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¿Tiene plan B?: la bendición de CFK no llega y Scioli debe sobreactuar o pegar el portazo

Los encuestadores creen que el oficialismo mejoró sus posibilidades luego del acuerdo entre Macri y la UCR, porque el escenario electoral se polariza 
25/03/2015 - 10:02hs
¿Tiene plan B?: la bendición de CFK no llega y Scioli debe sobreactuar o pegar el portazo

A esta altura, todos los argentinos han entendido la siguiente fórmula: cuanto más se "kirchneriza" Daniel Scioli y sobreactúa su adhesión al modelo "nacional y popular", es porque más cerca está de sufrir una ruptura que lo deje sin la posibilidad de ser el candidato oficialista.

Y, a juzgar por el tono de sus declaraciones públicas de los últimos días, la probabilidad de que Cristina Kirchner bendiga a otro nunca ha sido tan alta.

El aspirante a suceder a CFK no sólo criticó en duros términos el acuerdo entre el intendente porteño Mauricio Macri y la Unión Cívica Radical, una coalición a la que comparó con el fallido experimento de la Alianza que en 1999 llevó a Fernando de la Rúa al poder. Además, llegó a extremos que nunca antes se había atrevido a tocar, como justificar el "cepo" cambiario y acusar de demagogos e irresponsables a aquellos que prometen desarmarlo en poco tiempo.

No se privó de correr algunos riesgos, como el de haber denostado a los que propugnaban un rápido acuerdo con los "fondos buitre". La jugada implica sembrar dudas en el mercado financiero, donde se daba por descontado que el gobernador bonaerense es proclive a una "normalización" de las relaciones con la banca internacional.

Pero, sobre todo, el mensaje que Scioli quiere transmitir va dirigido a la interna partidaria. Consiste en presentarse a sí mismo como el dirigente que tiene "la enorme responsabilidad de llevar al peronismo a la victoria ante esta alianza PRO-UCR que se ha conformado".

"La mayoría del pueblo argentino no quiere retroceder", es el mensaje cifrado que envió a la tropa kirchnerista. Una forma de decir que, por más que no le guste su personalidad ni su estilo, él es el único que puede evitar una "restauración liberal" cuando Cristina entregue la banda presidencial, el 10 de diciembre próximo.Amor no correspondido

Scioli enfrenta varios problemas: en el Gobierno no sólo desconfían de su sobreactuada fe kirchnerista, sino que tambíen empiezan a sospechar que puede no estar en condiciones de ganarle en las urnas a Mauricio Macri.

Encuestadoras alejadas del Gobierno, como Poliarquía, están observando que Florencio Randazzo, candidato "extraoficial" de Cristina, viene reduciendo su distancia respecto de Scioli.

A fuerza de apariciones públicas, inaugurando trenes chinos junto a la Presidenta, ha logrado que la ventaja se achicara de 3 a 1 a un escenario de 2 a 1.

Hasta ahora, daba la sensación de que había cierta resignación por parte de Cristina en el sentido de que Scioli terminaría siendo su candidato.

Y que, a lo sumo, la Presidenta intentaría "coparle" la lista e imponiéndole al vicepresidente, de manera de condicionar -con gente de su "propia tropa"- un eventual gobierno sciolista.

Pero las especulaciones están a la orden del día, en el sentido de que podría ocurrir algo más visceral. Concretamente, se especula con que, llegado el momento de las definiciones, Cristina no avalará que Scioli y Randazzo compitan en la interna de agosto. 

Un antecedente genera inquietud en filas del gobernador: el "bochazo" que recibió Gustavo Marangoni como pre-candidato en la Ciudad de Buenos Aires, cuando ya se habían impreso y pegado los carteles donde Scioli sonreía junto a su "pollo".

En este contexto, una de las versiones apunta a que habrá una ruptura y que Cristina dará su bendición a una fórmula oficialista "pura".

Según el analista Jorge Asís, la CFK mantiene explícitas intenciones de sacarlo de carrera, al tiempo que "tiene el propósito de imponer, en carne viva y sin anestesia, el ticket Randazzo-Kicillof".

También se ha incrementado en los últimos días la versión sobre una nueva candidatura más "del palo", acaso apostando a la renovación generacional con algún dirigente surgido de la agrupación juvenil La Cámpora.

"A nosotros nos gustaría que fuera Máximo Kirchner el Presidente... o nos gustarían Wado (De Pedro), el Cuervo (Larroque), Axel (Kicillof), porque estamos orgullosos de esta generación", comentó el diputado José Ottavis, uno de los principales referentes de La Cámpora.

"Si no fuera así, estamos convencidos de que la primaria nacional va a ser muy fácil de votar: hay que elegir al que más se parezca a Cristina, al más leal a ella", sintetizó.

Y, como ocurre cada vez que habla alguien de esta agrupación, hay una certeza que queda flotando en el aire: en el kirchnerismo, ninguna declaración de este tipo puede ser producto de un arrebato personal. Todo es previamente expuesto a una instancia de aprobación al más alto nivel.

Pero, más que la danza de nombres de gente "parecida a Cristina", lo que queda bien explícito es el rechazo indisimulable que gente del entorno K siente por Scioli.

Con su estilo alejado de los eufemismos, Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, puso blanco sobre negro lo que piensan un ala del Gobierno: "A Scioli lo veo muy falso y muy hipócrita, como lo que es. Él cuenta lo que hicieron Cristina y Néstor, ¿por qué no cuenta lo que hizo en la Provincia? La hizo mierda. Los hospitales dan vergüenza, las escuelas dan vergüenza, no paga lo que tiene que pagar", dijo en una entrevista radial.El regreso de la polarización

Es claro que al gobernador, a esta altura, no le hieren este tipo de comentarios. A fin de cuentas, ha soportado impertérrito cosas peores, como que Cristina Kirchner lo acusara de "hacerse el idiota" tras las inundaciones de La Plata de 2013.

O que lo asfixiara financieramente a la hora del reparto de recaudación impositiva, lo que lo forzó a subir impuestos para poder pagar el aguinaldo de empleados municipales y, al año siguiente, lo llevó a una huelga docente que retrasó un mes el inicio de clases.

Esa actitud hasta le terminó valiendo el reconocimiento de algunos kirchneristas que destacaron que, a pesar de todo, nunca cedió a la tentación de aliarse con Sergio Massa, ni de poner reparos cuando se le requirió sumarse a una "candidatura testimonial" en 2009 ni rechazar la "intervención" de Gabriel Mariotto en su segunda gobernación.

Pero hay, en cambio, otro argumento que sí le quita el sueño al gobernador: que se ponga en duda su capacidad de conseguir más votos que otro candidato kirchnerista. Y eso es, justamente, lo que está ocurriendo.

Hay todavía grandes disparidades de números, pero en general las encuestadoras coinciden en las ubicaciones de cada candidato en el ranking: Macri peleando con Scioli y varios puntos por detrás Massa, cotizando en baja.

El punto de inflexión fue el acuerdo entre el dirigente del Pro y los radicales liderados por Ernesto Sanz. 

Ese evento cambió el clima político porque -al consolidarse una coalición de centro-derecha con posibilidades de ganar- el electorado se polariza.

En este contexto, los principales perjudicados son los candidatos de estilo "moderado" que habían tenido éxito en las legislativas de 2013.

Apenas dos años después, el panorama cambió de tal forma que ya muchos creen que el kirchnerismo hará negocio si regresa a su clásico estilo confrontativo. 

"Le queda cómodo polarizar con Macri

", apunta el politólogo Rosendo Fraga, quien además cree que Scioli no tiene chances de imponerse si no busca una alianza.

Mientras tanto, es creciente la acumulación de presiones para que haya una ruptura con el actual gobernador desde el ala izquierda kirchnerista y sus usinas mediáticas. 

Por caso, Eduardo Aliverti, uno de los principales analistas de la prensa oficialista, apuntó que las posibilidades del kirchnerismo crecen ante una nueva oposición que refleja los intereses del "establishment".

Además, sostuvo que si hay algo que pone en peligro la continuidad del proyecto K no es ese conjunto de "ricachones menemistas, figuritas mediáticas, militantes del denuncismo", sino la existencia de conservadores que asoman como postulantes del FpV". Es decir, Scioli.

El politólogo y encuestador Artemio López asegura que Cristina fue la principal beneficiaria de la aparición de una centro-derecha competitiva.

Su argumento es que habrá muchos radicales descontentos del acuerdo con Macri que terminarán apoyando al kirchnerismo."El pacto con la derecha conservadora -que se nuclea ahora en torno a la sigla PRO- liberará una gran franja de electores que, reconociendo las mejores tradiciones popular democráticas del radicalismo, están ya insatisfechos con la subordinación partidaria a la derecha y se encuentra disponible para migrar", afirma López.

Para el encuestador (ferviente defensor de la "profundización" kirchnerista) lo que le ha permitido al Gobierno recuperarse de las crisis políticas ha sido su persistencia en reafirmar su identidad, con medidas como estatizaciones y extensión de planes de asistencia social.

No son días fáciles para Scioli, que ha visto cómo Macri ha venido creciendo en las encuestas y sufre los embates desde las propias filas oficialistas.

Acaso su único consuelo sea que tiene un compañero de infortunios: la candidatura de Massa no despega. Por eso, el otro gran motivo de especulación es si se dará la alianza Scioli-Massa como gran tabla de salvación para el peronismo tradicional.

Claro que todavía falta lo más importante: la decisión de Cristina Kirchner.  A juzgar por sus antecedentes, podría suponerse que mantendrá el secreto hasta el último minuto.

No obstante, quienes saben leer sus señales advierten, cada día que pasa, nuevos motivos para pensar que finalmente prevalecerá el instinto por sobre el cálculo electoral: es difícil imaginar el cuadro de una CFK pasándole la banda a Scioli.

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