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La experiencia previa no es garantía para decidir mejor. Cuál es el valor de las definiciones no programadas o tácticas, y el papel de las emociones
17/07/2015 - 17:40hs

Si las decisiones, son tomadas por nosotros nos abrirán o no posibilidades, pero tendremos el poder de elegir nuestro destino.

En cambio si alguien o algo lo hace por nosotros podemos ser víctimas de algún resultado que nos cierre posibilidades y de esta forma estar expuestos a circunstancias adversas en nuestras vidas.

Si tomamos decidimos poniendo nuestro poder en el afuera, también corremos el riesgo de no obtener los resultados que necesitamos. Es decir, no es suficiente que la respuesta salga de nuestros labios, sino que es necesario que tanto nuestra emocionalidad como nuestro compromiso estén siendo distinguidos por nosotros de manera de hacernos responsables por la elección.

Aunque pueda parecer contradictorio, la experiencia previa, vivida, no es garantía de una mejor toma de decisiones no esperadas o estratégicas. En cambio, son bienvenidas en las programadas o tácticas, ya que las mismas son respuestas que han sido probadas.

Estas últimas, si bien podrían ser mejoradas desafiándolas, son beneficiosas desde el aspecto de la funcionalidad, ya que nos aportan la tranquilidad de que van a funcionar.

En cambio en las decisiones no programadas suelen incrementar un riesgo, y agregarnos angustia si es que no funcionó en el pasado, o una falsa seguridad si fue exitoso el resultado que obtuvimos.

Proceso de toma de decisionesSe pueden utilizar ciertos procesos cognitivos en la toma de decisiones como:

1.Observación: Identificar el problema y distinguir lo que está ocurriendo. Estar presente y hacernos responsables, si algo me afecta y soy parte del problema. Puedo ser parte de la solución comprendiendo los riesgos. Obtener toda la información posible.

2.Comparación: Todo proceso que hayamos vivido y tenga similitud con la situación actual puede aportarnos datos de sumo valor para decidir.

3.Valoración: Saber quiénes somos y clarificar valores. La integridad que nos dan nuestros valores pueden ser los únicos límites que aporten una salida para tomar decisiones que nos abran posibilidades.

4.Organización: Analizar todas las variables y decisiones nos permitirá conocer porque las cosas mejoraron o empeoraron, caso contrario no podremos determinar cual fue la decisión que provoco tal resultado.

5.Clasificación: Categorizar en un ordenamiento sistemático sobre lo que nos provoca tomar una decisión nos permitirá particionar la amenaza, y de este modo, aplicar decisiones de menor dimensión en pos de una mayor, que resulte más beneficiosa que una única y general.

6.Evaluación: Analizar lo estudiado anteriormente para arribar a las conclusiones y elegir la mejor alternativa, definiendo el objetivo o propósito buscado después de evaluar todas las posibilidades.

7.Resolución: Una vez analizados los anteriores procesos estaremos en mejores condiciones de aplicar la toma de decisiones y esperar los resultados.

8.Feedback: El proceso consiste en compartir observaciones, preocupaciones y sugerencias. En lo organizacional resulta útil para mejorar el funcionamiento de cualquier grupo formado por seres humanos. Para que la mejora continua sea posible, la realimentación tiene que ser fundamentada y debería funcionar, desde lo jerárquico, en ambos sentidos.

Liderazgo

El liderazgo de las personas suele provocar mejoras en los resultados. Pero existe un concepto de pérdida de oportunidad que impulsa a ciertos liderazgos a tomar decisiones para aumentar positivamente ese rendimiento, más allá de que este sea aceptablemente bueno.

A partir de este pensamiento, este estilo propulsa decisiones en pos de incrementar la eficacia y la ganancia en las actividades que coordinen.

Las decisiones que se toman para resolver problemas, pueden surgir de distintas emocionalidades, como el miedo, el rencor, la angustia, etc.

Pero si estamos siendo lideres la toma de decisiones, las haremos desde una o varias emociones que nos abran posibilidades -por ejemplo el optimismo, la confianza- y de esta manera apostar a obtener los mejores resultados.

Si bien no existe la posibilidad de ser efectivos en un ciento por ciento, podemos ser mejores cuando decidimos bajo emociones positivas

La clave es distinguir nuestras propias emocionalidades para resolver cuando tomar decisiones, ya que contextos como el miedo o la angustia no nos aportan una buena plataforma para generar soluciones.

Un líder por lo general contempla el hecho que las decisiones que toma hoy repercuten en el futuro, y por lo tanto concreta sus decisiones para que el futuro problemático no lo alcance hoy.