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Atucha II, nuevo "hito" del kirchnerismo: ¿la gran solución nuclear o un parche más a la crisis energética?

Expertos advierten los altos riesgos asociados con plantas de este tipo y citan como ejemplo lo sucedido con Fukushima en Japón
20/02/2015 - 10:00hs
Atucha II, nuevo "hito" del kirchnerismo: ¿la gran solución nuclear o un parche más a la crisis energética?

"Hito", "selecto grupo de países", "autonomía nacional".

Estas expresiones fueron vertidas el miércoles por Cristina Kirchner al hacerse presente en la central nuclear Atucha II.

Para algunos politólogos, su presencia se dio en el marco de la tercera inauguración que realiza el kirchnerismo. Para otros, a raíz de una celebración vinculada con el aumento en la generación de energía.

Lo cierto es que sus dichos no hicieron más que reavivar los cuestionamientos referidos al plan de desarrollo atómico en el que avanza la Argentina, que expertos en la materia consideran cuanto menos preocupante.

La ultrapromocionada puesta en marcha de estas instalaciones en Lima, partido bonaerense de Zárate, se da en un contexto en el que el Gobierno necesita con urgencia reducir el caudal de dólares que se requiere para la compra de combustibles a otros países, necesarios para la generación de energía.

La opción nuclear, según la visión oficial, permitirá acotar la demanda de barcos cargados principalmente con gas natural licuado (GNL) que llegan desde territorios como Trinidad y Tobago o Qatar.

Esto, hasta tanto entren en funcionamiento los proyectos hidroeléctricos que China, nuevo gran aliado del Ejecutivo, construirá en la Patagonia.

¿Hito o parche?

Claro que no todos los expertos comparten el ánimo optimista de la administración K. Uno de ellos es Alieto Guadagni, ex secretario de Energía, que afirma que la apuesta por Atucha II apenas moverá la aguja de la matriz energética local. 

Crítico de la conducción K, sostiene que la sociedad entablada con el gigante asiático para instalar otras dos centrales nucleares:

•Resulta muy poco conveniente, por ser extremadamente costosas.

•Es casi irrelevante en términos de producción eléctrica.

•Es altamente riesgosa, ya que China es un país con discutida confiabilidad en la materia.

"Atucha no es más que un parche y encima peligroso, por tratarse de una instalación que fuera realizada hace tiempo y con tecnología diferente a la que se usa  día. El Gobierno aclara que se actualizaron todos los sistemas pero la estructura de la central deja sus dudas. De hecho, ya hubo denuncias de algunos incidentes", afirmó un experto del sector.

En tanto, el ex vicecanciller kirchnerista, Roberto García Moritán, también se muestra crítico con la cooperación china: "La decisión repentina de una nueva opción tecnológica permite dudar de que el tema haya sido analizado con el suficiente cuidado", remarcó el diplomático.

Así, contradice una de las afirmaciones de la Presidenta, en el sentido de que el pacto con China acelerará los tiempos del desarrollo nuclear y permitirá que el país se independice desde el punto de vista tecnológico.

"La construcción de un reactor chino daría por tierra con el esfuerzo de capacitación científica y técnica de las últimas décadas, que incluye a más de 30 empresas. La tecnología involucrada no es compatible con la experiencia adquirida y sería, en gran medida, un desperdicio de la capacidad instalada local", agregó García Moritán.

En términos energéticos, el kirchnerismo basó su política en la instalación de centrales térmicas que, precisamente, sólo funcionan mediante la quema de combustibles.

"En estos diez años se instaló la mitad de la generación que se emplazó en los años ´90. Se agregaron apenas 5.500 megavatios frente a los 10.000 de aquella década", apuntó a iProfesional Guadagni.

"Para colmo, todo las instalaciones que se sumaron han sido de tipo térmico, que requieren de gas, petróleo y carbón. Es decir, ninguna represa hidroeléctrica", recalcó.

Guadagni, sostuvo que todo lo que se está pagando es para alimentar esas centrales térmicas.

Y aportó un ejemplo de lo que él considera una incongruencia: "Se han dado casos absurdos, como el de la central Río Turbio, que requiere un millón de toneladas para funcionar plenamente y aquí apenas se produce la quinta parte".

La "Argentina nuclear" por dentro

En cuanto a la generación de energía, Atucha II -que demandó una inversión cercana a los u$s4.000 millones- aportará muy poco, según los analistas: cerca de un 2% extra, a través de sus 745 megavatios.

Sólo la represa de El Chocón, en Neuquén, cuenta con una potencia instalada de casi el doble, 1.328 megavatios.

Si a Atucha II se le suma lo que ya generan Atucha I y Embalse de Río Tercero, en Córdoba, la porción correspondiente a la energía nuclear en la Argentina no alcanza a completar el 10% de la matriz.

El número hace tambalear la retórica del liderazgo enarbolada por el kirchnerismo. Sobre todo, si se tiene en cuenta que en países como Francia el 80% de la electricidad que se utiliza proviene de instalaciones atómicas.

"A nivel mundial el promedio está en el orden del 15%, es decir que hoy día la Argentina se ubica en la mitad de la media global. Atucha II implicó cuantiosos desembolsos para su finalización y no cambiará la posición del país en el mapa internacional de la energía", comentó Guadagni.

La situación de Argentina resalta si se la compara con, por ejemplo, Chile, Uruguay o Colombia que no tienen reactores. Pero es diferente frente a la de Canadá, la India, España o Ucrania. 

La organización internacional IAEA dio cuenta de la estructura de reactores vigentes en el mundo y cuál es la posición local. Asimismo, expone cuánta electricidad genera cada país con centrales (ver cuadro):

 

En el caso particular de Atucha II, y llevado al llano de la vida cotidiana, organizaciones ecologistas como Fundación Vida Silvestre exponen de esta forma la incidencia de la nueva instalación en el esquema:

Pocos avances

La matriz energética en el país prácticamente no guarda diferencias con la de hace más de cuarenta años.

En aquel entonces, la generación de electricidad corría por cuenta de combustibles fósiles en un 89% (gas o petróleo). Hoy, esa marca está en el 87%.

El porcentaje restante (13%) se divide entre lo que producen las centrales hidroeléctricas, nucleares y los tenues avances en generación eólica y solar.

Volcado en un gráfico, la torta se divide de esta forma:

A contramano

"Atucha II implica un escaso aporte al sistema. Para ser un país basado en energía nuclear, la Argentina está muy lejos porque tiene muy pocas centrales", expresó a iProfesional Pablo Bertinat, experto en energía y catedrático de la UTN Rosario.

"Por otro lado, impulsa centrales de este tipo en un momento en el que en el mundo se ha frenado la expansión", añadió.

Al explicar el por qué de ese freno a nivel global en la construcción de centrales atómicas, Bertinat sentenció: "Se debe tanto a un problema de costos como de peligros asociados".

"Es una energía muy problemática y nunca llega a ser segura completamente. La magnitud de los accidentes y sus consecuencias resultan casi imposibles de estimar", indicó Bertinat.

"También está la cuestión de los residuos, que es un tema que nadie logró resolver en el mundo. Acá se los tiene en piletas de enfriamiento, pero hay que cuidarlos por siglos. Nadie sabe cómo se procederá en este aspecto", completó.

El accidente de Chernóbil, en abril de 1986, derivó en un escape radiactivo con una toxicidad hasta 500 veces por encima de la liberada en la explosión que se diera Hiroshima. En 2011 ocurrió lo de Fukushima, que terminó de consagrar a esta tecnología como la más riesgosa de todas.

De ahí la decisión de muchos países como Bélgica, Alemania, Italia, Holanda, Suiza, Suecia, e incluso el mismo Japón, de reducir el uso de centrales nucleares hasta, en algunos casos, erradicarlas completamente.

"Hay que tener sumo cuidado. El día en que se produce un accidente te puede suceder un Chernóbil o un Fukushima. Cada instalación amerita un estudio demasiado profundo, mientras que acá se está haciendo todo muy a las apuradas", alertó Guadagni.

En septiembre del año pasado, el Partido Obrero (PO) denunció fallas de seguridad en Atucha II, luego de que un operario muriera "por quemaduras graves durante una tarea de rutina".

El PO señaló al Gobierno por esta muerte y también culpó a la empresa Nucleoeléctrica por ser "la responsable directa de implementar la política oficial".

En ese momento, el partido aseguró además que la central se puso en marcha forzadamente, sin estar preparada, como forma de "lograr el aval político para la compra de una nueva central a China (Atucha III) y para conseguir unos 350 MW para un sistema energético en crisis".

En forma previa, la instalación fue criticada por ocho ex secretarios de Energía, que dijeron que la central "es un prototipo con un diseño que ningún país usa y cuyo diseñador, la alemana Siemens, dejó de fabricar por no ser competitivo".

También remarcaron que desde que se arrancara con el proyecto, en 1980, "los costos de construcción se multiplicaron más de cuatro veces" y que "los plazos se duplicaron", además de haberse observado una "absoluta falta de transparencia en gastos y contrataciones".

Polémica con China

De cara a lo que viene, los analistas critican con dureza el reciente acuerdo rubricado con el gigante asiático para la construcción de otras dos centrales.

En su reciente visita a Pekín, Cristina Kirchner pactó que la compañía estatal China National Nuclear Corporation aporte la tecnología necesaria para ampliar el actual complejo nuclear. Además, que provea de bienes a las futuras plantas, mientras que la local Nucleoeléctrica sea la que diseñe y construya las instalaciones.

Según Guadagni, "lo firmado se pagará muy caro, unos u$s7.000 millones. Atucha II costó alrededor de 4.000 millones, algo duramente criticado".

El ex funcionario remarcó además "que todo se hizo de manera directa, sin licitación, cuando debería haberse hecho una compulsa internacional para lograr mayor calidad y mejor precio".

Por estos días, China aparece como el principal impulsor de las instalaciones atómicas. Estos proyectos están asociados a la llegada desde el gigante asiático de mano de obra calificada, que incluye a ingenieros y técnicos, algo que es seriamente cuestionado por la Unión Industrial Argentina.