Si por algo pasará este 2015 a la historia, es por ser uno de los años con más comicios. Se debe principalmente a que muchos distritos electorales adoptaron por primera vez la modalidad de realizar Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO) que recién en 2011 debutaron a nivel nacional y hasta entonces sólo regían en unos pocos distritos, como Santa Fe.

En 11 provincias se votará hasta el 5 de julio la renovación de ocho gobernadores: los de Salta, Santa Fe, Río Negro, Mendoza, Tierra del Fuego, La Rioja, Córdoba y Ciudad de Buenos Aires. En tanto, habrá primarias para recambiar gobernaciones en Chaco y La Pampa, y comicios para cargos legislativos en Corrientes. Esto representa cerca del 41% del padrón nacional.

En Mendoza, por ejemplo, la "temporada de urnas" comenzó en febrero, con las elecciones primarias municipales, y puede extenderse hasta fines de noviembre, fecha que está estipulada para un balotage presidencial, en el caso de que hubiera segunda vuelta.

La Ciudad de Buenos Aires es otro caso. Por las reglas electorales que rigen en el distrito podrían ir a votar seis veces este año: ya fueron el domingo de la semana pasada por las internas para jefe de Gobierno; el 5 de julio será la primera vuelta para esos cargos; si uno de los candidatos a reemplazar a Mauricio Macri no consigue el 50%, dos semanas después habrá que ir por el balotaje. Y luego les podría tocar la otra tanda de tres que prevén las normas nacionales para todos y todas: el 9 de agosto las PASO nacionales, el 25 de octubre la primera vuelta y el 22 de noviembre una eventual segunda.

La atomización de las elecciones puede favorecer tanto a la oposición como al oficialismo. Los primeros confían tener buenas elecciones intermedias para potenciar candidaturas nacionales. Macri aparece, por ahora, como el mejor posicionado en esa estrategia: candidatos del PRO ganaron las primarias en Santa Fe y Ciudad de Buenos Aires y hay buenas perspectivas en Córdoba.

En cambio, desde el Frente para la Victoria recuerdan que en 2011 las primarias parecieron favorecer a la oposición, pero en las elecciones presidenciales Cristina Kirchner terminó con el 54% de los votos.