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"Microdevaluación", con efecto limitado: el atraso cambiario avanza y sufren industrias y economí­as regionales

Mientras el dólar se fortalece en el mundo, la leve apreciación de la divisa que convalidó el Banco Central no fue suficiente para la industria
02/02/2015 - 10:00hs
"Microdevaluación", con efecto limitado: el atraso cambiario avanza y sufren industrias y economí­as regionales

Hacia fines de enero de 2014, en apenas dos jornadas, el tipo de cambio se disparaba casi 20%. 

Así, días atrás, se cumplió un año de la fuerte devaluación que convalidó el Gobierno para recuperar algo de la competitividad perdida y evitar la continua erosión de las reservas del Banco Central. 

Sin embargo, el consenso que hay entre los expertos es casi unánime: aquél movimiento brusco del billete verde, que supuestamente iba a dinamizar las exportaciones y permitir sostener el empleo (tal como se empeñó en señalar la ministra de Industria, Débora Giorgi), fracasó rotundamente, dado que terminó generando un "efecto dominó" sobre la inflación. 

Esto llevó que hacia el mes de octubre se perdiera todo aquel "colchón" cambiario ganado en el arranque del año. Peor aún: hacia diciembre último, el dólar en términos reales (es decir, considerando inflación) ya se ubicaba en un nivel más desventajoso que en diciembre de 2013.

Para que una devaluación sea considerada exitosa, es fundamental que sólo suba el valor del dólar. En cambio, cuando este movimiento es acompañado por los precios de la economía real, entonces esto provoca un fuerte deterioro del poder adquisitivo de los consumidores.

Y esto último fue lo que terminó sucediendo.

El problema es que esta apreciación del tipo de cambio en términos reales (por la disparada de la inflación, que cerró 2014 en un nivel cercano al 38%), se dio en momentos en que el mundo asiste a un fortalecimiento del dólar y, en consecuencia, a fuertes movimientos devaluatorios del resto de las monedas, especialmente, las de aquellos países con los que comercia la Argentina.

Esto está marcando un punto de inflexión para la tendencia que venía dándose en los últimos años: el billete verde, contrariamente a lo que sucede ahora, se encontraba "débil" y divisas como el real brasileño no paraban de fortalecerse, situación que claramente le dio al BCRA bastante oxígeno, dado que ayudaba a postergar cualquier corrección cambiaria y permitía "disimular" los serios problemas de competitividad de la economía argentina.

Más allá de que en la última etapa del año el ministro Axel Kicillof, privilegió utilizar la variable cambiaria como ancla de la inflación, esto no impidió que la Argentina cerrara el año como el país de la región que más devaluó en términos nominales (31%).

Sin embargo, con una inflación de casi 38%, se convirtió en el único país cuya moneda se apreció en términos reales, frente a economías como la de Colombia, Chile, México y Brasil, que ganaron entre 7% y 18% de competitividad cambiaria (ver cuadro).

En este contexto, desde la consultora M&S detallaron que "en los últimos meses, en la Argentina el tipo de cambio real no subió pese a la devaluación. Es obvio que una inflación tan alta dificulta mejorar la competitividad. 

El BCRA le suelta un poco la mano al billete verde

devaluaron fuertemente contra el dólar, con el agregado de que mantienen índices inflacionarios bajos, de entre el 3% y 6% anual, lo cual "lleva a que estén ganando competitividad abaratándose contra el dólar".

Para los analistas, esto es perjudicial para la Argentina, porque "con un billete verde cuasi fijo, la pérdida de competitividad precio se duplica, dado que nos encarecemos en divisas mientras que nuestros socios y competidores comerciales se abaratan en moneda fuerte".

En este contexto, no pasó desapercibido, el hecho de que el tipo de cambio oficial cerrara enero en $8,66, lo que implicó una depreciación del 1%.

Desde Econviews destacaron que este movimiento "representa la mayor apreciación mensual del billete verde desde agosto pasado".

Y si bien recalcaron que "el Banco Central sigue y seguirá usando al tipo de cambio oficial como ancla antiinflacionaria", con este mayor deslizamiento, la entidad monetaria "parece estar entendiendo los límites de esa política, especialmente tras la depreciación que en los últimos meses tuvieron el euro, el real y otras monedas frente al dólar".

En buen romance: el billete verde fuerte en el mundo está comenzando a "incomodar" a Kicillof y su plan por sostener lo más fijo posible al tipo de cambio.

El problema es que el movimiento de la divisa que tuvo lugar en enero en la plaza local está muy lejos de corregir el atraso cambiario que se ha profundizado fenomenalmente.

Sucede que, si bien el billete verde avanzó 1% en lo que va de 2015, el índice de precios de enero se ubicaría por encima del 2%, según estimaciones del experto.

Por ese motivo es que los costos locales se hacen cada vez más grandes. Si a esto se suma que en el mundo el dólar está subiendo respecto al resto de las monedas, entonces la competitividad en la Argentina es muy mala.

Privilegiar la "estabilidad"

El Gobierno, en definitiva, está enfrentando un dilema: si toca el tipo de cambio para dar más aire al sector exportador y "regular" importaciones encareciendo el dólar, esto se traducirá en una caída del poder adquisitivo, algo indeseable en épocas electores.

Si, en cambio, deja completamente anclado el billete verde para no fogonear la suba de precios, lo terminará pagando con más recesión.

Para los expertos, el Gobierno podría imprimirle algo de ritmo al movimiento de la divisa, tal como sucedió en enero. Pero no habrá margen para ningún movimiento brusco. De modo que, en definitiva, se agravará el atraso cambario. 

"El principal objetivo del Gobierno en un año de elecciones presidenciales será el de salvaguardar la actual estabilidad financiera para poder entregar el mandato en un marco de gobernabilidad", destacaron desde E&R, desde donde agregaron que a la administración kirchnerista "le importa más el nivel de las reservas, de la inflación y del dólar que el nivel de actividad".

"En pocas palabras, procurará que las reservas no caigan y que la divisa aumente lo menos posible para contener las presiones en el mercado y bajar ´algo´la inflación, de manera de tener chances de preservar la estabilidad financiera", apuntaron desde la consultora, para luego recalcar que "el dólar cuasi fijo" es la principal y casi la única "herramienta de política económica para lograr dicho objetivo".

Recientemente, el propio Kicillof había brindado algunas pistas al asegurar que "la administración cambiaria del Gobierno tiene que tener en cuenta diversos objetivos, y la estabilidad de las variables es uno de ellos".

"No podemos dejarnos llevar por la tormenta perfecta que se ha armado a nivel internacional y decir ´tal país devaluó y entonces yo hago lo mismo´. Me parece que no es la solución. No es momento para reaccionar de manera impulsiva", agregó el funcionario.

Por su parte, en relación al tipo de cambio, el titular del BCRA, Alejandro Vanoli, también hacía referencia a que su objetivo era el de evitar la "volatilidad" y hacía hincapié en que, en su primer trimestre de gestión, se habían revertido las expectativas de devaluación del peso.

"Le ganamos la pulseada a los especuladores. Ahora hay consenso de que en 2015 no va a haber ninguna crisis", consideró.

Lo paga el "Made in Argentina"

Si bien una devaluación más acelerada hoy traería más efectos colaterales negativos que beneficios, apelar a la estrategia de realizar "microdevaluaciones" controladas, con una inflación en baja pero que igualmente apunta a ubicarse en un andarivel del 30% anual, también tiene efectos nocivos. Los cuales, los terminarán pagando la industria y las economías regionales.

Para los analistas de E&R, el Gobierno está privilegiando utilizar al tipo de cambio como ancla para desacelerar la inflación y así mantener a raya las expectativas de devaluación y preservar las reservas, "incluso asumiendo el costo implícito de deteriorar el nivel de actividad".

Sucede que "el combo de dólar cuasi fijo con alta inflación y caída de precios internacionales, está ahogando a los productores y exportadores, que enfrentan rentabilidades cada vez menores o negativas, haciendo inviables sus negocios", advirtieron desde E&R.

"Si esperamos que la estrategia del Gobierno sea seguir atrasando el tipo de cambio con respecto a la inflación, entonces no podemos esperar que mejore la situación de los productores locales, los exportadores, las economías regionales y de los potenciales inversores externos", dispararon.

"En pocas palabras, todo redunda en que será difícil que haya recuperación de la actividad y del empleo en 2015. Por el contrario, lo más probable es que continúe el deterioro tanto en la producción como en el empleo. De hecho, nuestro escenario en el cual el Gobierno logra alcanzar su meta de política económica, plantea que el PBI se reduciría un 2% en 2015", explicaron.

Pese a que la administración K buscará evitar un salto del dólar, las últimas proyecciones de bancos de inversión, consultoras y entidades financieras argentinas y del exterior encuestadas en el LatinFocus Consensus, muestran que la relativa quietud del billete verde no se extendería a lo largo del año.

Por el contrario, el consenso entre los expertos es que a fines de 2015 el tipo de cambio oficial podría situarse en torno a los $11,10 por dólar.

De darse este escenario, esto implicaría una devaluación de casi 30% hasta diciembre. En ese caso, el objetivo de controlar la inflación tampoco se lograría, dado que la misma podría acelerarse hasta alcanzar una pauta del 34% anual, repitiéndose así el cuadro de pérdida de competitividad que ahoga a empresas exportadoras y economías regionales.