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"No hay bases para que yo caiga. Y que lo intenten. Si hay algo de lo que no tengo miedo es de eso", dijo la presidenta de Brasil, en una entrevista
07/07/2015 - 17:00hs

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, con su popularidad en caída y en una compleja situación política, desestimó la posibilidad de ser destituida y aseguró que sectores de la oposición que quieren su salida "son un tanto golpistas".

"Yo no voy a caer. No, no voy. Esto aquí es cosa fácil, es lucha política. Las personas caen cuando están dispuestas a caer y yo no lo estoy", dijo la mandataria en una entrevista publicada este martes por el diario Folha de Sao Paulo.

"No hay bases para que yo caiga. Y que lo intenten. Si hay algo de lo que no tengo miedo es de eso", añadió la presidenta, una exguerrillera izquierdista que estuvo presa y fue torturada durante la dictadura militar (1964-85).

Y en ese marco, prosiguió: "El otro día publicaron que habría intentado suicidarme, que estaba traumadísima. No apuesten a eso". A lo que agregó: "Si no quise suicidarme cuando querían matarme, ¿por qué habría de hacerlo ahora?".

Rousseff fue reelegida en octubre pasado con una muy estrecha ventaja sobre su contrincante, el opositor Aecio Neves, cuyo Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) planteó la posibilidad de que Rousseff salga del poder antes de terminar su mandato de cuatro años pero sin especificar claramente cómo.

"Hoy gran parte de Brasil espera nuestra posición", anunció el domingo Aecio Neves tras ser reelegido presidente de la sigla. Sectores del PSDB habían planteado la posibilidad de un impeachment (juicio político) pero no fue una posición un nime y terminó perdiendo fuerza.

Otros sectores de la oposición también quieren la salida del poder de Rousseff en medio de un agitado clima político. A inicios de este año grandes manifestaciones callejeras pedían la salida del poder de Rousseff.

La aprobación de la presidenta se desplomó hasta el 9% y marcó su nivel más bajo desde que asumió su primer mandato el 1 de enero de 2011, según una reciente encuesta.

A sólo seis meses de iniciar su segundo gobierno, Rousseff aparece asediada por las revelaciones del escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, que golpeó de lleno a su Partido de los Trabajadores (PT) y merodea al Poder Ejecutivo, en momentos en que la economía está estancada y la inflación y el desempleo crecen en la séptima economía del mundo.

Según opositores, Rousseff también tiene responsabilidad en el caso de corrupción de Petrobras, ya que fue presidenta de su directorio entre 2003 y 2010, cuando ocurrieron los presuntos hechos.

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