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Los inconvenientes menores que no se solucionan a tiempo inciden en el matrimonio cuando la convivencia alcanza la década o sus miembros pasan los 40 años
03/08/2015 - 13:25hs

La universidad australiana de Melbourne realizó una investigación que busca identificar el por qué de las separaciones de las parejas de sexos opuestos del siglo XXI occidental.

Luego de entrevistar a unos 30.900 hombres y unas 30.900 mujeres, los investigadores concluyeron que las razones mayores radican en causas estructurales, exteriores, pero que estas se degradan en cuestiones menores, fastidiosa e irritantemente cotidianas.

Que uno fume y otro no, que uno -sobre todo una- sea mayor que el otro, que se marquen las diferencias de educación oficial, institucional, diplomada - si ella es universitaria y él "apenas" si terminó el bachillerato nocturno-.

Estadísticamente, el estudio difundido por el diario Sydney Morning Herald indica que la mayoría de los hombres que buscan separarse lo hace cuando la relación alcanza los 15 años, mientras que la mujer comienza a mostrar su hartazgo antes, a los diez. Pero en el rango de edades, las diferencias se invierten cuando él está entre los 40 y 49 años, mientras que en ella cuando está entre los 50 y los 59 años. En esas franjas críticas, el peligro de ruptura electriza el aire: es ahí cuando muchos o muchas se van de casa porque ella fuma, o al revés.

No es que el estudio haya prescindido de las razones que en países menos ricos, como comparativamente los de Sudamérica, son más determinantes para el fin de una pareja. Como la violencia física, de género o no, o una salud mental muy frágil de uno de los cónyuges: en este caso, resulta más peligroso para las parejas cuando es el hombre que se quiebra mentalmente, y no la mujer.

El estudio reveló también que las causas que se consideran menores o superficiales son igual de decisivas a la hora de medir la (in)felicidad de una pareja. "Los riesgos de divorcio aumentan luego del nacimiento de un hijo, o cuando la mujer es más grande (en edad desde luego) que el hombre.

Otra sorpresa: los hombres están más contentos cuando su mujer "no trabaja", concluye el estudio.

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