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Carly Fiorina, la mujer que Néstor Kirchner "plantó" en 2004, quiere ser presidenta de Estados Unidos

La ex ejecutiva de Hewlett-Packard sacudió el tablero político estadounidense al lanzar su candidatura por el Partido Republicano
06/05/2015 - 10:16hs
Carly Fiorina, la mujer que Néstor Kirchner "plantó" en 2004, quiere ser presidenta de Estados Unidos

El mundo se pregunta si 2016 será el año en que finalmente una mujer llegue a la Casa Blanca. Al menos, se refuerza la presencia femenina entre los precandidatos a presidente de Estados Unidos: luego de que Hillary Clinton anunciara su candidatura, ahora Carly Fiorina, una mujer emblema en el mundo de los negocios que se desempeñó durante años como ejecutiva de HP, hizo lo mismo por el partido republicano.

Pero seguramente en ningún lugar del globo existe la duda sobre si la posible presidenta tendrá algún tipo de resentimiento personal con el país. Salvo, en la Argentina, donde la nueva precandidata republicana vivió un histórico plantón hace una década por parte del fallecido Néstor Kirchner en la Casa Rosada. 

Fiorina es una de las mujeres que más alto llegó en la historia del mundo corporativo, y buscará suplir su falta de experiencia política con su vasto expertise en materia de negocios y liderazgo tal como comunicó en el lanzamiento de su campaña este lunes.

 

Aunque la carrera presidencial es aún incipiente en los Estados Unidos, la candidatura de la ex CEO de HP no pasó por alto en la Argentina. En julio de 2004, el entonces presidente Néstor Kirchner había acordado que recibiría a la ejecutiva que estaba en la Argentina en el marco de una gira por más de 150 países, pero luego de esperarlo por casi una hora Fiorina abandonó la Casa de Gobierno sin poder entrevistarse con él. El escándalo se agudizó meses más tarde cuando se supo que el "olvido" presidencial se debió a una entrevista de último momento nada menos que con Diego Maradona.

El hecho es mucho más que una anécdota para reflejar el estilo "desapegado al protocolo" del ex mandatario: además del impacto mediático que tuvo en aquel momento, meses después trascendió que la ex número 1 del gigante tecnológico habría decidido desembarcar con fuertes inversiones en Brasil "antes que poner un centavo en la Argentina".

Diez días después del fallido encuentro, la prestigiosa revista Forbes ubicó a Fiorina entre las 10 mujeres más poderosas del planeta. Ahora, abocada a la política la ex ejecutiva buscará asegurarse el puesto número uno de esa lista.

Con su candidatura, la empresaria se convirtió en la primera mujer del partido conservador norteamericano en pelear por llegar a Washington. En una entrevista a la cadena televisiva ABC, la flamante precandidata afirmó que es "la mejor persona" para ocupar la Presidencia, porque entiende "cómo funciona la economía".

Antes de hacer públicos formalmente su deseos de convertirse en la primera mujer en sentarse en el Salón Oval, Fiorina comenzó a fines de 2014 una extensa gira por los Estados Unidos para buscar votos y apoyo económico. En la interna del partido republicano deberá competir con los senadores Marco Rubio y Ted Cruz, el gobernador Chris Christie y el ex gobernador de Florida Jeb Bush. El que resulte ganador de esa competencia será el postulante que enfrente a la demócrata Hillary Clinton, que avanza sin rivales en su partido.

A pesar de figurar última en las preferencias de los votantes republicanos según los sondeos, Fiorina se encargó de profundizar la rivalidad con su contrincante Clinton: "Admiro mucho a Hillary pero claramente ella no es de confiar. Ella no ha sido transparente sobre una serie de cosas que son importantes", afirmó.

No es la primera vez que Fiorina busca desembarcar en la arena política: en 2010 se presentó a Senadora por California, donde fue vencida en las primarias por Bárbara Boxer, del Partido Demócrata. La campaña le dejó una deuda de u$s 500.000 con consultores y empleados, y deterioró su imagen pública.

Consciente de que no haber ocupado un cargo público es el principal obstáculo que encontrará en su campaña, la sexagenaria enfatizó en declaraciones a la TV estadounidense: "La gente está cansada de la clase política y cree que debemos de regresar a un gobierno de ciudadanos. Este es un momento crítico para nuestra nación y creo que está bien buscar a alguien de fuera de la clase política que ha estado en Washington demasiado tiempo".

Además de su posible buena memoria y resentimiento con el país, hay otro factor de la plataforma electoral de Fiorina que puede complicar a la Argentina si llega a la Casa Blanca: su visión geopolítica. En su lanzamiento, la ejecutiva enfatizó que pondrá cuidado especial con los nuevos socios comerciales de la nación: Rusia y China.

Para la precandidata, EE.UU en Rusia debería reconstruir la Sexta Flota de Estados Unidos, que opera en Europa, y debería proveer armas a Ucrania. Respecto al Gigante Oriental, afirmó que China es una "creciente preocupación" desde que se negó a cumplir con los compromisos de la Organización Mundial de Comercio en temas como propiedad intelectual y por su comportamiento en el Mar del Sur de China. "Son extremadamente autoritarios en su territorio, particularmente desde el punto de vista marítimo, al igual que en el espacio aéreo. Esa es una preocupación seria", aseguró.

Perfil de una "chica dura"

En 1999 fue la primera mujer en tomar las riendas de la compañía Hewlett-Packard (HP). Un año antes, cuando dirigía la mayor división del gigante de las telecomunicaciones Lucent, la revista Fortune colocó a Fiorina en el primer lugar de su lista de las mujeres de negocios más poderosas de Estados Unidos.

De acuerdo con su biografía oficial, HP creció hasta convertirse en la undécima mayor compañía de Estados Unidos bajo su liderazgo.

En 2008, Fiorina fue asesora económica de la campaña presidencial del republicano John McCain, y en 2014 puso en marcha un proyecto para tratar de dirigir a más mujeres hacia el voto conservador.

Fiorina es, precisamente, una de las voces más críticas hacia la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, la otra mujer presente en la contienda presidencial, aunque por el bando demócrata.