Repsol anunció este jueves que su presidente, Antonio Brufau, entregará el mando ejecutivo en abril al consejero delegado Josu Jon Imaz, luego de una década al frente de la petrolera española.

En un documento presentado al regulador español, Repsol dijo que espera que su directorio acuerde el 30 de abril que las funciones ejecutivas sean traspasadas al consejero delegado, un ex político vasco, que ya se encargaba de la estrategia y funciones cotidianas del grupo desde que fue nombrado, hace casi un año.

Después de crear la figura de consejero delegado, Brufau seguía conservando el control de áreas tan importantes como la de comunicación y finanzas.

Brufau lideró a Repsol durante un turbulento período que incluyó la nacionalización de su unidad YPF, impulsada por el Gobierno argentino en 2012.

Con estos cambios, Brufau podría continuar formando parte de la compañía, aunque ya no con un cargo ejecutivo.

El empresario, de 68 años, se convertirá tras este posible último mandato en el presidente más longevo en la historia de la petrolera, aunque ya será considerado como consejero externo.

Brufau traspasará los poderes tras conseguir otro de sus objetivos en la petrolera: reforzar el negocio de producción y exploración de la compañía con la compra de la canadiense Talisman por u$s13.000 millones.Imaz fue contratado por Brufau en 2008 y ascendido en 2014 al puesto de consejero delegado, quedando a cargo de la gestión diaria de la compañía, aunque su jefe mantenía el control sobre la estrategia y las finanzas.

El ejecutivo vasco fue el piloto de la compra de la canadiense Talisman y su experiencia política podría ser clave para una compañía donde las relaciones institucionales con gobiernos y accionistas son importantes.

Según el informe anual de la petrolera, Brufau redujo su retribución para ajustarla a su nuevo rol, desde los

u$s4,1 millones en 2014 a u$s3 millones en 2015.

A su vez, incluye en su contrato una indemnización "cuyo importe irá decreciendo progresivamente", de modo que en la junta de accionistas de 2019 "ya no percibiría compensación alguna".

Una de las grandes batallas que debió dar el ejecutivo durante su gestión fue la expropiación del 51% que tenía de YPF.

Luego de esto, la firma recibió una compensación de u$s5.000 millones que engrosaron su caja.

En 2014 la petrolera alcanzó ganancias por u$s1.750 millones, luego de que un año antes –como consecuencia de de las previsiones por la pérdida de YPF– hayan tocado los u$s212 millones.

El beneficio neto ajustado, que mide específicamente la marcha de los negocios y ofrece un escenario sin distorsiones del comportamiento de la compañía, se situó en u$s 1856 millones, un 27% por encima de los registros de 2013.