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El tributo más polémico es, también, el que más ayuda a solventar el gasto público en un contexto de estancamiento. Ya es 24% de la "torta" recaudatoria 
19/08/2015 - 10:01hs

El Impuesto a las Ganancias no deja de sorprender. Con los indicadores económicos en baja, la recaudación del tributo no detiene su marcha y, más bien al contrario, va camino a posicionarse como el que más aporta a las arcas del Estado.

Basta mirar lo que sucedió en julio para comprobarlo. En el séptimo mes mostró un crecimiento del 51% respecto al mismo período del 2014 y, si se tiene en cuenta exclusivamente la porción impositiva (es decir, sin considerar los ingresos que provienen del comercio exterior), ese guarismo se eleva al 54 por ciento.

Si se tiene en cuenta el acumulado de los primeros siete meses del año, se ubica en una cifra cercana a los $205 millones, lo que representa un 24% del total recaudado. Nada mal, si se tiene en cuenta que en los años anteriores el promedio fue del 19 por ciento.

Incluso, un reciente informe elaborado por la consultora Federico Muñoz & Asociados afirmó que el gravamen "gana peso en la torta tributaria nacional" y que "se encamina a cerrar el año en 7% del PBI". Y no sólo eso, sino que está "muy cerca de lo recaudado por el IVA, que históricamente ha sido el impuesto que aportó mayores ingresos al fisco".

Ahora bien, ¿cómo se puede explicar que Ganancias -que por regla general está asociado a la actividad económica- crezca cuando los indicadores van en baja y hasta de manera contraria a otros tributos que también son sensibles a la caída de ventas?

La respuesta a esta pregunta tiene varias aristas. En efecto, los especialistas consultados por iProfesional indicaron que existen por lo menos tres factores que explican el incremento constante del impuesto en los últimos años.Los tres pilares de GananciasTodos coinciden en que, para explicar el aumento en la recaudación de Ganancias, hay que mirar tres cosas: el pago que hacen las empresas, el aporte de los trabajadores independientes y en relación de dependencia (cuarta categoría) y las percepciones que se realizan a la hora de comprar dólares oficiales para ahorro.

Una cuestión que no puede escapar del análisis es que tanto las compañías como los empleados y autónomos se ven seriamente afectados por la inflación, aunque de diversa manera. Para las firmas, el inconveniente se genera porque tienen prohibida la indexación de los balances y esto les hace pagar el gravamen sobre rentas ficticias.

Desde el IARAF, Andrés Mir dio un ejemplo para graficar la problemática: si una empresa que tiene un stock de $100 al inicio del año, lo mantiene exactamente igual hasta fin de año y, producto de la inflación, debe revaluarlo en $130, debe abonar Ganancias por esos 30 pesos.

Es decir que aún sin tener una sola venta (y mucho menos una renta) esta compañía tendrá que afrontar el tributo. Al respecto, el economista jefe de Orlando Ferreres & Asociados Fausto Spotorno fue contundente: "Cuando no se permite el ajuste por inflación es como si le estuvieras sumando a Ganancias un impuesto sobre el capital".

Por el lado de los empleados y de los autónomos, la cosa cambia, ya que la problemática surge por la falta de actualización de los parámetros que definen quién y cuánto deben pagar por el gravamen.

Según explicaron los especialistas consultados, la clave para entender porqué estos trabajadores aumentaron el pago de Ganancias se encuentra en el hecho de que no se hayan modificado las deducciones que pueden computar y ni las escalas que determinan qué tasa deben aplicarse a cada uno.

Las estimaciones realizados por Mir muestran que, mientras en el 2013 el aporte que realizaban los dependientes era de $45.000 millones, la cifra creció a unos $75.000 millones en 2014 (que implica una suba del 66%) y alcanzará a fin de año unos $110.000 millones (es decir, un incremento del 55%).

En cuanto a los autónomos, el especialista del IARAF sostuvo que "están duramente castigados ya que la tasa efectiva promedio sobre la ganancia neta sujeta a impuesto pasó del 15% en el 2001 al 30% actual".

Las estimaciones realizadas por Mir son más que elocuentes: de aportar $36.000 millones en 2013 habrían pasado a tributar en 2014 aproximadamente $55.000 millones (aumento del 53%) y terminarán aportando aproximadamente $80.000 millones en 2015 (aumento del 45%).

A modo de resumen, Spotorno indicó que "cuando hacen ajustes en el mínimo no imponible que ni siquiera alcanzan a la inflación y no se ajusta la tabla, es como si se estuviese subiendo el Impuesto a las Ganancias todos los años".El efecto "dólar ahorro"

La venta de dólares para el ahorro por parte del Gobierno también generó un efecto positivo en la recaudación.

Esto es así porque no sólo se debe contar con la autorización de la AFIP para adquirir la moneda norteamericana, sino que también hay que pagar una percepción equivalente al 20% de la transacción.

Esta percepción -que sólo se puede evitar cuando se dejan depositadas las divisas por un año en una cuenta bancaria- es un adelanto que se puede computar en las declaraciones juradas de Ganancias o Bienes Personales.

Precisamente, la clave para entender porqué este concepto ganó un lugar importante la explicó Spotorno: la percepción se computa en un solo mes del año, que es cuando se presentan liquidaciones del impuesto.

Es decir, que si bien en un mes el Gobierno pierde de recaudar por este concepto, hay once meses en los que "gana".

No se puede pasar de largo un dato importante: recién en septiembre del año pasado empezó a crecer fuertemente la venta de dólares, por lo que en las declaraciones juradas presentadas en mayo pasado no hubo mucho para computar.

De cualquier modo, queda claro que el cobro de este pago a cuenta de futuros impuestos permite engrosar el monto que el fisco nacional recauda todos los meses. Por caso, haciendo un cálculo rápido, se puede concluir que sólo en julio pasado, la AFIP obtuvo unos $1.200 millones. Cómo habría que modificar GananciasA la hora de buscar una alternativa para modificar el impuesto, los especialistas coincidieron en la necesidad de realizar una reforma integral que incluya la solución a los problemas actuales.

Al respecto, Spotorno propuso, en primer lugar, eliminar los parches introducidos en los últimos años ya que no resuelven el fondo de la cuestión. Además, sugirió establecer un sistema marginal a través del cual, por ejemplo, no se pague el tributo por los primeros $10.000 de ingresos, por los segundos se aplique una tasa y por los siguientes otras mayores. "Lo clave es hacerlo marginal", resaltó.

Por último, también planteó que los magistrados también abonen el gravamen. "No puede ser que los jueces no paguen", resaltó. En cuanto a las personas jurídicas, recordó que "no permitir el ajuste por inflación es gravar directamente el capital de la compañía".

prohibición de indexar como la causante de que se infle "artificialmente la base imponible del Impuesto a las Ganancias".

En este sentido fue categórico: "La Argentina muy difícilmente pueda volver a crecer si no hay ajuste por inflación. El tema de que no haya ajuste por inflación tiene un efecto acumulativo. El sistema tributario no puede vivir más sin ajuste por inflación".

Por este motivo, indicó que este tema "tiene que estar adelante en la agenda" del próximo presidente, así como también deben estar presenten la suba en los parámetros del Monotributo, el ajuste de las deducciones que pueden computar en Ganancias los empleados y autónomo y el incremento del mínimo de Bienes Personales.

Por el contrario, el economista Jorge Todesca se autodefinió "enemigo de la indexación de la economía" y aseguró que lo más importante es "controlar la inflación". No obstante, coincidió con la necesidad de ajustar el mínimo no imponible para los trabajadores.

A la hora de arriesgar una cifra, afirmó que debería estar en torno a los 24.000 pesos. Para llegar a esa conclusión, no hizo más que tener en cuenta el avance que mostró el indicador de actividad salarial que elabora el INDEC desde el 2003 a la fecha.

Pese a la influencia que tiene el impuesto en relación al PBI, Muñoz remarcó que este eventual nuevo mínimo no le disgusta. Y agregó: "Lo primero que hay que instalar es que es un buen impuesto y que debe mantener un lugar preeminente en la estructura tributaria". No obstante, para el economista también es vital que primero se eliminen las distorsiones actuales.

Para el economista, el tributo debe ser de base amplia y progresivo. Y resaltó que sus características deberían ser "que lo pague más gente que ahora, que los que empiecen a pagar paguen poco y que la presión impositiva vaya escalando a medida que se aumentan los ingresos".

Por último, remarcó que "habría que definir un criterio razonable y actualizar por inflación de manera bastante automática; si no, se cae en la situación actual".

En definitiva, más allá del "éxito" que tiene en los números Ganancias, queda claro que el próximo presidente deberá tomar cartas en el asunto para lograr que el aumento en la recaudación del impuesto sea producto de sus virtudes y no de sus distorsiones.