iProfesionaliProfesional

Macri y Scioli, polarizados por el dólar: ¿se puede levantar el cepo cambiario de un dí­a para el otro?

El candidato del PRO hizo un par de promesas que entusiasman a buena parte de la sociedad pero que son de difícil cumplimiento 
18/03/2015 - 10:05hs
Macri y Scioli, polarizados por el dólar: ¿se puede levantar el cepo cambiario de un dí­a para el otro?

Apenas 48 horas después de que la asamblea de la UCR aceptara participar en las PASO junto con Elisa Carrió y el PRO, Mauricio Macri lanzó una de las promesas electorales más fuertes de una campaña que recién comienza.

Sin ningún tipo de eufemismo, afirmó que si gana en las próximas elecciones una de sus primeras medidas será la liberación del mercado cambiario.

"A partir del 11 de diciembre no hay más cepo", aseguró, para luego pronosticar que "van a sobrar los dólares en la Argentina".

Claro que para que esa promesa se convierta en realidad será necesario algo más que buena voluntad. Y eso Macri lo sabe.

En tal sentido, se suma -aunque con leves cambios de matices- a lo dicho en su momento por Sergio Massa y Daniel Scioli, quienes coinciden en calificar al cepo como una situación anómala que deberá ser corregida.

Las diferencias aparecen cuando se pregunta sobre dos temas de alta sensibilidad:

1.Si es factible desarmar el cepo rápidamente o si se debe realizar de forma progresiva y gradual (por ejemplo, eliminarlo primero para el comercio exterior y el mercado financiero para luego, en una segunda instancia, hacerlo para el pequeño ahorrista).

2.Si la eliminación estará acompañada, necesariamente, de una fuerte devaluación, de modo tal que se haga confluir al tipo de cambio oficial con la cotización del dólar blue.

En los casi tres años y medio que lleva rigiendo la restricción para la compra de divisas, los candidatos han evitado ser muy específicos sobre cómo resolver el problema. Eso es lo que parece haber cambiado en el inicio de esta campaña electoral.

Macri fue quien tomó la postura más arriesgada.

No sólo afirmó que eliminará al cepo de un día para el otro sino, además, que no será necesaria una devaluación. Analistas ponen en duda que ambas cosas puedan hacerse en forma simultánea.

Por cierto son promesas que, sin dudas, seguirán al candidato durante toda la campaña. Sus oponentes no le perdonarán, si llegara a ganar, que no ocurriera un levantamiento pleno del cepo ni que el dólar pegara un salto.

En la vereda de enfrente, Daniel Scioli, en general poco adepto a las declaraciones rimbombantes, se vio obligado a salir rápidamente al ruedo para referirse a la cuestión específica de las restricciones.

En su afán de tomar distancia de Macri para reforzar su perfil kirchnerista, debió asumir otra definición que le puede hacer pagar algunos costos políticos.

Dio a entender que no será factible levantar el cepo en el corto plazo y que la "normalización" cambiaria deberá llegar luego de un proceso gradualista.

Si bien el gobernador había hecho guiños al mercado -como en su reciente presentación ante el Council of America, en Nueva York, donde ofreció abrir una nueva agenda de inversión para el largo plazo- puso paños fríos a una solución rápida.

Es claro que Scioli es quien tiene la mayor incomodidad a la hora de referirse a este tema: si reprocha abiertamente al cepo, o dice que es fácil desarmarlo, parecería que estuviera criticando o contradiciendo al ministro Axel Kicillof.

Y él quiere todo lo contrario: su propuesta para solucionar las restricciones es seguir la línea actual. 

"El Gobierno viene demostrando cómo se van normalizando las situaciones sin tener que hacerlo por el sólo hecho de estar en campaña, lo hace gradualmente", afirmó.

Desde su entorno, más crítico aún con Macri ha sido Nicolás Scioli, hermano del gobernador y vicepresidente del Grupo Provincia: "Liberar el control de cambios de un día para el otro significaría más o menos vaciar el Banco Central automáticamente".

"Las propuestas deberían ser serias", añadió, al tiempo que dejó abierto el siguiente planteo contra el dirigente del Pro: "A menos que esconda un plan de especulación financiera y no de desarrollo y empleo".

En una postura intermedia se ubica Massa. Prometió considerar las restricciones al dólar como una de sus prioridades pero hizo referencia a tomarse cien días para poder resolverlo.

"El próximo gobierno necesitará apenas 'semanas' para levantar el cepo, para que vuelva a regir un mercado único y libre de cambios", afirmó. Aunque en el seno de su partido hubieron algunos ruidos. Es que algunos economistas de su equipo se expresaron en el sentido de que, inexorablemente, se iba a tener que transitar el camino de una devaluación. Un tema que infunde temor y es "piantavotos".

Nostalgias de la flotación

Con sus declaraciones, está claro que los tres candidatos buscan captar el voto de la clase media con capacidad de ahorro, que no concibe otra forma de preservar su capital que no sea mediante el atesoramiento de billetes verdes.

Si bien la tensión aflojó cuando, en enero del año pasado, se abrió la "ventanilla oficial" que les posibilita a los asalariados hacerse de divisas -para comprar hasta un 20% de sus ingresos-, está claro que el tema sigue generando irritación en buena parte de la sociedad.

Más allá de la fecha que propone el dirigente del PRO para liberar el mercado, quizás lo más trascendente es su definición sobre el sistema cambiario que prevé instaurar.

"Yo dejaré flotar el tipo de cambio. Pero lo vamos a tener que sostener vendrán tantos dólares que el peso tenderá a apreciarse. Vamos a buscar un punto de equilibrio que no perjudique al asalariado", aseguró el jefe de Gobierno porteño.

Tal afirmación es vista por varios analistas, al menos, como un exceso de optimismo.

"Hay que salir rápido del cepo. El problema, es que las restricciones son como esas trampas diseñadas para hacer daño al sacarlas", grafica Fausto Spotorno, director del Estudio Ferreres.

También el influyente Guillermo Calvo pone en duda que el plan de Macri pueda realizarse en forma no traumática.

"No se puede liberar todo de un día para el otro y dejar que el mercado regule solo", afirma Calvo, quien pronostica que "la transición va a ser difícil".

En coincidencia, Eduardo Levy Yeyati, ex economista jefe del Banco Central, subraya que más que un levantamiento inmediato del cepo hay que pensar en un desarme gradual.

En su visión, los giros al exterior y la restricción al pago de las importaciones sí se pueden quitar rápidamente.

En cuanto al dólar destinado a los ahorristas, será muy poco probable que se pueda abrir de un día para el otro. A menos, claro, que se devalúe fuerte para encarecerlo, algo que Macri aseguró que no hará.

"Deberá abrirse de manera gradual y anunciando de entrada un cronograma. Hay que ser muy cuidadosos con los primeros pasos para no defraudar las expectativas", advierte.

Claro que ninguna de estas advertencias parece ponerlo nervioso a Macri, quien si algo tiene de sobra en su equipo es, precisamente, economistas. Por lo pronto, cuenta con Federico Sturzenegger, Carlos Melconian y el actual presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio. Este último, que está sonando como posible vicepresidente en la fórmula de Macri, se muestra convencido del plan "restricciones cero".

"Del cepo hay que salir rápido y puede hacerse. Sólo hace falta un Gobierno creíble", apunta Frigerio.

Él es de los que cree que el kirchnerismo, si hoy en día no puede dar ese paso, es por la falta de confianza de los inversores.

"Si se genera confianza y se refuerzan las reservas son más las inversiones que vendrán al país que los capitales que se van a querer ir", anticipa entusiasmado.

Lo curioso de la visión de Macri es que supone que en su eventual gobierno se repetirá una situación similar a la que había en los primeros años de gestión de Néstor Kirchner.

En aquel momento, los altos precios de los productos agrícolas hacían que ingresaran tantos dólares que el Gobierno pedía por favor a las exportadoras de granos que no liquidaran sus divisas de golpe sino de manera gradual, para no tirar muy abajo el precio del dólar.

Fue así que hasta debió instaurar la llamada "flotación administrada". En ese entonces Martín Redrado -al frente del Banco Central- tenía que salir a comprar los billetes verdes en exceso, que no absorbía el sector privado, lo que le permitió incrementar fuertemente el nivel de reservas.

El objetivo de esa política era evitar que, tal como ocurría en los países vecinos, la moneda nacional se apreciara demasiado, porque ello afectaba la competitividad de la economía.

Manual "anti cepo"

Salvo para los optimistas del equipo de Macri, el resto de los economistas duda que de un día para el otro caiga una "lluvia de dólares" tal que presione a la baja la cotización del billete verde.

Muchos ven una devaluación como inevitable y que formará parte de un plan integral que, entre otras cuestiones, incluya el equilibrio fiscal y una mayor apertura comercial.

Uno de los más explícitos al respecto fue Guillermo Nielsen -para desgracia de Massa, que lo postula como candidato a jefe de Gobierno de Buenos Aires- quien afirmó que "gane quien gane, va a tener que devaluar".

"Lo importante es que este tema lo gestione un equipo que sepa. Lo peor que puede pasar es que quede en manos de un centro de estudiantes, okupas en el Palacio de Hacienda, que manejaron pésimo la devaluación del año pasado", fue la cruda definición del economista-candidato.

En la misma línea opina el ex ministro Jorge Remes Lenicov: "La realidad impondrá una devaluación. Y esto es así, sencillamente, porque desde hace tres años las exportaciones vienen cayendo", a raíz del atraso cambiario por la alta inflación, un tema que viene desde fin de 2011".

En todo caso, la mayor duda que queda flotando es qué tan grave debería ser la devaluación como para corregir las distorsiones acumuladas en la economía.

Algo de tranquilidad aporta Aldo Pignanelli, ex titular del Central, para quien se puede evitar que el tipo de cambio paralelo sea la referencia obligada: "El dólar oficial a $8,70 es muy barato y los $13 del blue, muy caro. Una cifra de paridad hoy está en $10,50".

Pignanelli, parte del equipo de asesores de Massa, pronostica una convergencia de ambos precios, contradiciendo la idea de Macri de liberar el cepo sin devaluar.

"Si se unifica el tipo de cambio, además de levantar las restricciones, tenderá a la baja en relación al blue y al alza en relación con el oficial", añade.

En busca de un plan integral

Lo cierto es que el levantamiento del cepo y la liberación del mercado cambiario son un punto atractivo en la campaña electoral, pero implican definiciones sobre temas espinosos.

Habrá que determinar si, de los múltiples tipos de cambio que hoy coexisten, se eliminarán todos juntos o se dará una suerte de convivencia pacífica, al menos en una primera instancia.

Esto afecta, por caso, a medidas que hoy están justificadas como de orden impositivo -como los recargos al ahorro y al turismo por concepto de adelanto al impuesto a las Ganancias-.

En este sentido, Macri adelantó que con él como Presidente, "muerto el cepo, muerto el dólar tarjeta o turista", ya que todas estas cotizaciones no son otra cosa que deformaciones que han traído las restricciones.

Finalmente, cabe preguntarse por las consecuencias sobre la inflación que traerá la liberación en la compra de billetes verdes. Si se produjera una corrección brusca del tipo de cambio, es factible que se dé un fuerte incremento en los precios de bienes y servicios, salvo que -en forma simultánea- se aplique un robusto plan antiinflacionario.

En este sentido apuntan expertos como José Luis Espert, quien cree que tendrá que darse una devaluación inicial del 50%, "en simultáneo con una drástica baja del gasto público y de los subsidios, aumento de las tarifas y tasas de interés en línea con la inflación real".

En la misma sintonía, Gabriel Rubinstein considera que "la salida al cepo hay que hacerla de manera sensata y profesional".

"Eso implica poner en marcha un plan fiscal consistente con una inflación baja (5% anual), que requiere un fuerte aumento de tarifas y devaluar para mejorar al menos un 20% el tipo de cambio real".

Y, desde ya, hay un tema en el que todos -los que quieren eliminar el cepo de golpe y los gradualistas- están de acuerdo: ningún plan de "normalización" en materia cambiaria se podrá llevar adelante si la Argentina no se "amiga" con los mercados de crédito internacionales.

Temas relacionados