un punto de inflexión en la historia. Aunque para muchos especuladores también se convirtió una oportunidad.

Seis años más tarde de aquel episodio, el precio del petróleo efectuó un crecimiento exponencial, tras subir más del 160 por ciento. Así lo muestran cifras de la Energy Information Administration de los Estados Unidos, que indican que desde septiembre de 2001 hasta agosto de 2006, el valor del crudo se disparó: de u$s29, el barril de crudo pasó a valer u$s77.

Pero los expertos del mercado energético apuntan a que, así como hay coincidencias, también hay varias diferencias entre los dos atentados, de manera que quedaría en cuestión la posibilidad de un shock petrolero.

"No debería haber cambios de tendencia, salvo que esto se traduzca en una crisis política de mayor envergadura y afecte la economía mundial. En 2001, la consecuencia fue la generación de nuevos conflictos bélicos y por eso se disparó el precio", argumenta Daniel Montamat, ex secretario de Energía en el gobierno de la Alianza.

En la misma línea apunta Emilio Apud, quien también pasó por el cargo: "Los contextos son distintos. En aquel momento se atacó el corazón de Estados Unidos y se invadió Irak. Ahora, el Estado Islámico (ISIS) o Al Qaeda son cosas difusas, no están en un país determinado".

Según estos analistas, puede haber algún movimiento circunstancial, por la sensibilidad que caracteriza a los mercados, pero el largo plazo no se modificará, a diferencia de lo ocurrido en crisis anteriores.

De hecho, muchos analistas sospechan de que la segunda invasión a Irak que siguió al atentado del 11-S escondía un objetivo mayor que el de vengar a los muertos por el atentado: es que el país gobernado por Saddam poseía algo que los demás anhelaban con desesperación: petróleo.

Y Estados Unidos, al igual que Gran Bretaña, ni bien pudo llevar sus negocios hasta allí, lo hizo. Por eso en junio de 2008 el gobierno iraquí junto a varias compañías petroleras -como Exxon Mobil, British Petroleum, o Shell- firmó varios contratos para explotar distintos yacimientos petrolíferos.

Pero ahora la situación es diferente. Y los analistas creen que sería difícil que eso una nueva crisis alterara los mercados porque, pase lo que pase a nivel político, no se cambiaría el gran tema de fondo: la sobreproducción de crudo que está aplastando los precios.

"En definitiva, lo que sigue siendo determinante es la oferta y la demanda. Y con el impacto de la producción de shale oil de los norteamericanos, la oferta llegó a un nivel tal que se genera poca movilidad a la suba", afirma Emilio Cárdenas, ex embajador ante las Naciones Unidas.

"Es más, según los analistas hay probabilidad de que el precio siga bajando hasta los 40 dólares antes de que el mercado empiece a recomponerse", agrega el diplomático.

Un cambio de paradigma

En un mundo que vive grandes cambios, uno de los de más peso es la transformación de Estados Unidos, de gran importador a gran productor petrolero.

"Esa es la gran diferencia entre este momento y el atentado de las torres gemelas: en 2001 Estados Unidos dependía de la provisión de petróleo y gas del exterior, mientras que hoy lidera la revolución del shale oil, al punto que en cualquier momento supera a Arabia como productor", grafica Alieto Guadagni, ex secretario de Energía.

Para este experto, el panorama es claro: el petróleo ha pasado a ser un bien abundante, y eso no va a cambiar por las tensiones geopolíticas de Medio Oriente.

"Esta baja va a implicar que el mundo va a crecer 0,6 puntos por encima de lo previsto, según los datos del FMI. Los que tienen las de perder son los países exportadores, que son pocos. En América latina, el gran perdedor es Venezuela, que no va a ser salvado por la OPEC, que no quiere recortar la producción", agrega Guadagni.

Además de la mayor oferta, hay otro punto esencial para explicar la persistencia a la baja del precio: la debilidad de la demanda.

"En 2001, por ejemplo, la economía crecía de manera fuerte, y al mismo tiempo se recortaba la producción. Ahora, vemos una demanda mundial más débil. De manera que seguirán prevaleciendo los motivos económicos sobre los políticos en el precio del petróleo", sostiene Montamat.

Argentina festeja, en el corto plazo

En este contexto, la Argentina califica, en principio, en el bando de los que festejan. Por lo pronto, va a reducir su cuenta de importación energética.

Es cierto que también hay un arrastre a la baja de commodities agrícolas, pero los economistas creen que el ahorro en petróleo superará a la caída del ingreso por soja.

Daniel Artana, economista jefe de la fundación FIEL, estima que la cuenta importadora podría descender en u$s2.500 millones. Aunque advierte que no necesariamente ello le quitará gravedad al contexto macroeconómico, mientras persista el déficit fiscal.

"El anuncio de rebaja de 5% en los precios de los combustibles para comienzos de 2015 ayudará a reducir puntualmente la tasa de inflación de enero pero no resuelve la presión inflacionaria que generan la alta emisión y el aumento de otros costos que siguen a la tasa de inflación real, como los salarios", argumenta.

Aunque hay otros economistas, como Miguel Bein, que creen que el propio agujero fiscal será atenuado, precisamente, por la cotización del petróleo. Su previsión es que los subsidios a la energía, que representan el 13% del gasto público, se mantendrían prácticamente estables en pesos.

En todo caso, lo que queda en claro es que el panorama petrolero está dando réditos políticos de corto plazo al Gobierno, luego de su decisión de rebajar el precio de las naftas.

Tanto que Cristina Kirchner, en su mensaje de fin de año, se permitió "chicanear" a la oposición y los medios de comunicación por sus pronósticos equivocados.

"Por primera vez en la historia, un Gobierno toma la decisión de bajar el precio de los combustibles. ¿Te acordás de las tapas de diarios anunciando caídas de reservas? O cuál sería el precio del combustible en diciembre?...", escribía la Presidenta en su cuenta de Twitter.

Pero claro, hay un lado B: la caída en el precio del crudo le pega de lleno a la industria del shale oil, y por lo tanto pone una nota de duda sobre el futuro de Vaca Muerta como gran proyecto de atracción de inversiones externas.

El argumento es que, para que la explotación de este mega yacimiento tenga sentido, el precio de venta no debería ser inferior a los u$s83, algo que hoy luce imposible.

La situación supone el mayor desafío para Miguel Galluccio, el titular de YPF, que pretende reivindicar su apodo de "mago", demostrando que puede capear un momento complicado de la industria petrolera.

De momento, lo está logrando: en medio de una abrupta caída en el precio del petróleo, se dio el gusto de anunciar formalmente la llegada de u$s475 millones procedentes de Petronas, la petrolera de Malasia que también quiere su tajada en Vaca Muerta.

Galluccio ha hecho una encendida defensa sobre el potencial del yacimiento argentino. Pero no negó que deba revisarse en profundidad el negocio como consecuencia del cambio de contexto internacional. Admitió que el desafío será una mayor eficiencia: "habrá que hacer que perforar un pozo no cueste 7 millones de dólares, sino que dentro de tres años cuesten 3,5 millones".

Y, sobre todo, intentó transmitir su convicción sobre que la economía mundial verá crecer la demanda de petróleo, por lo que no debe confundirse la importancia estratégica de una inversión en explotación con la noticia coyuntural de una caída en el precio.

Es, sin embargo, una opinión que no termina de ganarse la adhesión de los expertos.

"Lo que está ocurriendo en el mundo no es algo circunstancial, sino que es un cambio estructural. Ahora Estados Unidos es un gran productor y eso cambia la escena", apunta el ex secretario Guadagni.

"Vaca Muerta va a mantener su atractivo, pero todos los inversores van a recalcular sus números. No digo que las inversiones actuales corran riesgo, pero es posible que las expansiones que estaban previstas no se den de la forma que se esperaba. La primera fase de la inversión de Chevron es de 1.000 millones, pero sobre un programa total por 13.000 millones", advierte.

Lo cierto es que el petróleo, producto global por excelencia, sigue reflejando los cambios mundiales. Y así, con la mano en la calculadora y el ojo atento a las noticias internacionales, se recalculan los planes en la Argentina.

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