Daniel Rebagliati, el empresario que estuvo secuestrado ocho días y que fue liberado el miércoles en Almirante Brown tras el pago de un rescate, declaró el jueves en la fiscalía que lleva adelante la investigación durante diez horas.

"Realmente viví un infierno, ahora quiero volver a mi vida normal y compartir con mi familia", dijo a la salida de la fiscalía Rebagliati, y aclaró que no puede hablar de la causa.

El empresario de 53 años contó que "físicamente est ábien" pero "emocionalmente muy mal", aunque sus captores lo "trataron bien".

En diálogo con la prensa al salir de la fiscalía, desmintió que durante los días de cautiverio haya estado dentro de un ataúd, como había trascendido y dijo que espera que el caso se resuelva pronto "para dejarle algo a mis hijos y no sentir que no hice nada en mi vida".

No obstante, fuentes de la investigación dijeron al diario La Nación que el empresario relató que los secuestradores lo picanearon en reiteradas oportunidades, lo sometieron a un simulacro de fusilamiento y a torturas psicológicas. 

Fue interceptado el 27 de abril pasado cuando conducía la camioneta Ford Ranger de su empresa. Según relató en la fiscalía, fue encerrado por dos vehículos: uno lo cruzó y el segundo automóvil le cortó la posibilidad de huir marcha atrás. Se bajaron cuatro delincuentes armados con ametralladoras, lo sacaron de la camioneta y lo obligaron a abordar uno de los dos autos, indicó el diario La Nación.

Lo mantuvieron secuestrado durante ocho días. Además, habría contado que en el momento en el que los delincuentes lo hacían hablar con su familia para dar la prueba de vida, lo sacaban del lugar de cautiverio y lo paseaban en auto.

Según relevó la agencia Noticias Argentinas (NA), Rebagliati contó ante el fiscal Starc que nunca vio a nadie, que al principio estuvo encadenado, que todos los días estuvo encapuchado y que sólo fue amenazado con lo que él creía era un arma cuando las negociaciones no avanzaban.

El empresario fue liberado este miércoles en Almirante Brown, luego de que su familia, tras recibir tres pruebas de vida, pagara un rescate de más de 1,5 millones de pesos. 

La víctima es hijo de Jorge Luis Rebagliati, dueño de la empresa Cintra, dedicada a la seguridad ambiental y actualmente a cargo de la extracción de residuos del espejo de agua del Riachuelo. "En este caso, aparentemente, los delincuentes tenían un dato equivocado que indicaba que la empresa que pertenece a la familia Rebagliati había recibido una importante suma de dinero como pago por una obra. Esa información errónea llevó a los malvivientes a pedir semejante cantidad de dinero. En la empresa no tenían esa suma", explicó una calificada fuente policial a La Nación.

La investigación se centró en una banda que estaría integrada por policías, ex uniformados y ex miembros del grupo guerrillero peruano Sendero Luminoso, que sería la responsable del secuestro de Rebagliati. 

El empresario habría escuchado durante su cautiverio un acento peruano, según pudo saber La Nación. A eso hay que sumar las tácticas usadas por la banda: hicieron tareas de inteligencia y habrían tenido la colaboración de un entregador que aportó información sobre el recorrido que hacía Rebagliati para ir desde su casa, en el barrio porteño de Villa Devoto, hasta la sede de la empresa, en la localidad de Martín Coronado.

Los investigadores que siguen esta hipótesis descubrieron elementos en común en hechos similares ocurridos en el último año. En uno de esos casos habrían participado dos sospechosos de nacionalidad peruana que integraron las filas de Sendero Luminoso y que se instalaron en el país para dedicarse al narcotráfico y a los secuestros.

También sospechan que la banda que secuestró a Rebagliati podría ser la misma que secuestró a otro empresario en La Matanza hace unos meses.

El fiscal ordenó una serie de entrecruzamientos de llamadas con los números de celulares usados en una serie de secuestros ocurridos en los últimos doce meses. Además, la voz de uno de los negociadores fue grabada por los funcionarios de la Dirección de Observaciones Judiciales de la flamante Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y será comparada con los registros de otros hechos ocurrido durante el último año.