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Pelo y Durán Barba: el gran duelo entre el corazón liberal del PRO y el estatismo por conveniencia del gurú

Pelo y Durán Barba: el gran duelo será entre el corazón liberal del PRO y el estatismo por conveniencia del gurú
06/08/2015 - 14:09hs
Pelo y Durán Barba: el gran duelo entre el corazón liberal del PRO y el estatismo por conveniencia del gurú

Este domingo el PRO juega una interna invisible

Si bien habrá una sola candidatura presidencial, la de Mauricio Macri, se terminará de definir una fuerte disputa interna entre dos facciones irreconciliables: la de los defensores y detractores de Jaime Durán Barba.

Al "gurú" ecuatoriano -a esta altura, ya un personaje legendario de la política argentina- se le atribuyen varios pasos en falso del líder PRO, desde el estilo de comunicación "light" hasta el culto al "purismo" del partido y la negativa a aliarse con Massa.

Pero, sobre todo, se presume que es él quien estuvo detrás de la arriesgada jugada comunicacional en la noche de la victoria agridulce en Capital.

El giro discursivo a través del cual Macri intentó ahuyentar los fantasmas que los señalaban como el candidato del ajuste -al tiempo que rescataba la posibilidad de hacer un "estatismo bueno"- terminó transformándose en el gran tema de debate.Para algunos, una jugada muy astuta que tenía por objeto disputar el segmento de los indecisos. Para otros, casi un suicidio político que le daría a sus adversarios la posibilidad en bandeja para marcar contradicciones.

En definitiva, el veredicto final lo dará el resultado electoral del domingo, dado que el sentido último de la estrategia PRO consiste en disputarle votos a Daniel Scioli en su propia "cancha".Hay quienes apuntan que Macri perdió, al menos desde el punto de vista cultural, ya que no tuvo más remedio que hacer concesiones al "relato" de la década kirchnerista.

De hecho, su principal preocupación fue tomar distancia de las políticas de los '90 y de cualquier noción de regreso al privatismo."Extraño país, en el que ya nadie es de derecha. Hoy hasta los empresarios impugnan el neoliberalismo. No se habla en público de "libre mercado", ni de privatizaciones, ni de clima de negocios", observa el analista Jorge Asís.

Y agrega que, en la Argentina, el espacio ideológico de la derecha tuvo una derrota "semántica, ideológica y, sobre todo, cultural".

Por otra parte, Macri ha recibido críticas más propiamente políticas, como la de Roberto Lavagna, quien afirma que con su "cristinización" terminó beneficiando a Scioli.

Por supuesto que, mientras mira encuestas junto con Durán Barba, el líder del PRO debe prestar poca atención a estas críticas: su gran obsesión es romper ese "techo" que muchos politólogos afirmaban que se había cristalizado y que le impediría desafiar al actual gobernador bonaerense.Desde ese punto de vista, asoma una justificación. Los últimos números muestran una leve mejora, al punto que algunas de las encuestas marcan que entre Scioli y la coalición Cambiemos hay una diferencia que se ha acortado hasta la zona de los cinco puntos, un escenario en el cual el macrismo se siente competitivo.

Los analistas han visto allí una estrategia acertada.

"Es normal que cuando se va acercando la elección un candidato de centroizquierda pegue un giro hacia el centro. Y si es de centroderecha haga lo mismo. Habitualmente el votante indeciso está más sobre el centro que en los extremos. Entonces, moderar el discurso es una estrategia razonable", justificó Rosendo Fraga.

En tanto, Sergio Berensztein, si bien admite que pudo haberse generado situaciones de confusión entre los militantes del PRO o frente a los seguidores más ideologizados de Macri, cree que no habrá pagará un alto costo en términos de votos.

"Lo que está haciendo desde el punto de vista conceptual es apropiado. En este sentido, apuntala a lo que se llama habitualmente el votante medio. Y no es algo intrínseco de la campaña del PRO, de hecho Scioli mismo trata de seducir a los votantes de clase media", apunta el politólogo.

Justificando el giro

Está claro que la jugada no está exenta de riesgos.

Prueba de ello es que la confusión generada por el cambio de discurso obligó a que desde el PRO tuvieran que elaborar de apuro una estrategia de comunicación. Incluyó hasta incluyó un manual de instrucciones para los desorientados militantes y mandos medios del partido.

"Su concepción siempre ha sido la de un rol muy activo. Y los ocho años de Gobierno lo han demostrado. El kirchnerismo ha tratado de trazar una caricatura de ‘qué es Macri'. El problema es que esa caricatura no es la real y entonces se van a quedar peleando con algo que no existe", dice el manual elaborado por Durán Barba.

Esto incluye el espinoso punto de por qué ahora Macri quiere mantener bajo la órbita estatal una aerolínea que le cuesta al país un millón de dólares por día.

"Es cierto que hace seis años planteó que la privatizaría, pero no en función de una definición ideológica privatista-estatista, sino de lo que en ese momento creía que era la mejor solución para ese tema, que era que la gente viaje mejor en la Argentina. Nosotros siempre hemos dicho que no tenemos agenda ideológica. Nosotros aprendemos", dice el manual.

El giro macrista no resultó fácil de digerir. De hecho, en los medios de comunicación que tradicionalmente han simpatizado con las posturas conservadoras de Macri, hubo airadas críticas, con el típico tono de quien se siente traicionado.

En el Grupo Clarín, por ejemplo, le recordaron que años atrás había prometido reprivatizar la deficitaria Aerolíneas Argentinas.

En un intento de explicación, Hernán Iglesias, director de estrategia la fundación Pensar, vinculada con el PRO, planteó que el propósito del líder PRO es ubicarse por encima del debate privatismo-estatismo, al que califica como ya superado y pasado de moda en el mundo.

"Para Macri sería una victoria intelectual muy satisfactoria transformar a Aerolíneas en una empresa sostenible y pujante manteniéndola estatal", argumenta Iglesias.

Y completa : "Refutaría así la tesis y la práctica kirchnerista de que Aerolíneas pierde los millones que pierde no por la incompetencia o miopía de sus directivos sino por su misión social".

La necesidad tiene cara de estatismo

Lo cierto es que, por más justificaciones que desarrollen Macri y sus asesores, lo que todo el mundo percibe es que el discurso neoestatista del PRO ha sido adoptado más por necesidad que por deseo. Y no sin cierta cuota de desagrado.

Los encuestadores han hecho su diagnóstico: se rindió ante la evidencia de que Argentina es un país estatista. A fin de cuentas, como dice el propio manual del PRO, dos de cada tres familias reciben algún ingreso proveniente del Estado.

Además, cualquier propuesta de cambio, en ese entorno, es vista con desconfianza.

Las encuestas son contundentes: casi el 40% de los argentinos quiere que el próximo Gobierno "cambie unas pocas cosas y mantenga la mayoría", frente al 25% que prefiere que "cambie la mayoría de las cosas y mantenga algunas pocas".

Cuando se pregunta a qué candidato se asocia a la continuidad con mejoras, la respuesta es Daniel Scioli. En contraste, Macri representa la opción de "cambio puro", que sólo es promovida por el 19% del electorado.

En un partido como el PRO, donde los cuadros provienen del ámbito empresarial privado, y donde resulta muy frecuente la toma de decisiones sobre la base de focus groups y estudios de mercado, la conclusión resultó obvia. Había que ajustar el discurso.

Una estrategia bien "sciolista"

Lo curioso es que, a la hora de hacer ese ajuste, nadie daba un mejor ejemplo que el candidato kirchnerista.

Y es que Daniel Scioli se ha erigido en la expresión por excelencia del político capaz de acomodar el discurso al público de turno.Estatista a veces, liberal otras, conciliador por momentos, agresivo cuando hace falta, se las ha ingeniado para mantener un difícil equilibrio entre la retórica revolucionaria de "La Cámpora" y el discurso tradicional del peronismo del interior, preocupado por el deterioro de la economía.Copiando esa actitud en el sentido inverso, la estrategia de Macri se pareció más a una "sciolización" que a una "kirchnerización".

"La verdad es que no sólo Macri cambió de discurso sino que Scioli también lo hizo. Hay una parte normal del desarrollo de la campaña política en la cual los políticos van ajustando lo que van diciendo en función del movimiento de sus competidores y de la preferencia del electorado", observa Alejandro Corbacho, docente de ciencias políticas de la Ucema.

Arriesga que la jugada podría salirle bien al líder del PRO, "porque mostró que tiene flexibilidad y que no es un neoliberal ortodoxo como lo quieren pintar".

Pero, sobre todo, lo que encuentra como argumento central es que el electorado que ya lo ha votado hasta ahora tiene ciertas características de "cautivo": no va a abandonarlo por el giro discursivo, lo que le permite ir por quienes no lo hacen. 

Y -un efecto subestimado pero que puede revestir importancia- las críticas que le hicieron a Macri desde el kirchnerismo lo situaron en el centro de la escena

A fin de cuentas, lo que hizo crecer su candidatura fue la polarización que, por "mutua conveniencia", hicieron el macrismo y el kirchnerismo.

Pero claro, las estrategias electorales, igual que los pingos, se ven en la pista. Si Macri logra un resultado positivo, con poca diferencia respecto de Scioli, el "gurú" Durán Barba habrá dejado de ser el villano extravagante para pasar a ser el cerebro más cotizado de la política argentina.

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