El balotaje porteño entre el candidato a jefe de gobierno del PRO, Horacio Rodríguez Larreta, y el de ECO, Martín Lousteau, dejó en un dilema incómodo al kirchnerismo de la Ciudad.

El lunes a la noche, Mariano Recalde, el postulante que quedó afuera de la segunda vuelta, se reunió con la cúpula de su agrupación, La Cámpora, y con la propia presidenta Cristina Kirchner en la Quinta de Olivos para discutir cuál será su nueva estrategia ante este escenario, según informó el diario La Nación.

La decisión es simple: no apoyar a ninguno de los dos postulantes que pelearán el 19 de julio por suceder a Mauricio Macri. Tampoco se llamará a votar en blanco. Ese sufragio favorece a quien detenta la mayoría y en el Frente para la Victoria descuentan que el PRO ganará los comicios. Es decir, votar en blanco significa agrandar el porcentaje de triunfo a quien se quede con la elección. Por eso, prefieren la neutralidad.

Lo que quedó claro es que seguirán atacando a ambos candidatos e intentando mostrar que se trata, en realidad, de dos hombres del mismo espacio político que compiten en la Ciudad mientras a nivel nacional son una alianza que impulsa hacia la Casa Rosada a Macri, al radical Ernesto Sanz y a la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió.

Esta idea ya fue adelantada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, al día siguiente de los comicios. En diálogo con Radio América, el funcionario criticó a Lousteau, dijo que "fue un desastre" como titular del Palacio de Hacienda, le remarcó el "error técnico" de la resolución 125 que generó la crisis del gobierno de Cristina Kirchner con el campo y recordó que el candidato de ECO había pasado por el Grupo Sophia, el think tank que responde a Larreta. "Ahora se enfrenta a su viejo maestro, parece La Guerra de las Galaxias", comparó irónico.

Por su parte, el compañero de fórmula de Recalde, el radical Leandro Santoro, adelantó su posición. "Yo a Rodríguez Larreta no lo voy a votar. A Martín Lousteau no sé", avisó en una entrevista con Radio del Plata. Luego aclaró que es su postura personal y nada tiene que ver con el espacio kirchnerista al que pertenece.

Sin embargo, ese es el punto que aún queda por definir y para lo cual este martes y el miércoles se esperan varias reuniones del FpV: cómo se va a comunicar la postura K, la letra chica del relato oficial para que nada quede librado al azar.