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Con este resultado su población se niega a aceptar el acuerdo con los acreedores y Tsipras volverá a negociar con los países de la UE
06/07/2015 - 17:49hs

La mayoría de la población griega se pronunció en contra de la propuesta de acuerdo de los acreedores de ese país. Según surge de los datos oficiales, se registró un aplastante 61,5% a favor del "no" y un 38,5% a favor del "sí". De hecho, se dice que Grecia ya pidió una vez más medidas que aseguren liquidez de emergencia al Banco Central Europeo.

Los griegos que se manifestaban a favor del "sí" dicen que la oferta recibida por Grecia es dura, pero la alternativa, el colapso de los bancos y la vuelta a la antigua moneda, el dracma, sería mucho peor.

Los partidarios del "no" dicen que Grecia no se puede permitir más austeridad, que dejó a uno de cada cuatro griegos sin trabajo.

¿Qué pasará de ahora en más?En primer lugar, Grecia enfrenta una situación más complicada tras decir "no". Yanis Varoufakis, el renunciante miinistro de finanzas, aseguró que "el no es un sí a la Europa democrática" y que "esto de trata de pedir más reformas y menos recortes".

Se espera que los líderes de Francia y Alemania, Hollande y Merkel, se reúnan en París mañana para decidir los pasos a seguir. Luego se supo a través del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Por lo pronto, el ministro de Economía alemán Sigmar Gabriel, sostuvo tras conocerse los resultados que "Grecia derribó los puentes con el resto de Europa".

Grecia, ya en situación de mora frente al Fondo Monetario Internacional (FMI) y ahora necesita además más de 6.800 millones de euros para distintos vencimientos en julio. Según los analistas, el vencimiento clave es el del día 20. Allí deberán pagar al Banco Central Europeo 3.620 millones de euros, lo cual parece difícil que puedan hacer sin acuerdo con los socios europeos.

Al no poder enfrentar estos pagos, el BCE puede (de hecho está obligado por ley) cortar la financiación del sistema griego, lo cual marcaría un colapso automático de su economía. En el caso de que Grecia salga del euro para pasar a su moneda -el Dracma- se estima que esta tendría un 70% menos del valor de cotización de la divisa común europea.

Lo que sí queda claro, es que mientras los ministros del Eurogrupo se dan por enterados de la medida adoptada en Grecia, es que el país ahora corre contra el tiempo: deberá pedir soluciones a los prestadores de crédito antes de que el sistema económico colapse y pueda complicar más a la región.

No son pocos los que advierten de la inminencia de una calamidad económica todavía mayor para Grecia en los próximos meses si tiene que salir desordenadamente de la moneda europea como resultado de las acciones de su gobierno.

Otros dicen que sacudirse del peso de la deuda es el primer paso a la redención económica del país. Pero lo que pocos dudan es que el equilibrio político europeo cambió en estos seis meses por cuenta de Grecia.

La victoria electoral de la coalición Syriza del primer ministro Alexis Tsipras en enero pasado puso al mando a uno de los movimientos más heterodoxos que haya llegado al poder en un país europeo después de la Segunda Guerra Mundial.

Ya no es impensable que un país miembro de la Eurozona considere salirse de ella. Y si escoge retirarse de la moneda común, muchos advierten que podría tener que apartarse de la Unión Europea.

Lo que a su vez, podría ser el factor desencadente de movimientos parecidos en Portugal o incluso España, mucho más cerca al corazón económico de Europa. 

"En mis años como editor político entre 2005 y 2009, hubo mucho debate sobre el futuro de la UE, pero nunca tomé seriamente la idea de que un día podría dejar de existir. Hoy ya no suena tan descabellado", aseguraba hace unos días Mark Mardell, de la BBC.

Lo cierto es que Grecia parece estar contemplando un futuro económico en donde podría tomar distancia de la creación suprema de la integración continental, el euro.

Mientras que al mismo tiempo, los países acreedores europeos, con Alemania a la cabeza, parecen estar inclinándose a concluir que la solidaridad que pudieran sentir hacia los griegos no es suficiente para ofrecerles más alivio económico.

La idea de una Europa unida parece estar debilitándose. Las reverberaciones del colapso en Grecia, un país con 11 millones de habitantes que constituyen apenas el 2% de la población total de la Unión Europea, tienen un impacto sobre las instituciones de ese continente.

Si Alemania mantiene su posición dura y bloquea nuevos auxilios monetarios, Grecia parece estar encaminada a declarar un gigantesco default de su deuda en las próximas semanas.

Muchos advierten que la consecuencia inevitable será un traumático regreso a la antigua moneda nacional griega, el dracma.

Pero, ¿y si los demás europeos flaquean primero en este pulso de voluntades entre deudores y acreedores?

Eso parecían inferir algunos con las declaraciones del canciller italiano Paulo Gentiloni, quien tuiteó diciendo que "ahora es el momento para empezar a buscar de nuevo un acuerdo". Sobre todo, falta ver qué posición tomará Alemania, el principal acreedor.

El vicecanciller alemán Sigmar Gabriel dijo que "es difícil imaginar" nuevas negociaciones con Grecia. Pero también es cierto, que hace seis meses habría tomado mucha imaginación anticipar que las cosas en Europa llegarían al punto que alcanzaron este domingo.

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