El Congreso será un hervidero a partir de la próxima semana, cuando el proyecto oficialista de reforma en el área de Inteligencia ingrese para ser debatido en sesiones extraordinarias. Luego de que la oposición cuestionara de plano la iniciativa presentada en cadena nacional por Cristina Kirchner y adelantara un "boicot" al proyecto, el kirchnerismo duro salió hoy a defenderlo y plantear su estrategia.

"Si la oposición no quiere consenso, avanzaremos", advirtió esta mañana el secretario general de Presidencia, Aníbal Fernández, en su llegada a la Casa Rosada.

El oficialismo quiere un debate exprés para el proyecto. Gracias a su mayoría, aprobará el proyecto en el Senado (cumpliendo las formalidades de discutir la iniciativa en comisión), para que luego, en la Cámara de Diputados, finiquitar la cuestión en apenas una semana.

"No conozco otra forma de sacar leyes que no sea llevarla al Parlamento, debatirla y tratar de llegar a un consenso. Ahora, si no quiere llegar a un consenso la oposición, seguramente avanzaremos, siempre el objeto es llegar a un consenso", señaló el funcionario ante la prensa.

Pidió "esperar a conocer el proyecto antes de discutir", en respuesta a las críticas que desde algunos sectores opositores.

A su vez, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, abrió la posibilidad a que el proyecto original pueda sufrir cambios en su debate en comisiones.

"Cuando el Poder Ejecutivo promueva el proyecto, tendrá la posibilidad de debatir. Y podrá hacer contribuciones, observaciones", dijo el ministro coordinador en su conferencia de prensa matinal, aunque no evitó cuestionar al arco opositor: "Muchos legisladores que hoy se expresan en contra, se han expresado a favor de reforma del sistema de Inteligencia".

El martes, el arco opositor realizó una conferencia de prensa en la que adelantaron que no votarán la reforma.

Aseguran que si se aprueba esta ley, se consolidará todavía más el poder de Inteligencia en manos del kirchnerismo aun después del final de mandato de Cristina Kirchner.

"Este proyecto es una maniobra que profundizará la politización de los organismos de inteligencia con el objetivo de distraer la atención de la sociedad", denunciaron los jefes de bloque Mario Negri (UCR); Darío Giustozzi (Frente Renovador); Margarita Stolbizer (GEN-FAP); Federico Pinedo (PRO); Fernando Sánchez (Coalición Cívica), Graciela Villata (FAP) y Carla Carrizo (Sumá+).

Apuntan a tres puntos más polémicos: uno, las escuchas quedarán en manos de la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, una incondicional de la Presidenta. Dos, el jefe de la proyectada Agencia Federal de Inteligencia tendrá el mandato igual que un jefe de Estado. Tres, el jefe del Ejército, César Milani, mantendrá intacto el manejo de la inteligencia militar.