iProfesional

El incremento anunciado por la Presidenta en plena veda electoral, apenas compenzará parcialmente la inflación pasada                
06/08/2015 - 10:00hs

El anunciado aumento de los haberes jubilatorios, que comenzará a regir el mes que viene, permitirá la momentánea recomposición del poder de compra de la clase pasiva, pero no podrá evitar el castigo que a diario sufren los bolsillos de los jubilados y pensionados.

La alta inflación hizo que el salario real de los beneficiarios dibuje una especie de serrucho: permiten recuperar poder de compra el mes del anuncio, o a lo sumo un mes más; pero después su capacidad adquisitiva cae rápidamente por debajo incluso de los años previos.

Es decir, lo que Cristina Kirchner anuncia por cadena nacional, cada seis meses, tiene un efecto positivo durante algunas semanas para -indefectiblemente- deteriorarse al poco tiempo.

Un estudio realizado por la consultora Abeceb.com, dirigida por el economista Dante Sica, es revelador al respecto. Da cuenta de que, hacia finales de julio, el poder de compra de la jubilación mínima estaría en torno al 13% por debajo respecto de marzo pasado, cuando se concretó el último incremento.

Sin contar el deterioro del haber real del mes en curso podría concluirse que, el retoque que se hará en septiembre, anunciado por Cristina, permitirá apenas recomponer lo perdido a lo largo del semestre en el que las jubilaciones se mantuvieron sin cambios frente a una inflación en ascenso.

Esta misma secuencia es la que se verificó en los últimos años, con las jubilaciones y pensiones corriendo por detrás de la inflación. Por decirlo de otra manera, los aumentos anunciados no hicieron más que recomponer la inflación pasada.

Este no fue el único anuncio oficial que, al confrontarse con la realidad, su impacto queda relativizado.

Ocurrió con el que mencionó el monto del haber jubilatorio mínimo en término de dólares. Cristina Kirchner comentó que de los 67 dólares que se cobraba en 2003 se pasaron a los 217 dólares de 2009 y de ahí a los 470 dólares actuales. La Presidenta hizo el cálculo en base al tipo de cambio oficial, de $9,20, que quedó rezagado respecto de la media de los últimos años. Si se hiciera la cuenta con la cotización del dólar informal, el ingreso mínimo de los jubilados sería de 293 dólares y no de 470.

De todas formas, y continuando la misma lógica que el Gobierno tuvo en los últimos años, de poco vale realizar comparaciones en función del dólar porque da lugar a estas desviaciones: lo que vale es la comparación con el poder de compra de los haberes.

En ese sentido, la jubilación mínima y las pensiones quedaron lejos de cubrir la canasta básica de los adultos-mayores que elabora la Defensoría de la Tercera Edad y que a mayo pasado ascendía a 7.608 pesos.

Otra distorsión: cuando la Presidenta dijo que el índice por el que se actualizan semestralmente las jubilaciones y pensiones subió más que el índice aplicado en el caso Badaro (de la Corte Suprema de Justicia) obvió mencionar que en ese indicador se toma en cuenta la inflación del INDEC, que da aproximadamente la mitad de la inflación real, a la cual se actualizan, en promedio, los salarios en blanco, que son los que se tienen en cuenta para ajustar las jubilaciones.

Por último, resulta interesante destacar el deterioro que en los últimos meses ha tenido el Fondo de la Anses. Producto de las distintas "inversiones" (como por ejemplo las transferencias al Tesoro nacional para cubrir el déficit fiscal), el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, que a fin de 2009 permitía cubrir el equivalente a 16 meses de jubilaciones, ahora alcanza para 11 meses, de acuerdo a los cálculos de la IERAL, de la Fundación Mediterránea.

Temas relacionados