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Scioli, "incombustible": la estrategia del candidato "oficialista" que siempre es ninguneado por Cristina

El gobernador bonaerense encabezó la última apertura de la sesiones del Parlamento y dijo que, quien lo suceda "va a recibir una Provincia desendeudada"
03/03/2015 - 10:30hs
Scioli, "incombustible": la estrategia del candidato "oficialista" que siempre es ninguneado por Cristina

El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, inauguró el 143 período legislativo en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.

En su discurso, Scioli se reivindicó como kirchnerista al decir que está "orgulloso de perternecer" a dicho espacio", a pesar de las idas y vueltas que mantuvo con la Casa Rosada.

"Integro este proyecto desde el inicio del sueño transformador de la Argentina. Me la jugué con Néstor en 2003 cuando el pueblo nos confió la responsabilidad", destacó.

Y agregó que "siento orgullo de pertenecer a este espacio que es el único que acredita un compromiso total con los humildes, con la industria, con la clase media, con el consumo interno y el trabajo argentino".

El gobernador recordó que el kirchnerismo "ha sido una máquina de generar puestos de trabajo y de recuperar empresas emblemáticas como YPF, Aerolíneas Argentinas, Trenes Argentinos y crear otras nuevas como AySA y Ar-Sat".

En materia de Derechos Humamos, destacó que "no son una etapa, forman ya una parte de la identidad de la democracia argentina".

Además, afirmó que quien lo suceda "recibirá una provincia desendeudada en lo económico e inclusiva en lo social" y advirtió que "el verdadero cambio" tras las elecciones de octubre "no es cambiar todo", porque "eso ya fracasó".

En materia de Seguridad remarcó: "Hemos encarado la mayor renovación cuantitativa y cualitativa de la historia de la policía", y añadió que terminará su mandato "con 92 mil efectivos, de los cuales 15 mil pertenecerán a las policías locales".

Así, el gobernador bonaerense se mostró una vez más como parte integrante del kirchnerismo, pese a que aún no ha logrado la "bendición" de Cristina para la contienda electoral. 

Una bendición que, por cierto, quizá nunca llegue.

De hecho, sorprendió ayer que en el Congreso -mientras el director de cámaras de televisión iba "ponchando" las imágenes de funcionarios- acompañando el discurso de Cristina, sobre el final haya enfocado detenidamente un cartel que decía: "Este proyecto no tiene herederos".  

IncombustibleScioli se ha transformado en un caso de estudio para los politólogos, dada esa capacidad para salir airoso de los conflictos, que le ha hecho ganar fama de "incombustible".

"Nunca vi un personaje así; se enoja con la Presidenta y tiene imagen alta; se le inunda la Provincia y tiene imagen alta. Hay sitios donde hace mucha propaganda y otros en los que no hace, y es lo mismo", observa, sin disimular cierta admiración, Jaime Durán Barba, el asesor que se ocupa de la estrategia de Mauricio Macri.

El analista Jorge Asís cree que sobreactúa su condición de oficialista para disimular que, en realidad, tiene un programa de cambio.

Una estrategia totalmente contraria a la de Sergio Massa, que sobreactúa su postura opositora para disimular que, en realidad, su plan de gobierno es una continuidad del kirchnerismo.

Lo cierto es que en ese difícil equilibrio -y pese a los fuertes embates del kirchnerismo- Scioli lidera cómodamente la interna y aparece como el candidato mejor posicionado.

Arme su propio "kit de Scioli"

El asombro de los encuestadores es que parece capaz de captar simpatías tanto entre los peronistas opositores de Massa como entre los "liberales" seguidores de Macri.

Al mostrarse con una alta dosis de ambigüedad, cada argentino construye su propio "kit" de Scioli, según su grado de simpatía o antipatía hacia el Gobierno.

Es decir, gana aceptación entre un grupo de la sociedad que es "anti k" y, a la vez, se presenta como el más cercano a la actual gestión, con lo cual gana en otra parte del electorado.

En el plano económico, son varios los analistas que hacen referencia a que está como "blindado" electoralmente, dado que:

• Si la economía mejora, entonces podría cosechar como propio ese mejor humor social.

• Si la situación se complica, sería visto como una víctima de complots kirchneristas.

Algo así como el sueño de todo estratega de campaña. Sin embargo, esa extraña cualidad de caer siempre bien parado puede tener una amenaza.

En estos días en que toda la maquinaria mediática kirchnerista ha renovado su hostilidad hacia el gobernador y hacia su "campaña naranja", el gran interrogante es si podrá continuar sacando rédito político de esa ambigüedad oficialista/opositora o si habrá llegado el momento en el que la tensión derivará en una ruptura con el núcleo duro del kirchnerismo.

El rédito de ser víctima

Como ha sido su constante a lo largo de siete años de difícil convivencia con Cristina, el gobernador eligió evitar la confrontación. Por el contrario, sigue elogiando a la Presidenta en cada uno de sus discursos y en las redes sociales.

Esta actitud, que durante mucho tiempo le ha valido burlas, críticas y acusaciones de servilismo, empieza a revelarse como lo que en realidad es: una estrategia política.

Scioli está convencido de que romper con la mandataria no le suma votos sino que le resta.

Pero, al mismo tiempo, cree que cuando el kirchnerismo lo critica le hace indirectamente un favor, porque refuerza su perfil de "independiente y conciliador".

Jugando con el fuego de la asfixia financiera

La jugada de Scioli no está exenta de riesgos. Uno de ellos es que los ataques no se limiten al plano retórico sino que, como ya ocurrió en otras situaciones, incluyan también un ahogo financiero para la provincia de Buenos Aires, de manera de perjudicar su gestión en plena campaña.

En principio, todos los analistas consideraban que ello no ocurriría. No tanto porque en el kirchnerismo hubiese una sensación de "lástima" hacia él, sino por la constatación de que en cada una de esas situaciones el mayor costo político terminaba siendo pagado por la propia Cristina.

En cada pelea, las encuestas reflejaban que -aun en medio del enojo por no cobrar el aguinaldo o por el atraso de cuatro semanas en el inicio de las clases-, los bonaerenses culpaban más a la Presidenta que al gobernador.

Fue allí cuando se consolidó el mito de "incombustible" de Scioli.

Pero aun cuando pueda contar con la opinión pública de su lado, es evidente que el gobernador no quiere problemas en el frente interno.

Para el kirchnerismo duro, sería toda una tentación hacerle sentir el rigor financiero. El problema que encuentran es que, tal como afirman los politólogos, está instalado el temor al "efecto boomerang" tras lo ocurrido el año pasado.

"El desgaste a Scioli tiene un límite, como ha quedado comprobado en este tema, ya que el Gobierno nacional terminó afectado", aseguraba el politólogo Sergio Berensztein luego de la recordada huelga de docentes del año pasado.

¿Expulsado del mundo K?

Hay otros peligros para Scioli que vienen por el lado político.

Existe un núcleo duro del kircherismo que todavía se resiste a aceptar que el gobernador sea quien represente al proyecto K. Más aun, está empezando a cuestionar ya no sólo la "fe kirchnerista" de Scioli sino hasta su propia capacidad para ganar la elección.

Según Artemio López, el más influyente analista y encuestador K, las supuestas fortalezas del Scioli candidato son, en realidad, prestadas por el Gobierno.

"Buena parte de su caudal electoral no le es propio sino que depende, casi exclusivamente, de su identificación con Cristina", apunta López.

Su conclusión es contundente: "Optar por él no solamente es comenzar la lucha electoral asumiendo como propios los valores del adversario, sino que además -y aun siendo el precandidato del FpV ‘mejor posicionado',- es incapaz de polarizar con sus rivales probables (Massa o Macri) por las propias características de su figura, como querer consensuar todo al extremo".

Artemio López observa esta actitud como algo erróneo, en un contexto de polarización social.

Mientras Scioli sigue posando junto a promotoras vestidas de naranja, los tiempos políticos se van acortando y obligan a Cristina a tomar una decisión.

Lo cierto es que esa redituable ambigüedad que ha cultivado Scioli -oficialista pero no tanto, reformador pero sin cambios traumáticos, víctima del maltrato pero que sigue llamando al diálogo- nunca estuvo tan amenazada.

Los próximos meses serán definitorios y mostrarán si esa fascinación del "gurú" Durán Barba por ese "personaje inclasificable" de la política argentina seguirá manteniendo vigencia.